La temporada de Día de Muertos nos lleva a reflexionar alrededor del fin de nuestra existencia física que, irremediablemente, llegará algún día, y a preguntarnos si es necesario preparamos para ese momento. Para tradiciones como el Budismo, el Hinduismo e incluso el propio Catolicismo, y desde luego para el Yoga, la respuesta es sí, y una de las maneras más fáciles para hacerlo es a través de técnicas que trabajan con el sueño o de prácticas como Savasana, la conocida postura del Muerto.
De entrada, la neurociencia en tiempos recientes, observando el comportamiento de las ondas cerebrales, ha logrado comprobar que existen patrones iguales en el proceso de dormir y en el de morir, cuestión que los sabios de la antigüedad ya sabían y proponían en diversos textos sagrados. En la Universidad de Louisville en Kentucky, el neurocirujano Ajmal Zemmal logró demostrarlo al registrar lo que pasa 30 segundos antes y 30 después de que el corazón deja de latir.
Al respecto, el portal tulkulobsang.org señala que estamos desperdiciando una oportunidad de oro al irnos a dormir sin conciencia: “No somos conscientes de las fases por las que pasa nuestra mente o de la experiencia de esos estados. Ésta es verdaderamente una oportunidad perdida, porque la forma en que nos quedamos dormidos es exactamente la forma en que moriremos. Si podemos aprender a atrapar este momento, a reconocerlo, entonces podremos navegar por la experiencia de nuestra muerte”.
Lo que sucede al momento de entrar en el proceso de sueño, es que el pensamiento conceptual se disuelve y de forma natural entramos en el estado de Luz Clara de la mente, es decir, donde todos los pensamientos desaparecen y solo queda la conciencia pura, y es aquí cuando tenemos la oportunidad para liberarnos del ciclo de muerte y renacimiento porque podemos acceder a la experiencia directa de la realidad eterna y luminosa.
Hablando de Savasana, y sus variantes, las primeras descripciones de esta postura como práctica meditativa para disolver a la mente, aparecen en el Dattatreyayogasadtra, un texto del siglo XII. Si bien es cierto que un primer nivel la postura del Cadáver tiene como objetivo relajar, restaurar e integrar los beneficios de la práctica previa, aprender a entrar en ese estado de rendición absoluta es poder entrar en contacto, aunque sea por instantes, con nuestra verdadera naturaleza y desprendernos de todo lo que no somos en realidad.