Deseos. Como cada fin de año, nos preparamos para comprometernos con los propósitos para el ciclo que está por iniciar y acercarnos a esa imagen ideal que nos gustaría alcanzar, pero que muchas veces no logramos
Lo primero que habría que entender para saber qué hay detrás de nuestros propósitos, es que el sistema patriarcal-capitalista de competencia, de acuerdo al psicólogo Antoni Bolinches, ha creado “una sociedad sociopática”, en donde siempre hay que ir por más sin importar el ámbito del que se trate: el trabajo, la pareja o lo tocante al cuerpo con el que casi nunca estamos satisfechos, lo que da por resultado individuos neurotizados y ansiosos, inmersos en una frenética y perpetua carrera.
El yoga, como ya hemos hablado en este espacio, propone un enfoque totalmente opuesto. La segunda rama o brazo del yoga, de nombre Santosha, cuyo significado es contentamiento, es la capacidad de aceptar lo que es como es, sin juicio.
Esto puede confundirse con resignación o indolencia, pero en realidad el contentamiento solo puede nacer de una profunda conexión con ese espacio interno de paz y calma que permite apreciar tanto la armonía como las limitaciones en el presente, que es lo único que existe, y entender que siempre estamos donde debemos de estar; es la búsqueda de la felicidad sin depender de factores externos.
Este estado de rendición activa y actualiza nuestras cualidades intrínsecas, por diferentes motivos bloqueadas u oscurecidas, que comenzarán a emerger en la mente consciente y remodelarán la personalidad o el entorno dándoles una dirección más armoniosa.
De esta manera, las mejores asanas que pueden promover el contentamiento son las que abren el pecho como Dhanurasana, el Arco, promoviendo el contacto con Anahata, el chakra del corazón.
Encontramos aquí la capacidad de empatizar y sentir compasión con el otro, pero antes, con nosotros mismos. Además conduce al conocimiento de la presencia divina en toda la creación, donde todo es gozo y donde todo es perfecto como es.
Las posturas que abren la cadera, como Kapotasana, la Paloma, permiten que las emociones contenidas fluyan y puedan gestionarse.
Finalmente, una cualidad fundamental que hay que cultivar, es la humildad, para saber aceptar lo que no podemos cambiar y una opción ideal para soltar y dejar ir esos sueños que nos dieron sentido muchos años, pero que hoy, ya no nos representan, es Baddha Virabhadrasana, el Guerrero humilde, que sabe soltar el control del Ego y fluir desde la estabilidad convirtiendo en aprendizaje los errores.
(Con información de sadhakaspace.org, yogalivo.com y milenio.com)