El triunfo de Donald Trump en las elecciones de los Estados Unidos, un hombre que fue encontrado culpable de 34 delitos graves en mayo pasado, no solo evidencia el fracaso del proyecto demócrata, sino que para la mayoría de los norteamericanos no es importante detenerse a considerar la “nimiedad” de la muy cuestionable ética de este personaje que dirigirá el destino de su país y del mundo, durante los próximos cuatro años.
Para la tradición yóguica, en cambio, la ética representa las raíces y el tronco del llamado Árbol del Yoga, sin los cuales no hay manera de que las asanas o posturas, o las propias técnicas de respiración o Pranayama surtan efecto, ni que ocurra el Samadhi; es decir, el objetivo último del yoga donde cuerpo, mente y alma se funden con el Espíritu Universal.
Así, las raíces son los llamados Yamas, es decir, las observancias para con el mundo que un yogui debe seguir: no violencia (ahimsa), no mentir (satya), no robar (asteya), dominio de la energía o moderación (bramacharya) y austeridad (aparigraha). Por otro lado, el tronco se constituye por los Niyamas o actitudes internas para con uno mismo: pureza (saucha), contento (santosha), autodisciplina (tapas), autoestudio (swadyaya) y entrega a la divinidad (isvarapranidhana). Estos principios sustentan el crecimiento y desarrollo espiritual, y representan la guía fundamental para orientar nuestras acciones y práctica.
Y es justo en el mat de yoga donde podemos empezar a poner en práctica los yamas y niyamas. Tomemos una postura como Purvottanasana, la postura de la Mesa o Extensión hacia el este, aplicando por ejemplo la no violencia o el contento. Como explica la yoguini Sandra Anderson, “mientras profundizas en la posición, se consciente de que puede ser un reto, pero no debe provocar dolor. La mejor forma de practicar ahimsa hacia todo y hacia todos, es empezar con nuestro propio cuerpo”.
Los Yoga Sutras establecen que las posturas deben ser una combinación de estabilidad y comodidad, lo que es resultado de la aplicación de santosha: “Esto no implica que seamos complacientes o flojos, sino estar abiertos y agradecidos por la totalidad de cada experiencia. Aceptarte tal cual estás el día de hoy y tener expectativas realistas te ayudará a desarrollar santosha sin el efecto paralizante de la autocrítica”.