Un azar y la buena mano de una amiga pusieron en mi escritorio un libro: Tinta Invisible. Sobre la pérdida, la escritura y el poder transformador de las historias (Blackie Books, 2024). Su autor, Javier Peña, nació en La Coruña en 1979 e inventó, o recordó, la trama de un hombre que espera la muerte en un cuarto de hospital y para engañar a la parca recuerda con su hijo historias, no de su vida sino de la literatura y el paso del tiempo. Este me lo despacho en los días que vienen, pensé.
Mientras hojeaba el libro, un párrafo cayó de su página, lo recogí del suelo y leí esto: “Cada vez que me avergoncé de mi padre, era de mí mismo de quien me estaba avergonzando. Cada vez que me avergonzaba de mi padre, era mi ego el que fracasaba: no era que no lo quisiera a él era que me odiaba a mí. Supongo que he acabado siendo escritor porque soy una de ésas personas que tienen al mismo tiempo ganas de volar y la autoestima de una mosca de la fruta a la que le han arrancado las alas. El ego fabrica grandes escritores, pero también grandes infelices”.
Aunque le corregiría algunas repeticiones al párrafo, sentí que me hablaba yo a mí mismo. Quienes leen estas “Prácticas Indecibles” saben que mis libros recientes forman, o pretenden formar, una saga familiar. En esas páginas he escrito de la familia y buscado los misterios de mi padre y de mi madre: qué los mantuvo unidos, qué los hacía sufrir, cuando se rompió su vida, cuando perdieron la esperanza. Yo también, cuando me avergoncé de mi padre en realidad me avergonzaba de mí mismo.
Una mañana de periódicos regados en la mesa del desayuno, entre historias desaforadas de los abuelos, de tíos, tías, ecos de parientes lejanos, sentí un escalofrío y me entraron unas ganas invencibles de leer y escribir.
Respecto a la segunda parte del párrafo que quiso tirarse al piso, desde temprano en la vida supe que hay que domar al ego. Un ego gigante puede matar a escritores interesantes, pero al mismo tiempo un escritor sin vocación de grandeza no escribirá nada que valga la pena y conmueva al lector. Mi padre y mi hermano mayor poseían egos enormes. Yo ignoro las características del mío y ya es tarde para las averiguaciones previas.
Las Prácticas Indecibles regresarán a esta página el viernes 10 de enero.