La embestida occidental en contra de China, liderada por los Estados Unidos, no es otra cosa que una calculada estrategia para salvaguardar los intereses comerciales y económicos de las empresas que están comenzando a competir muy desventajosamente frente a las de la nación asiática.
El progreso de los chinos es absolutamente deslumbrante bajo cualquier punto de vista. El capitalismo puro y duro auspiciado por el régimen comunista de Pekín —estamos hablando de una paradoja tan extravagante y extraña como sería la instauración de un modelo colectivista, digamos, en nuestro vecino país del norte— ha alcanzado un portentoso logro: sacar de la pobreza a 800 millones de personas, por no hablar del surgimiento de una numerosa clase media con el correspondiente poder de compra y de la paralela multiplicación de unos millonarios que consumen alegremente los artículos de lujo producidos en los talleres de Francia, Italia, España y otras comarcas. Y esto, en unas pocas décadas. Nunca, en toda la historia de la humanidad, había acontecido tan extraordinaria transformación.
El tema es que China ha conquistado los mercados que anteriormente eran territorio exclusivo de las corporaciones occidentales —así sea que en un primer momento celebrara acuerdos con esas empresas, precisamente, para producir los productos que su sector industrial no estaba todavía en condiciones de fabricar—, que esta invasión en toda regla ya no le está gustando nada a los empresarios estadunidenses y europeos, escudados por sus clases políticas y, consecuentemente, que la respuesta en todos ellos, con Estados Unidos a la cabeza, ha sido bloquear y vetar a diferentes sociedades chinas pretextando cuestiones de seguridad.
Hemos visto, así, que una admirable empresa como Huawei, que en su momento llegó a ocupar el primer lugar mundial en la producción de teléfonos móviles, sobrelleva ahora la prohibición de utilizar los servicios de Google, lo cual ha hecho que pierda a millones de usuarios en nuestros países y la ha relegado al tercer lugar (nada mal, a pesar de todo, gracias a su crecimiento en su país de origen).
Dentro de un par de semanas, TikTok será proscrita en los Estados Unidos. Las autoridades aducen que la aplicación china sería una plataforma de espionaje. Facebook e Instagram saben de nosotros, de nuestras vidas y costumbres, tanto o más. Pero…