La pretensión del régimen de Morena de gobernar durante decenios enteros (sabiendo nosotros que les despierta una oscura admiración el récord logrado por el antiguo partido oficial, podríamos especular que el reinado de los morenistas durará siete décadas) se da de narices con una primera interrogante: ¿para qué quieren detentar el poder a lo largo de tanto tiempo? Y luego, tras de formular tan apremiante cuestionamiento, un segundo choque con la realidad: los datos duros, no los “otros” sino los que se sustentan en números y mediciones, evidencian que no han hecho bien las cosas.
Un sector del pueblo bueno –en efecto, no podemos hablar de que la nación entera está embelesada con los actuales jerarcas, siendo que de un padrón de 100 millones de votantes fueron 30, menos de la tercera parte, los que exteriorizaron formalmente su beneplácito—eligió que siguiéramos sobrellevando más de lo mismo. El resto, declaradamente opositor o tan sólo ensimismado en lo suyo, no necesariamente glorifica lo transformadora que ha sido la mentada “transformación”.
O sea, que, más allá de reconocer que millones de compatriotas simpatizan con doña 4T, el estrepitoso derrumbe del aparato público de salud, la ruinosa condición de las infraestructuras (simplemente, al supremo ente administrador de la República, la no enteramente empoderada Secretaría de Hacienda, le fue dicho que no gastara ni un maldito peso para reparar los baches de las carreteras, que no hubiera mantenimiento ni cuidados ni mejoras ni ampliaciones ni nada), la escalofriante acometida de las organizaciones criminales (perdón por tanto adjetivo, amables lectores, pero este escribidor necesita adornar sus frases para ser lo suficientemente enfático), la siniestra presencia de la muerte en el escenario de nuestra patria y la terca persistencia de la pobreza extrema dibujan, en su conjunto, un muy negro panorama.
Y no hablemos, por si lo anterior fuera poco, de la estrategia de acoso y derribo que enfrentan las instituciones del Estado mexicano, algo que en un primer momento pareciera no afectar la vida cotidiana de los ciudadanos de este país pero que, muy pronto, les pasará una amarga factura.
Nos avisan que todo esto seguirá hasta el año 2100, (o un poco antes, en el mejor de los casos). Este…