Si Donald Trump decide ser quien dice ser y, en consecuencia, si llega a hacer lo que pretende hacer, más allá de que sus amenazas y bravatas sean parte de la estrategia de gran negociador que tanto cacarea y de la que tanto se ufana, entonces el deslumbrante futuro que ha dibujado en el horizonte para consumo de sus embelesados seguidores será una mera promesa incumplida.
Los adoradores del personaje sobrellevarán la amargura del arrepentimiento —bien merecido que lo tendrán, con el permiso de ustedes— pero el tema sustantivo no es la desilusión de los millones de estadunidenses engatusados por la retórica populista sino el precio a pagar por todos, incluido un país llamado Estados Unidos Mexicanos.
Lo de que el hombre siembre aranceles a los cuatro vientos no le va a mejorar la vida a nadie y los primerísimos que verán mermas en sus bolsillos serán los consumidores de la Unión Americana, esos mismos que no quisieron reconocer que la economía de su nación, con Joe Biden, fue la más triunfante del planeta entero.
Para restaurar la grandeza de “América” —eso de Make America Great Again está como lo del “rescate de nuestra soberanía” que blasona la devastada Pemex— el gran enemigo a vencer es China, devenida ya en una colosal potencia, pero la cruzada pasa también por atropellar a los vecinos, mexicanos y canadienses, que han estado comerciando alegre y despreocupadamente con los Estados Unidos.
El pecado de estos dos socios sería venderle cosas en demasía a su cliente, miren ustedes, y es justamente esa condición de comprador lo que no le gusta a Trump, un sujeto de muy rudimentario pensamiento económico y, sobre todo, peligrosamente desentendido de las nefarias consecuencias del proteccionismo.
No sabemos si el futuro presidente de los Estados Unidos se va a descerrajar, literalmente, un balazo en los pies al desmadrar el comercio mundial. El proteccionismo es inflacionario en tanto que las tarifas impactan directamente en las cadenas de producción y terminan por encarecer los bienes de consumo.
¿Todo más caro, lo de fuera y lo de dentro?
Sí, eso es lo que nos espera si Trump hace lo que está diciendo que hará. Estamos avisados.