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Sheinbaum en el espejo de Petro

Ciudad de México /

Escribo estas líneas mientras aparentemente termina una de las crisis diplomáticas más fuertes que ha enfrentado Colombia con Estados Unidos. Una crisis que deja importantes enseñanzas a México.

A diferencia de lo que inexactamente han reportado algunos medios, la crisis no comenzó porque Gustavo Petro, el presidente de Colombia, se negara a recibir en su territorio a los migrantes que Estados Unidos deportaba. Comenzó porque Petro se negó a recibirlos encadenados y en aviones militares.

Enfatizo esto porque la petición de Petro no era una locura. Era una demanda legítima y compatible con la Convención internacional sobre la protección de los trabajadores migratorios de las Naciones Unidas.

El “error” de Colombia fue reivindicar un piso mínimo de humanidad y hacerlo de manera vocal. La respuesta fue la furia. Trump impuso aranceles del 25%. Petro respondió con aranceles equivalentes y replicando la ya famosa frase de Sheinbaum: “No somos colonia de nadie”. Al final, mientras termino de escribir este texto, parece que Colombia cedió. El ogro se apaciguó y los aranceles fueron eliminados.

Hay quien dice que este episodio es una lección de la humillación que puede sufrir México de negarse a dejar de cumplir las demandas de Trump.

La enseñanza es en realidad más profunda. Nada indica que se pueda mantener satisfecho al gran ogro por mucho tiempo. Hoy el gran ogro pide Groenlandia, el Canal de Panamá y una completa deferencia a sus políticas migratorias. Mañana bien podrá pedir políticas más ambiciosas. Existen escenarios en los que, aun deseándolo, México no pueda cumplir todas las demandas impuestas.

Es por ello que, más que acusar a Petro de impertinente, hoy toca tener altura de miras. Y recordar que la fuerza del opresor es indirectamente proporcional a la organización de los oprimidos. Es tiempo de organizarse.

Si Estados Unidos ha decidido convertirse en un tirano, el mundo debe reaccionar acorde a ello e ir poco a poco debilitando al gran ogro con una mezcla de acupuntura y jiujitsu. Sustituir al dólar como principal moneda de cambio, como han propuesto los BRICS, es un camino en la dirección correcta. Habrá que pensar en muchos otros.

Por supuesto que una reacción de esa naturaleza no podrá darse solo desde México o Latinoamérica. Tendrá que incluir a las grandes economías del mundo.

Crear una eventual alianza global como contrapeso a Estados Unidos no es descabellado. De hecho, las estrellas van alineándose en esa dirección. De perpetrarse el robo de Groenlandia, la unidad de la OTAN pronto quedará en entredicho. De consumarse el pago global de impuestos a la exportación de productos a Estados Unidos, el mundo completo será afectado. Todo esto sucederá al tiempo en que se generan incentivos para una alianza entre Rusia y China.

Por lo pronto, es importante recordar que México no es Colombia. México es el principal socio comercial de Estados Unidos. Colombia apenas representa el 0.55% de las exportaciones de Estados Unidos. México, como he escrito anteriormente, está más protegido que Colombia por el simple hecho de que Estados Unidos depende más de nosotros. Ello no quita que la concentración de poder que tiene nuestro vecino del norte ya sea enfermiza. Es tiempo de comenzar a cambiar el modelo. 


Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.


  • Viri Ríos
  • viridiana.rios@milenio.com
  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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