A partir de la primera diputación provincial de octubre de 1821 a la fecha, el Poder Legislativo del Estado de México ha cambiado drásticamente, desde el número de integrantes, las reglas electorales para llegar, los partidos presentes y sobre todo el género de quienes ocupan alguna curul.
En la primera Legislatura provincial había 10 integrantes, de los cuales nueve eran propietarios y un suplente, todos eran hombres, la mujer todavía no tenía derecho a votar ni ser votada y las elecciones eran de forma indirecta.
Actualmente hay 75 curules y, por primera vez, las mujeres estuvieron a punto de superar la cifra de hombres, pero en la víspera del arranque de la Legislatura, el escenario cambió por orden jurisdiccional y por segunda ocasión consecutiva hay 37 mujeres y 38 hombres.
La correlación de fuerzas también ha cambiado. De un partido único llegó la era del pluripartidismo y de un parlamento cerrado a uno abierto.
En estos 200 años la Legislatura pasó por su primera etapa, una temporada centralista y al menos dos periodos de República o Federación, donde las cosas fueron cambiando hasta llegar al régimen actual, donde también la entidad ha sufrido varias transformaciones, principalmente por su crecimiento poblacional con más de 16.9 millones de habitantes.
Solo ellos
Fueron 134 años de hegemonía masculina absoluta. Fue hasta 1954 que la profesora Clara del Moral Lara llegó como diputada propietaria por el distrito de Lerma, en la 39 Legislatura mexiquense, donde compartió tribuna con 25 varones.
Desde entonces la mujer ha tenido alguna curul en todas las legislaturas, con excepción de la 45, donde ninguna mujer llegó ni como suplente al Congreso local.
Durante 19 legislaturas las mujeres estuvieron relegadas a las suplencias, es decir que pocas veces lograron ejercer el cargo por el cual fueron electas en fórmula con algún hombre.
En la 40 Legislatura fueron tres mujeres, pero sólo una propietaria; en la 41 hubo una suplente, en la 42 una propietaria y una suplente, en la 43 una propietaria y en la 44 una suplente y así fue en las siguientes legislaturas, donde mayormente estuvieron en la segunda posición y nunca se sentaron en la curul.
La gran simulación
Para la Legislatura 50 la situación parecía cambiar, el número de mujeres ya superaba la decena, pero eran apenas 6 por ciento del gran total. En esa ocasión de 12 diputadas siete fueron propietarias; en la 51 de 14, sólo 6; en la 52, de 18 seis y en la 53 seis de 19 mujeres triunfadoras.
Poco a poco fueron aumentando la presencia femenina; sin embargo, en muchos casos fue después de los hombres. Para la 54 Legislatura ya eran 33, pero 21 de ellas fueron suplentes; en la 55 de 31 sólo 11 lograron ejercer como propietarias; en la 56 fueron 13 de 45 elegidas.
En la 57 siguió la simulación de apertura a ambos géneros y las cuotas partidarias, porque seguían sólo como suplentes y en esa ocasión se contabilizaron 53, pero 42 suplentes; en la 58 Legislatura había 52 mujeres con sólo ocho propietarias, donde sólo podían llegar si el propietario se iba de campaña y les permitía tomar protesta o si por alguna razón dejaba el cargo, lo cual era poco probable.
La situación empezó a tornarse favorable para las mujeres para la 59 Legislatura, con la elección de 49 mujeres de las cuales 27 ejercieron el cargo, pero el tema seguía sin tener garantizada la paridad porque se les ponía en distritos de bajas posibilidades.
Esto, hasta que se llevó a la ley la obligación de postular a las mujeres en la mitad de cargos, de alta, mediana y baja competitividad, cuando se logró que 37 de los 75 curules fueran ocupadas por mujeres.
En esta 61 Legislatura, las cosas parecían ser distintas y con acciones afirmativas la Sala Toluca decidió que el número impar por primera vez era a favor de las mujeres que por década habían sido relegadas, pero en la Sala Superior se consideró que con tener 49 por ciento era suficiente y se dejó de nueva cuenta 37 diputadas y 38 diputados.
La paridad numérica en el Estado de México tardó 197 años. Ya tienen acceso a comisiones de vital importancia como es la de Gobernación, Legislación y Asuntos Municipales, entre otras, sin confinarlas solamente a temas “femeninos”; dónde todavía les falta ganar espacio es en la Junta de Coordinación Política, pues de ocho lugares solo uno es encabezado por una diputada,
Los otros cambios
Las legislaturas provinciales que existieron en la entidad no son consideradas como el origen del Poder Legislativo, éste se remonta a 1824 cuando se estableció el primer Congreso Constituyente, cuando se delineó la estructura política y jurídica de la entidad, de acuerdo al texto “El Poder Público del Estado de México”, editado por el Legislativo.
Antes de eso se reconoció el derecho de las colonias por acreditar diputados a las cortes (1812) y se preveía la elección de un diputado por cada 70 mil habitantes. Si eso subsistiera en la actualidad tendríamos 243.
Luego fue un diputado por cada provincia y en esa época (1814) se requería una edad mínima de 30 años, que ya ha bajado a 21 años, y como requisito se pedía buena reputación, patriotismo y no tener luces vulgares para desempeñar el cargo. No se permitía la reelección consecutiva, se elegían cada dos años y se prohibía que fueran diputados simultáneamente dos o más parientes en segundo grado. Desde entonces ya eran inviolables sus opiniones, pero podían ser acusados de “herejía y apostasía”.
En 1823 la elección de cada diputado era por cada 150 mil almas, pero no había fórmulas, a los triunfadores se les elegía de manera general un determinado número de suplentes.
Para 1824 se estableció la república representativa y federal y a nivel nacional el poder se depositó en dos cámaras, la de Diputados y la de Senadores; los primeros eran electos cada dos años y la base eran 80 mil habitantes por legislador, con una votación indirecta.
En 1831 había juntas primarias y secundarias para las elecciones y en 1857 se consideró necesario hacerlo de manera secreta.
En 1917 las elecciones eran el segundo domingo del mes de marzo. Fue en ese año que la entidad tuvo nuevas instituciones y geografía electoral y del voto indirecto se fue pasando al directo y secreto; de las cajas de madera a las urnas transparentes y del sistema de mayoría absoluta al mixto, refieren los estudios legislativos de la Colección Mayor.
Para 1824 la integración era de 13 diputados propietarios y cuatro suplentes, se habló de una Constitución particular para el Estado. En 1827 el Congreso local constaba de una sola cámara, compuesta por diputados elegidos indirecta y popularmente, uno por cada 50 mil personas y hasta 1953 se permitió a las mujeres votar y ser votadas.
La vida actual
De esa manera la ley y la Legislatura fueron sufriendo cambios hasta llegar a la actual época, donde el número de habitantes no es indicativo del número de legisladores, pues existen distritos, 45 diputaciones electas por mayoría y 30 de representación proporcional.
Además, las votaciones son directas y secretas, hay un órgano autónomo encargado de su organización, más partidos políticos, candidaturas ciudadanas, se financia la vida de los partidos políticos y sus campañas para mantenerse en el poder y se obliga a la paridad de género para poder participar en los procesos electorales.