¿Universitarios pandémicos? Así fue la experiencia de los ingresados en el 2020

La generación de estudiantes que ingresaron en agosto del 2020 a la universidad están por graduarse, y en MILENIO te compartimos una parte de la experiencia de dicho sector

Así fue la experiencia de los universitarios ingresados en pandemia
Daniela Escobedo Dena
Torreón, Coahuila /

Hace cuatro años, una pandemia mundial sacudió a la población cambiando la realidad en la que se vivía, y los estudiantes de preparatoria, a punto de brincar al siguiente nivel educativo, pasaron a una de las etapas más importantes de su desarrollo académico, casi sin distinción alguna.

Saltar de la cama a la computadora fue la transición de los estudiantes que se adaptan a nuevos modelos de estudio, sin embargo, el verdadero reto lo encontraron al ingresar a aulas de clase desconocidas, un nuevo espacio que esperó por su llegada un año y medio.

Generación universitaria pandémica


Alejandro Ortega, psicólogo y profesor, destaca para MILENIO, el reto que fue retomar las clases presenciales, pues fue clave 'reeducar al alumno' quien, además, provenía de un contexto de experimentación preparatoriano.

“Volver a enseñar al alumno valores básicos como la puntualidad y la responsabilidad. En pandemia se nos pidió ser permisivos con el alumno porque desconocíamos su situación socioeconómica del alumno; sí contaba con equipo propio, había casos donde contaban que había una laptop para 3 estudiantes, así que se turnaban la laptop un día cada uno, otros casos había donde no contaban con internet o era de muy mala calidad. Termina la pandemia y al inicio traían el chip del ‘no pasa nada’”comparte.

Sin embargo, mientras la planilla de profesores lidiaba con los estragos de una educación mermada por una emergencia sanitaria mundial, los nuevos universitarios atravesaban un cúmulo de desafíos escolares y sociales.

Gloria, de 21 años de edad, estudiante de psicología de octavo semestre, quien ingresó a la universidad en agosto del año 2020, recuerda esos primeros días de clase en pandemia y comparte: “No pude sentí la diferencia, nada más estaba en mi cuarto. Estuve en línea un año y medio, ya para este punto muchos habían dejado la carrera. Entramos 58 y poco a poco fueron saliendo (...) pero cuando llegamos ya presencial, bueno, al inicio nos notábamos ‘chiquitos’, y se notaba en el cumplimiento de las tareas y poca importancia que algunos le daban a los horarios fijos”.


La importancia del estudiante autodidacta


Dado el sistema de creencias, valores y costumbres con las que los alumnos se presentaron en los edificios universitarios, Ortega explica cómo los profesores tuvieron que llevar a cabo un ‘barrido’, técnica educativa que consiste en regresar un poco en temarios y dar repasos breves a los niveles educativos anteriores, agregando “También entender que la educación hoy en día es constructivista (motivar al alumno para que el solo construya su conocimiento) en pocas palabras, volverlo hábil y darle las herramientas para que el pueda aprender por su cuenta”.

Por otro lado, para los estudiantes que vivieron dicho sistema, vieron al grupo subyugar en dos vertientes; aquellos quienes adoptaron el modelo estudiantil que les otorga las herramientas necesarias para elegir, destacar, o no hacerlo.

Gloria comenta al respecto “Nos acostumbramos bastante a hacer todo fácil, nada más te levantabas y ya podías tomar la clase a metros de tu cama. Creo que sí se nota bastante en la parte del esfuerzo, ya que la mayoría de mis compañeros no se quieren esforzar ni en trabajos, ni en el mundo normal, no quieren trabajar. Están acostumbrados a que las cosas sean fáciles, lo quieren más inmediato”. Señala que, en su experiencia, aunque ha “visto de todo un poco”, persevera la polarización en la recepción del mensaje, entre aquellos quienes toman las oportunidades, y quienes el mundo y sistema los hizo “más perezosos”.

“La inmediatez a la información, hacer exámenes con diapositivas desde casa, todo era más fácil. También las redes sociales, en especial TikTok, nos dan una gratificación más inmediata. La manera en que empezamos a trabajar o en la que nos acostumbramos a empezar la universidad y cómo se ajustó el mundo, nos hizo un poco más perezosos. No nos dejan batallar”.

¿Rezago en el crecimiento?


Saltar de la preparatoria a la universidad, el cambio de rutina, nuevos rostros y una gama de personalidades equivalen a un salto cuántico en la vida del estudiante promedio, pero ¿fue el no haber vivido ese cambio un problema significativo? Alejandro Ortega, desde su postura como psicólogo, destaca: “En el aspecto maduracional también noté que hay diferencias muy particulares según sus valores familiares. La pandemia impidió que nos empapáramos de cultura fuera de casa, pero hay de familias a familias. Mucha gente se tomó la pandemia como unas vacaciones o la tomó como ‘la ley del mínimo esfuerzo’ y es ahí donde se puede ver un rezago maduracional, en cambio, una familia con valores, responsables, trajo consigo jóvenes maduros y adaptables para volver a la ‘realidad’ fuera de pandemia”.

Agregando, desde su perspectiva como profesor de universidad “Mi punto de vista al respecto es que varía según el nivel de compromiso y pasión que tenga el alumno por sus estudios, la pandemia fue una ‘oportunidad’ para que el alumno desmotivado se pusiera cómodo, pero para otros alumnos con dedicación fue un reto para aprender a usar nuevas tecnologías y a aprender de formas diferentes”.

Cerrando con sus opiniones, la estudiante compartió que, si bien la pandemia y la experiencia del estudio a través de plataformas digitales es algo que “ya quedó atrás”, sí destaca un factor que habría deseado fuera ‘diferente’ respecto al tema de la socialización.

“Algo que sí noté fue que muchos de nosotros veíamos las habilidades de los demás y queríamos acercarnos, era un trato con cierta ‘conveniencia’. Solo socializamos por trabajo. Creo que se relaciona un poco más con cómo se quedan con un solo grupo. Hubo muchos cambios y grupos que se desintegraron, pero esta manera de querer solo hacer las cosas con los suyos y no saber trabajar con los demás, de no abrirse a las habilidades de otras personas, incluso nosotros como psicólogos, deberíamos tenerlo más en cuenta”.

DAED

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