Crean la personalidad de una marca con tipografías

Isaías Loaiza Ramírez se dedica a dirigir proyectos tipográficos, de identidad y diseño de información.

Isaías Loaiza Ramírez, socio fundador de Enigma Diseño. (Especial)
Rafael González
Puebla /

Cuando Isaías Loaiza Ramírez estudiaba la Licenciatura en Diseño de Información ya sabía que uno de sus anhelos era especializarse en el diseño de tipografías. Esta aspiración surgió por el gusto que le tomó durante las primeras clases en dicha área. “Desde ahí me enamoré”, señala en entrevista para MILENIO Puebla.

De esta forma logró convertirse en socio fundador de Enigma Diseño, donde se realizan proyectos de identidad corporativa, web, editorial y de información para clientes nacionales y extranjeros. Este proyecto lo inició en enero de 2009 junto con una compañera de la universidad y se les unió un discípulo.

Hoy, Isaías se dedica a dirigir proyectos tipográficos, de identidad y diseño de información

“Se requiere muchísima especialización (...) Se necesita bastante paciencia, porque diseñar tipografías es muy tardado. Una tipografía bien hecha te puede tomar un año o año y medio de trabajo. Hay tipografías que nos han tomado cuatro años”.

Menciona que esta labor tiene muchas implicaciones técnicas y tecnológicas, porque son varios signos a diseñar. Cuenta que algunas tipografías tienen más de 32 mil caracteres. 

“Mayúsculas, minúsculas, números, puntuación, signos matemáticos, editoriales, diacríticos para diferentes idiomas; hacer uno por uno, en variantes de romanas, itálicas, garamond, black y de título, requiere mucho tiempo. Más que difícil, es (un trabajo) especializado”.

En ese sentido, comentó que desde 1968 cuando el diseñador gráfico Lance Wyman creó la tipografía que se empleó para los Juegos Olímpicos, en nuestro país se han acuñado más de 150 diseños.

“Son un montón, quizás si habláramos de marcas o identidades de empresas no sería mucho pero hablar de 150 tipografías a la medida sí son bastantes”.

En su caso, indicó que su firma ha diseñado para industrias y empresas comerciales, aunque también la han buscado universidades, entre ellas su alma máter: Universidad de las Américas Puebla (Udlap).

Su empresa se ha encargado de darle el toque de exclusividad y personalidad a los logotipos de marcas con tipografía a la medida, de Rotoplas, Topo Chico, la Red de Universidades La Salle en todo el mundo, Pepsico, entre otras.

“Hay empresas que tienen mucha necesidad de comunicar cosas con base en su propia personalidad, o como las universidades que tienen muchísimos usuarios y su tipografía la van a usar cuatro millones de estudiantes”.

Apunta que para las instituciones es más barato crear su propia tipografía a sus necesidades, que pagar los derechos de otra.

Creatividad e innovación

En su experiencia, narra que en tipografía el margen de creatividad es muy pequeño, “o el margen de innovación es muy pequeño, porque por un lado quieres hacer una letra, una ‘A’ que se parezca a todas las letras ‘A’ del mundo y se pueda reconocer como tal. Por otro lado, quieres hacer una ‘A’ que no se parezca a todas las letras ‘A’ del mundo para darle identidad”.

Añade que otro de los aspectos que se debe de cuidar es que el diseño no sobrepase los límites de la comunicación para no destacar sobre el producto, pero que sí sea notorio.

“Nosotros nunca olvidamos que es parte de la filosofía del diseño de información. Nunca se debe olvidar la parte del usuario, que a fin de cuentas quiere leer un texto y las marcas buscan ser reconocidas para que digan: ‘¡Mira! Ese es un mensaje de Rotoplas o de Topo Chico’. Es un poco difícil, pero hay que balancear la legibilidad con la personalidad”.

Destaca que los conjuntos de signos, como los de puntuación: punto, coma, punto y coma, corchetes, paréntesis y guiones, quizás pueden ser más fáciles de crear.

“Obviamente hay que poner mucho empeño porque hay algunas (letras) que son más delicadas, mayúsculas, minúsculas, números, pero dentro de éstas hacemos tipografías muy incluyentes, que soportan muchos idiomas, incluso, lenguas indígenas. Diseñar signos que no utilizamos en español y se usan, por ejemplo, en el idioma irlandés, vietnamita, turco, polaco, checo, o lituano, se dificulta, pero quizá es por no usarlas a diario. Tenemos que aprender a crearlas para que cuando alguien de Estonia o Lituania vea la tipografía con sus signos, no lo sienta raro”.

Comentó que siente identificación con las letras “a” y “g” porque desde su óptica, tienen más personalidad por ser de dos pisos.

“Me gusta su excentricidad. De las que diseñamos, la que creamos para La Salle se llama Indivisa, es mi favorita no tanto por la estética, sino por el uso que le da el cliente. Resuelve muchos problemas de idioma, de escenario y de uso, además les redujo muchos miles de pesos por pago de uso de licencia y aparte es una tipografía que usan muchas personas; más de cuatro millones en todo el mundo”, finalizó.

mpl

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