El crecimiento desordenado de las ciudades, basado en la ambición de ganar dinero y sin políticas de preservar el medio ambiente, viola los derechos humanos; además, de diferentes formas, las personas más desprotegidas son despojadas de sus viviendas en beneficio de unos cuantos para la consolidación de ciudades plásticas.
Los puntos anteriores fueron parte de las conclusiones que se presentaron en el inicio del ciclo de conferencias virtuales “Ciudad. Territorio. Patrimonio”, organizadas por la Universidad Iberoamericana Puebla, con la participación de Alma Elena Cardoso Martínez, coordinadora de la de la Maestría en Gestión Cultural de la universidad jesuita; María Emilia Ismael Simental, investigadora de la Maestría en Estética y Arte de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); y Alberto López Cuenca, investigador en la Maestría de Estética y Arte de la máxima casa de estudios del estado.
Cardoso Martínez aseguró que los proyectos territoriales deben de tener un enfoque humanitario que respete la ecología y cultura de los locales; y advirtió que el futuro del planeta corre peligro por la insaciable ambición, ya que la última consideración de las constructoras es preservar el medio ambiente.
“Hay un devenir económico, que tiene una relación con las políticas neoliberales, con las estrategias económicas, en donde el patrimonio cultural tanto material como inmaterial se ve como una refuncionalización y como una reactivación económica de las ciudades”, apuntó.
La investigadora de la Ibero Puebla cuestionó el significado de patrimonio mundial y destacó la importancia que, bajo este contexto, se pueda erigir un espacio de resistencia que permita defender los derechos humanos.
“Hay que plantear el uso del territorio desde una relación más horizontal y construcción colectiva”, destacó la investigadora de la institución de educación superior que forma parte del Sistema Universitario Jesuita.
Para Cardoso Martínez, la clase política está obligada a presentar mejores proyectos que no dañen la infraestructura y la memoria del lugar. “El patrimonio cultural es nuestro pasado y en él encontramos la identidad para mejorar al futuro”.
Por su parte, María Emilia Ismael Simental, investigadora de la Maestría en Estética y Arte de la BUAP, resaltó la importancia de instaurar una cultura de resistencia ante los modelos económicos carentes de memoria histórica.
“El papel que tiene la refuncionalización cultural de infraestructura histórica y su estatización incide en distintas lógicas, políticas, sociales y económicas que conforman el territorio. En las últimas décadas, se ha trabajado en la refuncionalización de la arquitectura histórica, es decir, reemplazar el pasado con un presente estimulado por servicios”, apuntó la especialista.
En tanto, Alberto López Cuenca, investigador en la Maestría de Estética y Arte de la máxima casa de estudios del estado de Puebla, llamó a que las autoridades y la sociedad se cuestionen en torno a la forma en que se construyen y se desarrollan las ciudades.
“La noción de patrimonio parece bien intencionada; sin embargo, se desborda en múltiples intenciones. Como dice el dicho, el infierno está plagado de buenas intenciones, lo mismo ocurre en el patrimonio. ¿Qué ocurre con la memoria? Algunos proyectos cancelan la memoria y se reorienta de manera muy burda hacia una recapitalización económica”, destacó el investigador de la BUAP.
mpl