Los sismos de los días 7 y 19 de septiembre de 2017 dejaron como saldo un total de 45 personas fallecidas y daños materiales en mil 700 viviendas, dos mil 238 escuelas, 621 inmuebles históricos y 99 instalaciones de salud.
A seis años de los movimientos telúricos, las reconstrucciones están incompletas y las huellas siguen presentes. En le caso de las viviendas, los propios dueños comenzaron su reparación en la mayoría de los casos; por otra parte, en materia de reconstrucción de escuelas, el gobierno de Puebla dio a conocer que ya concluyeron los trabajos.
- Te recomendamos Participan más de 1.6 millones de estudiantes de Puebla en Simulacro Nacional 2023 Comunidad
Respecto a la reconstrucción de inmuebles históricos, en siete de cada 10 ya se completaron los procesos; mientras que el resto quedarían concluidos durante este año, de acuerdo con estimaciones del Instituto Nacional de e Antropología e Historia (INAH). De los 621 inmuebles afectados, 97 por ciento, es decir, 608, corresponden a edificaciones religiosas. En el último año, 204 construcciones estuvieron en proceso de atención.
El Inah resalta las intervenciones a los exconventos de Nuestra Señora de la Asunción en Tochimilco; en San Miguel Arcángel en Huejotzingo y en San Andrés Apóstol en el municipio de Calpan.
Dentro de las labores de recuperación y resguardo de obras y bienes inmuebles, se añade el trabajo de rescate del santo patrono de la comunidad de Izúcar de Matamoros, Santiago Apóstol, obra que data hacia los siglos XVII y XVIII y cuyos restos se encontraban sepultados bajo los escombros después del colapso de la cúpula del templo.
En la Ciudad de Puebla, catalogada como Patrimonio de la Humanidad sufrió diversas afectaciones en edificios emblemáticos, principalmente, de carácter religioso, como el templo del Espíritu Santo de la Compañía de Jesús, ubicado a un costado del edificio Carolino de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
La Compañía de Jesús presentaba daños en la parte de la bóveda, en parte de la sacristía y, a partir de la intervención de la Gerencia del Centro Histórico de la ciudad de Puebla y la normatividad que aplica el INAH en materia de monumentos históricos, fue de los primeros inmuebles rehabilitados.
Respecto a la reconstrucción de instalaciones de salud, el Hospital de San Alejandro, uno de los más afectados por los movimientos telúricos, ya comenzó y se estima que será hasta el año 2024 cuando concluya.
De manera adicional, en Puebla, ya fueron reconstruidos 14 hospitales, 79 centros de salud y tres Centros de Salud con Servicios Ampliados (Cessa).
En el año 2017, el 7 de septiembre, en Puebla se sintió un primer movimiento telúrico que se le conoció como terremoto de Chiapas. Se trató de un movimiento de placas ocasionado por una fractura telúrica ocurrida a las 23:49 horas, tuvo una magnitud de 8.2 y el epicentro se ubicó en el golfo de Tehuantepec, a137 km al suroeste de Pijijiapan, Chiapas, y a 45.9 km de profundidad.
Una docena de días después, el martes 19 de septiembre, a las 13:14 horas, se presentó el llamado terremoto de Puebla, con una magnitud Mw = 7.1. Su epicentro se localizó a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, a un kilómetro de San Felipe Ayutla, dentro del territorio poblano.
De acuerdo con la Coordinador Nacional de Protección Civil, la cifra final de víctimas mortales fue de 369 personas, de las cuales, 228 se presentaron en la Ciudad de México; 74 en Morelos; 45 en Puebla; 15 en el Estado de México; seis en Guerrero y una en Oaxaca.
Con sismo similar a 2017, Puebla registraría mismos daños
A seis años de los sismos del 19 de septiembre de 2017 en Puebla, la cultura de protección civil y prevención se mantiene sin avanzar, ante lo cual, si se volvieran a repetir los movimientos telúricos, los costos serían los mismos: 45 muertes, así como daños materiales en mil 700 viviendas, dos mil 238 escuelas, 621 inmuebles históricos y 99 instalaciones de salud.
En el punto anterior coincidieron Eduardo Ismael Hernández y Gerardo López Arciga, investigadores de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), para quienes se requieren actualizar los reglamentos de construcción y fortalecer la cultura de prevención, ya que, la falta de voluntad política y de recursos impiden procesos de reconstrucción ágiles.
La fecha 19 de septiembre en Puebla y, en general, en México está marcado por los registros de dos grandes temblores, en 1985 y 2017, muestras de que las poblaciones se encuentran ante un nivel elevado de peligro.
Eduardo Ismael Hernández, especialista en Ingeniería de la universidad poblana de carácter privado, lamentó que, a seis años del sismo del 19 de septiembre, resaltó que, en cualquier momento, se puede presentar un movimiento de la Tierra similar o mayor; sin embargo, falta la visión para reducir el nivel de riesgo.
“Sabemos que existe alta probabilidad de ocurrencia de un gran temblor futuro. No hay esa visión de estado, esa política pública para, realmente, reducir el nivel de riesgo, entonces, respondiendo un poco a la pregunta de cómo nos iría ante otro temblor, sería algo muy parecido, es muy probable que eso ocurra y, de hecho, eso ha ocurrido”, destacó.
En general, en los estados del sureste y, en todo el país, falta el desarrollo de elementos de resiliencia y a seis años de los temblores de 2017, existen zonas que se mantienen sin poderse recuperar, siguen construcciones dañadas y siguen personas sin tener, de alguna forma, su vivienda.
Por su parte, Gerardo López Arciga, investigador en estructuras habitacionales, comentó que diferentes construcciones en Puebla y en otros estados se desarrollaron sin seguir las medidas preventivas para sismos de grandes magnitudes, ante lo cual, se requiere la actualización de los reglamentos de edificación y, al mismo tiempo, que las autoridades exijan que se cumplan.
“No existe razón para que el gobierno no exija a las nuevas construcciones los nuevos reglamentos. El gobierno no se puede esconder para exigir la aplicación de nuevas normas. Ante las construcciones que, en su momento, no cumplieron con los niveles de seguridad por alguna razón, a veces, porque no hay técnicas, a veces por la autoconstrucción, no es que hagamos un punto y aparte, tenemos que seguir atendiendo”, resaltó.
Debido a la interacción que existe de las cinco grandes placas tectónicas en el contexto sismotectónico de nuestro país y que, de alguna manera, nuestro territorio nacional está enmarcado en una de las zonas altamente sísmicas.
La posibilidad de que se pueda presentar un sismo similar al del 19 de septiembre de 2017 o mayor, está latente porque las poblaciones de México se ubican sobre la placa de Cocos de Norteamérica que presenta un alto nivel de sismicidad.
“En la placa de Cocos se da con una frecuencia de alrededor del 80 por ciento de sismos. Está localizada en las costas del sur de nuestro país y, de alguna manera, estos temblores que han ocurrido el 19 de septiembre en los años recientes, hace 37 y cinco años, tienen que ver con la interacción de estas dos grandes placas tectónicas”, apuntó.
AAC