Sus cantos son alegres, audaces, románticos, divertidos; sus trajes negros: jubón, pantaloncillo a la rodilla y capa negra llena de listones y parches. Para muchos es una estudiantina, pero en realidad es la tuna, una tradición universitaria con varios siglos de antigüedad y un elemento que da sentido de pertenencia e identidad.
Actualmente, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) tiene nueve agrupaciones musicales, dos estudiantinas y siete tunas, y para sus integrantes, la tunería se ha arraigado en su piel y estilo de vida sin importar su edad.
En el grupo de la Facultad de Ingeniería, que cuenta con casi 8 años de existencia y recientemente participó en una callejoneada por los 500 años de Toluca; por ejemplo, la diversión, el trabajo colaborativo y el apoyo mutuo, son los tres pilares que la sostienen.
¿De dónde surgen?
El origen de la tuna o estudiantina es una tradición universitaria por excelencia que data de 1300 en España (Salamanda, Lérida, Valladolid o Santiago de Compostela), cuando no todos tenían acceso a la educación, solo los ricos y el clero.
En ese entonces, solo eran entre tres y cinco hombres los que se juntaban para amenizar las fiestas, quienes en su mayoría eran de escasos recursos y estudiaban para ser curas. En las noches se quitaban las togas y se ponían los trajes de terciopelo, el pago por su presentación era una sopa, de ahí el origen de “sopistas”, la cual era muy caliente, picosa y se hacía de sobras para que los no quisieran regresar.
“La cuchara y el tenedor cruzados representan a los sopistas, quienes siempre llevaban un par de cubiertos de madera porque no sabían si les iban a dar”, relata Eduardo Numael Cruz Herrera, representante de la estudiantina de la Facultad de Ingeniería.
Con el tiempo surge el “mecenas”, persona rica que apadrinaba a los jóvenes para que siguieran estudiando y no dejaran de cantar para que siguieran como bufones de la Corte. De acuerdo con la historia que las estudiantinas o las tunas cuentan, ahí también nace la “beca” o la banda que portan en el pecho, que en su caso es verde con azul, y en un principio era para burlarse.
“Los mecenas daban el apoyo y las bandas o escudos de armas que los estudiantes portaban en los trajes eran de ellos. Esa banda actualmente equivale a la beca universitaria en la que te dan dinero por buenas calificaciones”.
Después, señaló, los “sopistas” se convirtieron en “tunos”, que derivan de la palabra tunar o tunante, a quienes les gustaba salir de noche a cantar, divertirse y hacer travesuras, es decir, por donde pasaban hacían un desastre porque iban en la fiesta, pero optaron por cambiarse el nombre o ponerse un “mote” para que no los reconocieran fácilmente.
“Yo soy Numael y en la tuna soy ‘Tío Cosa’ para que en caso de un desastre no me busquen a mi sino al ‘Tío Cosa’. Hoy la intención de los motes es molestar a los nuevos integrantes y generalmente hace referencia a algún defecto o característica particular, como a Pedro que en una ocasión se rapó y se parecía a ‘Condorito’, mote que se le quedó”.
Diferencia con las rondallas
Aunque en teoría la tuna y la rondalla, que proviene de la palabra “ronda”, tienen el mismo origen universitario, esta última hace alusión a un “tuno” que quiere salir a enamorar o bien empieza a rondar, cantarle y llevarle serenata constantemente a una mujer.
La diferencia radica en que mientras la tuna se queda con la picardía, le canta a muchas cosas y es variada; la rondalla se queda en el aspecto romántico y actualmente solo ocupa guitarras, un bajo, un requinto y un reoctavo cuando mucho; además generalmente sus integrantes van trajeados y se adaptan a las canciones de moda de la época.
Para tocar sus versos la estudiantina cuenta con guitarras, contrabajo, mandolinas, laudes, bandurrias, tricordios, aunque en algunos grupos se usa el acordeón, lo mismo que violines, panderos y percusiones. “Prácticamente todos los instrumentos de cuerda se pueden tocar”.
¿Qué son las cintas en la capa?
Antes cuando los tunos llevaban serenata a las mujeres en su balcón, en agradecimiento ellas entregaban el listón que usaban para peinar su cabello. Cuando el tuno se convertía en su amigo o le daba una propuesta de amor el listón iba bordado con una dedicatoria. “Hoy eso se ha ido modificando y los que se ponen en las capas generalmente son de eventos o festivales, así como de parejas o seres queridos”, expresa Pedro, tuno Condorito o encargado de asuntos internos.
Cuenta la historia que si la persona que entrega el rosetón no da un beso, el tuno quedará impuro por toda la vida. Según la tradición, cuando un tuno se casa debe hacerlo con su traje de tuna y como los listones representan la vida galante, la madre retira todos los rosetones de la capa y la novia los quema; posteriormente la novia entrega al tuno un rosetón blanco, el equivalente al anillo de matrimonio y se pone la capa del tuno.
Asiduos de las callejoneadas
Las tunas son constantes en las callejoneadas, que derivan de la palabra “callejón” y en el sentido tradicional las obliga a partir de un punto, primera estación, después de tocar dos canciones e invitar a la gente a seguirlas hasta completar cuatro o cinco estaciones. En cada parada cantan algunas canciones, cuentan una historia sobre el lugar o realizan una dinámica tipo serenata.
Actualmente hay otro tipo de callejoneada o fogatadas en los pueblos, que no tienen nada que ver con las estudiantinas, en las que las familias colocan fogatas en la calle e invitan a grupos, los cuales van pasando y tocan canciones por cierta ruta.
Explicó que las callejoneadas son mexicanas y tienen su origen en Guanajuato, ciudad que está llena de callejones, mientras que las “pasacalles” son españolas.
¿Estudiantina o no tuna?
Tras la Conquista, los nacidos en México no podían denominarse españoles sino criollos. Cuando llega la tuna universitaria a nuestro país pasó lo mismo, no puede llamarse así porque no es española y se le denominó “estudiantina”.
En el país hay tres tipo de agrupaciones: estudiantinas universitarias (que pertenecen a una institución educativa y mantienen la tradición lo más que se puede); estudiantinas de pueblo, (aquellas que tocan en las iglesias, hacen callejoneadas y asisten a eventos); y las estudiantinas religiosas o del clérigo (las cuales solo tocan en misas y en iglesias).
Su estructura generalmente se divide en aspirantes (gente nueva que quiere entrar o novatos), pardillos (aquellos que han demostrado que están comprometidos con el grupo, tienen responsabilidades, tienen a un maestro y empiezan a ganar partes del traje), y tuno (persona que se ha ganado el traje, comprende la tradición, aplica las conceptos de la tunería en su vida y llevan al grupo).
8 años de dedicación y trabajo
La estudiantina de la Facultad de Ingeniería surgió el 6 de septiembre de 2014, con solo ocho integrantes, cuatro hombres y cuatro mujeres, pero hoy son 19 personas y su meta es llegar a 50. “Todos pertenecíamos a la misma generación y nos conocimos prácticamente en el salón de clases; nos decidimos y comenzamos a trabajar para aprender el dominio de los instrumentos”, platica Andrea Rojas, tuniña valkiria, secretaría de actas o redacción documental.
Si bien en su momento todos entraron con cierta instrucción musical, la evolución de la estudiantina se ha visto reflejada en la vocalización, en tocar uno o más instrumentos, entender las fases de la música, las partituras o tablaturas, pues en un principio solo enseñaban lo básico a los nuevos integrantes, pero hoy la instrucción es completa.
Actualmente la agrupación tiene un repertorio de 50 canciones viejas, modernas, de folklor sudamericano y sigue trabajando para crear más.
Mixta e inclusiva
Hace años las tunas solo eran varoniles, pero hoy no es un factor determinante, “nosotros somos el mejor ejemplo porque somos un grupo mixto, pero también ya hay estudiantinas femeniles que conservan la tradición”, añade Andrea.
Dennise Cruz, tuniña k-anelita pin y parte de la dirección musical del grupo, resalta que son un parte aguas en una facultad porque la mayoría de los estudiantes son hombres y que la estudiantina sea mixta abrió una puerta a la inclusión. “La mayoría son varoniles o femeniles, lo que hicimos fue denotar que tanto las ingenierías como la agrupación son para ambos sexos”.
MMCF