A menudo confundimos términos totalmente opuestos como pensar o meditar, pero esta última implica precisamente no pensar, al grado que algunos autores la definen como el camino hacia la liberación o a la iluminación, lo cual no es sencillo alcanzar, pero tampoco es imposible cuando se siguen los pasos indicados, sobre todo por los beneficios que aporta.
En el artículo “La meditación como proceso cognitivo conductual”, Guido Aguilar y Andrea Muzo, enumeran varios de los beneficios de la meditación, clínicamente comprobados: desde la disminución de la ansiedad, el estrés, la frecuencia e intensidad de pensamientos negativos, el enojo y el consumo de drogas; el desarrollo de valores positivos, mejora la autoestima y autorrealización, combate el insomnio y la depresión, hasta controlar la fatiga y reducir el dolor crónico.
Por eso es importante aprender a distinguir ambos términos y tener claro que “meditar es un estado acrítico de auto observación, dónde se puede ver el pensamiento sin pensar; el sentimiento sin involucrarse en él y cualquier contenido cognoscitivo, sensorial, emocional, fisiológico o conductual, de manera pasiva”.
Para el Instituto de Salamanca la meditación es una práctica de autocontrol destinada a regular el cuerpo y la mente hacia un estado de profunda relajación, dónde se llega a un estado autocrítico que implica alcanzar un estado de conciencia al dejar de pensar, estar en paz consigo mismo, por lo cual no se puede considerar como autoanálisis, introspección, reflexión o concentración, pues lo principal es no pensar.
Mejores personas
En suma, los beneficios de la meditación permiten formar mejores personas y alcanzar un mejor nivel de vida, lo cual beneficia el círculo donde nos desarrollamos, que es la familia y la sociedad en general, donde hoy se observan la pérdida de valores, el incremento de la violencia y estrés en todas las edades y condiciones sociales.
Esto lo tiene muy presente Dharmachari Ruchiramati, quien a través de su Centro Budista busca ofrecer alternativas a quien quiere bajar su nivel de irritabilidad, el insomnio, la fatiga y aprender a controlar los pensamientos negativos por un estado de bienestar individual y colectivo; incluso considera que, si aprendiéramos a meditar desde la infancia, este mundo sería otro.
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Ruchiramati obtuvo su nombre cuando se ordenó. Está en sánscrito, es un nombre budista que refleja algunas de las cualidades que tiene como persona. Se ordenó hace cuatro años como Dharmachari en la Orden Budista Triratna y hoy está en el Centro Budista de Toluca, donde dan clases presenciales y en línea a alrededor de 300 personas a la semana, por el interés que despierta el encontrar otros caminos para sanar o estar en paz.
El interés, refiere, es general, tanto de hombres como mujeres y de distintas edades. Antes se concentraba en mujeres arriba de los 40, pero cada vez se amplía más la brecha y ya acuden hombres y mujeres de 20 años, e incluso adolescentes de 12 años.
Esto es debido a que en este Centro ofrecen tres tipos de actividades: de aproximación con talleres cortos y charlas abiertas a todo público; de introducción con 10 cursos introductorios para tener una panorámica más amplia de lo que es el budismo y la de profundización para grupos de estudios de hasta cuatro años, donde incluyen retiros.
Las primeras todos los martes, a las 19:00 horas, con una clase de meditación y charlas sobre algún tema importantes desde la perspectiva budista; en la introducción tienen cinco cursos formales sobre las principales enseñanzas del budismo y cómo practicarlo hoy en día, en nuestras condiciones actuales
En todas las actividades enseñan desde cero. “La meditación budista tiene propósitos muy particulares, ofrece una forma de conectar con nuestra experiencia, en lo que está sucediendo en nuestro cuerpo, en nuestra mente, en nuestras emociones y después nos da unas series de guías y herramientas para aprender a relajar al cuerpo, la mente y llegar a meditar”.
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El objetivo principal es lograr una mente feliz y la meditación ayuda a cultivar estados emocionales positivos. La meditación nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, a calmar nuestra mente, a cultivar emociones positivas, pero también ofrece una forma de transformar la mente, empezar a cultivar no solo concentración y emociones positivas sino también estados de sabiduría de contemplación con los tres espíritus, de conocernos a nosotros mismos, de calmar o educar nuestra mente; hasta cultivar emociones partir de amor, cariño y cultivar sabiduría a partir de la contemplación.
¿Quiénes pueden hacer meditación?
Los budistas creemos que es algo que todos deberíamos de cultivar, que todos necesitamos tener una mente más tranquila, más centrada, más calmada; emociones más positivas, menos reactivas; aprender a disminuir los estados de ansiedad y cultivar estados más positivos y por ello cualquier persona a cualquier edad puede aprender a meditar, incluso niños, con metodologías lúdicas.
Estamos preparando un programa para personas con capacidades diferentes, por ejemplo, de la comunidad sordomuda, buscando una forma de guiar la meditación sin la voz y el sonido; a través de otros mecanismos para tener una vida más plena y más feliz.
¿Meditar tendría que ser como aprender a leer y escribir?
Esto sería otro mundo si cualquier persona aprendiera a meditar como a leer y escribir, a verlo como algo natural y obligado. Este sería un lugar más pacífico, seríamos más conscientes, más amables con todos los seres que nos rodean.
¿Por qué llegan al Centro Budista?
Muchas de las personas que llegan al Centro Budista ha sido porque sus terapeutas les recomiendan el centro para aprender a meditar y para cambiar radicalmente sus vidas, vidas de violencia, de adicción. Trabajamos con personas con depresión, con ansiedad, con problemas de bipolaridad, donde lo importante es acercar a esas personas y que no sientan que hay algo mal con ellos.
A veces la meditación sola no es suficiente. Tratamos de ofrecer un contexto de amistad porque así es mucho más fácil aprender a meditar, llevar una plática más profunda cuando lo haces con personas que tienen los mismos problemas, afrontan los mismos obstáculos y pensamientos.
¿Con qué frecuencia se debe meditar?
Depende de cada quien, pero nosotros recomendamos que sea por lo menos 20 minutos al día. Es lo ideal y a partir de ahí las personas que van activándose en la guía de la meditación van aumentando hasta 40 minutos al día y para ello pueden empezar por acudir al Centro una vez a la semana con el fin de crear un hábito.
Recomendaciones para ubicar el mejor lugar
Ir a un lugar donde el propósito de la meditación desde un inicio sea eso, porque si es simplemente es cierra los ojos y pon la mente en blanco no es una buena meditación, porque no hay un propósito claro, una metodología y la meditación budista tiene propósitos muy claros, metodologías muy precisas.
Lo primero que recomendaría es preguntar si hay una metodología, un propósito y cuáles son, que el lugar esté conectado o tenga un respaldo más amplio y no solamente es ese centro, por ejemplo, nosotros pertenecemos a una orden internacional, con centros en todos los continentes y tenemos esa tradición de muchos años y experiencia.
Recomendaciones para poder meditar
Hay dos tipos de prácticas y ambas son importantes, la primera es en comunidad y la segunda en solitario. Necesitamos ambos, pero enfatizaría más en el contexto comunitario porque es más fácil meditar con otras personas y por eso es bueno buscar una comunidad estable, donde haya amistad y regularidad.
La práctica solitaria necesita más cuidados, crear las condiciones para que la práctica sea posible y lo primero es apagar el teléfono porque es un distractor muy grande; tratar de encontrar un espacio lo suficientemente tranquilo donde nadie te vaya a molestar, donde lo conveniente es crear tu propio espacio, donde no hagas ninguna otra cosa más que tu práctica de meditación, lo más agradable para ti, quizá con algunas flores, una vela, incienso, algo limpio, estético y dedicado sólo para ello; alejado de la gente, no un espacio ruidoso donde la gente pase o distraiga y por último fijar un horario particular, ya sea al despertar, antes de dormir, para que sea un hábito posible.
¿En este caso cuáles son los costos?
Hay lugares muy costosos, pero nosotros no creemos que deba ser así, tenemos que poner un servicio accesible para todos y en el Centro Budista, ubicado en Toluca, tenemos un apoyo que es voluntario, si alguien no tiene dinero y solo tiene 10 pesos, está bien solo pedimos por ejemplo en los cursos introductorios pedimos 500 pesos por las seis semanas y los materiales.
Las actividades se mudaron a línea en pandemia y ya se quedaron ahí también porque son una opción para mucha gente de otras partes del país y de otras naciones que no pueden viajar ni tienen tanto tiempo, pero si quieren cambiar su vida, a partir de la meditación.
AGB