En México hay unos 10 millones 500 mil gatos viviendo en hogares, aunque hay muchos viviendo en las calles, ya que cerca de 57 por ciento de la población tiene una mascota y 15 por ciento tiene al menos un gato.
Tener un gato en casa va en aumento por la creencia falsa que tienen las personas sobre que son independientes y necesitan menos cuidado y menos atención, sin embargo, las personas suelen invertir mil 500 pesos al mes, como mínimo, para su cuidado, ya sea en alimento, veterinario u otros gastos.
La insuficiencia renal crónica, el hipertiroidismo y la diabetes son algunas de las enfermedades más comunes entre los felinos, sin embargo, hay otros padecimientos relacionados con parásitos que pueden curarse si se detectan a tiempo.
El gato es un animal que tiende a esconder los signos clínicos de la enfermedad, porque en la naturaleza resultaría ser una presa fácil. Por ello, es importante estar atentos a cualquier cambio que podamos detectar e intentar seguir el calendario de vacunación y las revisiones correspondientes.
Enfermedades graves
La Enfermedad Renal Crónica (ERC): consiste en una alteración en la función del riñón, es la enfermedad más común entre los felinos, y puede producirse por diferentes causas. Usualmente solo se detectan los signos hasta que el gato ha perdido 75 por ciento de la función renal.
Algunos de los síntomas más frecuentes son que el gato vomite, beba más agua de lo normal, adelgace, orine mucho y pierda el apetito; desgraciadamente, no tiene cura y es progresiva, por lo que el tratamiento es de por vida.
La mejor forma de detectarla es con un análisis de sangre y hacerlo a tiempo permitirá proteger la función renal restante y tratar las alteraciones que le restan calidad de vida al animalito. Las visitas periódicas al veterinario son cruciales: una vez al año al principio y dos veces al año cuando el gato está en edad más avanzada.
Hipertiroidismo: se da por un exceso de producción de hormonas tiroideas; se trata de una alteración muy común entre los gatos mayores. En los animales que lo sufren es usual observar una pérdida de peso a pesar de que suelen aumentar la ingesta de alimentos, aumento de los maullidos, cambios en la mirada o hipertensión.
Esta enfermedad se puede tratar bien con medicación oral y, en algunas ocasiones, si el paciente cumple ciertos requisitos tras haber sido tratado con medicación, se puede someter a un tratamiento con iodo radiactivo, que cure la enfermedad.
Diabetes Mellitus: al igual que en humanos, los gatos también pueden sufrir diabetes, de hecho, es una afección habitual entre los felinos con sobrepeso de más de siete años y que llevan una vida sedentaria. Esta enfermedad solo puede ser diagnosticada por un veterinario mediante la realización de un análisis de sangre, sin embargo, existen algunos signos clínicos que pueden evidenciar que el gato padece esta enfermedad.
Los síntomas más frecuentes son la ingesta excesiva de agua, aumento del apetito y el aumento de las micciones. Un punto positivo es que esta enfermedad puede ser reversible si se sigue un tratamiento específico.
Virus de la leucemia felina: el virus está presente en los líquidos corporales, especialmente en la saliva, en la orina y las heces. El virus no sobrevive fuera del cuerpo del gato, de modo que suele ser imprescindible un estrecho contacto entre el animal infectado y el sano para su transmisión.
Es causada por un virus de ARN con envoltura que pertenece a la misma familia que el virus de la inmunodeficiencia felina: Retroviridae, género Gammaretroviridae. Es especialmente peligrosa para los gatitos ya que pueden contagiarse de su madre tanto en el útero como en la lactancia.
Padecimientos más leves
Trastornos gastrointestinales: son problemas muy frecuentes, pero, afortunadamente, de escasa gravedad. Pueden surgir tras la ingesta accidental de parásitos, alimentos en mal estado o que no sean cien por cien digeribles por el sistema digestivo de los gatos o alergias alimentarias.
Es poco probable que un gato casero sufra una intoxicación realmente grave. En todo caso, requerirá de atención veterinaria, ya que los síntomas pueden ser dolorosos o, como mínimo, molestos.
Además, pueden derivarse efectos secundarios de la deshidratación, dolores musculares. Otitis: Es como en el caso de las personas, la inflamación del oído. Puede producir dolor y provocar pérdida temporal de audición.
Puede desarrollarse si, por cualquier motivo, tu gato se encuentra con las defensas algo bajas. La llegada de la primavera, cuando coincide que el ambiente está más húmedo y hay un ascenso de las temperaturas, también puede propiciar su aparición. Es más frecuente en cachorros y gatos jóvenes (hasta los dos años).
También en los de pelo largo, debido a que el pelo impide una buena ventilación del oído, lo que a su vez provoca un incremento de la humedad y la aparición de bacterias y hongos. Conjuntivitis en gatos: consiste en la inflamación de la membrana esclerótica del ojo y provoca que empiece a segregar.
Si la sustancia es clara, la irritación proviene con toda probabilidad de la acción del viento, concretamente del polvo contenido en el aire. En cambio, si la sustancia es purulenta, se trata de una infección bacteriana, llamada clamidiasis.
Cataratas: consisten en la pérdida de transparencia del cristalino. Esto acaba disminuyendo la visión hasta anularla por completo, además de manera definitiva, si no se tratan a tiempo. Antes de que aparezca la típica mancha opaca en el centro del ojo, se puede observar la sintomatología propia de las cataratas en algunos cambios que tienen lugar en el gato.
Por ejemplo, inseguridad a la hora de caminar, excesiva humedad en los ojos o cambios en el color del iris. Mientras no afecten a la calidad de la visión, las cataratas no requieren necesariamente un tratamiento. Una vez que es evidente la pérdida de visión, se puede valorar la intervención quirúrgica.
Glaucoma: el glaucoma se produce por un aumento de presión en el humor acuoso del ojo. Este aumento de presión acaba afectando al nervio óptico, hasta el punto de provocar una pérdida total de la visión.
El glaucoma es casi siempre un efecto secundario de otra enfermedad, por ejemplo cataratas, infecciones o cáncer, y su diagnóstico puede llevar a confusión con la conjuntivitis.
La diferencia es que el glaucoma va a requerir tratamiento de por vida y los casos especialmente graves acaban con la extirpación quirúrgica del globo ocular.
Alergias y dermatitis en gatos: La piel es uno de los órganos más sensibles del gato y también uno de los que más tienden a enfermar. Especialmente comunes son las enfermedades de la piel en gatos domésticos.
Esto es debido, por una parte, al contacto continuado con los ácaros que se acumulan en los elementos textiles de los hogares. Por otra, a la presencia en el ambiente de numerosos productos químicos de limpieza. Las alergias a algunos componentes de los alimentos procesados también pueden derivar en dermatitis.
JASJ