Ante la crisis de alimentación que se vive en México, con una tendencia creciente de anemia, sobrepeso y obesidad en niñas, niños y adolescentes, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en coordinación con Unicef, FAO y OPS, pidieron al gobierno mexicano garantizar el presupuesto necesario para reducir la mala alimentación en la infancia, pese a la austeridad marcada por este gobierno.
“No se puede implementar una política sin recursos, es cierto que estamos viviendo una etapa de austeridad, pero no podemos descuidar a nuestros niños y niñas, estoy hablando de recursos humanos y de recursos financieros. Si no protegemos a nuestra infancia habremos fallado como gobierno, es primordial que la infancia, la generación de este nuevo gobierno sea más sana, con más oportunidades en la vida, con mejor educación y mejor salud”, expresó Juan Rivera Dommarco, director general del INSP en conferencia virtual.
El INSP, en conjunto con las agencias de Naciones Unidas, lanzaron el documento Recomendaciones de política pública nacional, estatal y local para la prevención, control y reducción de la mala nutrición en niñas, niños y adolescentes en México, en el que plantean 10 recomendaciones basadas en dos líneas de acción estratégicas: atención primaria en salud y nutrición con énfasis en los primeros mil días de vida y entornos saludables para la alimentación, consumo de agua y actividad física.
“La opción de alimentación que hemos elegido en México nos ha llevado a una crisis de salud y crisis ambiental; durante 2015 a 2018 por primera en 30 años no descendió la desnutrición crónica, continuamos con problemas de deficiencias de micronutrientes, tenemos un problema serio de sobrepeso y obesidad que aumentó en este periodo, el aumento de peso fue tremendo, especialmente en niñas, lo que nos habla de que hay una verdadera crisis que está poniendo en riesgo la salud de nuestros niños, niñas y adolescentes”, destacó Rivera Dommarco.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, aunque la desnutrición crónica en niñas y niños menores de cinco años presentó una tendencia a disminuir en los últimos 30 años, entre 2012 y 2018 se estancaron las mejorías, por lo que continúa siendo un problema de salud pública, particularmente presente en los sectores más vulnerables. Mientras que la anemia, el sobrepeso y la obesidad no han logrado reducirse y continúan en aumento, pues en México 35.5% de niños entre 5 y 11 años tiene sobrepeso y obesidad, según datos de la más reciente encuesta.
De tal forma, sostiene que para reducir la mala nutrición es necesario formular políticas de salud pública y priorizar recomendaciones y acciones cuya efectividad ha sido probada, que están plasmadas en el documento.
“Es prioritaria la inversión en acciones estratégicas para reducir todas las formas de mala nutrición en niñas, niños y adolescentes, especialmente en zonas marginadas, y evitar así impactos socioeconómicos y educacionales graves, particularmente en el contexto de la actual pandemia. La suma de esfuerzos del gobierno, sociedad civil, sector empresarial y Naciones Unidas es primordial y urgente para mejorar la nutrición de la infancia y adolescencia en México, por lo que alentamos a tomar esta publicación como una invitación al fortalecimiento y financiación de políticas públicas que contribuyan a ello”, señaló Christian Skoog, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en México.
Por su parte, Lina Pohl, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dijo que la publicación es una herramienta que busca contribuir a los esfuerzos nacionales para hacer frente a la otra pandemia que ataca a la niñez de México, la mal nutrición en sus tres formas: sobrepeso, desnutrición y deficiencia de micronutrientes, por ello hizo un llamado a modificar el sistema alimentario y los patrones actuales de consumo de alimentos hacia otros que sean más sostenibles, acciones cruciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, al igual que para garantizar modalidades de producción y consumo sostenibles y resilientes a cualquier crisis.
“Se debe incluir en el plan de respuesta post covid el tema de la alimentación, principalmente la inversión en la alimentación; hay que implementar subsidios directo al precio, cupones de descuento para alimentos saludables, principalmente aquellos alimentos frescos como frutas, verduras y granos enteros. Hay que acortar las cadenas. Reducir el numero de intermediarios entre productores y vendedores finales, mejorar la comercialización para reducir los precios de alimentos nutritivos e implementar programas agrícolas para que la población tenga una dieta diversa”, agregó.
Juan Rivera Dommarco también destacó que en el documento se identifican algunas barreras que impiden mejorar la alimentación de la infancias, por ello la importancia de proteger las políticas de conflictos de interés, ya que muchas compañías privadas de sectores como tabaco, alcohol, fabricantes de ultra procesados, llevan a cabo prácticas que atentan contra la salud, por lo que se brindan herramientas para proteger las políticas contra el conflicto de intereses. Además, destacó la importancia de monitorear y evaluar la implementación de las políticas públicas.
La mala nutrición provoca serios daños a la salud y desarrollo de niñas, niños y adolescentes: mayor morbilidad y mortalidad; deterioro en la función cognitiva y menor rendimiento escolar; estigma y discriminación, además de enfermedades crónicas, mortalidad prematura y menor calidad de vida en la adultez. Señalaron que para el sistema de salud y la sociedad, esto genera altos costos económicos, ya que afecta negativamente la productividad, la generación de ingresos y el crecimiento económico del país, además del medio ambiente. Invertir en la salud, educación y desarrollo de niñas, niños y adolescentes tiene beneficios durante toda su vida y la de futuras generaciones.
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