Cada día en 59 municipios mexiquenses del Valle de México se desperdician un millón 382 mil 400 metros cúbicos de agua potable por fugas en las redes de distribución.
Con el volumen derrochado en escapes, comparado con los consumos actuales de los hogares, se podría abastecer a 21.3 millones de habitantes, cifra similar a la población que podría tener esta región para el año 2022.
Si del recurso fugado se pudiera recuperar una parte, se podría posponer la ejecución de grandes obras de importación que requieren inversiones millonarias para trasladar agua desde otras cuencas a municipios del Valle de México y a la CdMx, de acuerdo con datos de la Comisión Técnica del Agua del Estado de México (CTAEM).
El escape del vital líquido es común en todo el mundo, no obstante en otros países el porcentaje faltante es de 20 por ciento.
Más de la mitad del volumen que se suministra a la población es extraído de acuíferos, “cada vez se perfora a mayor profundidad y la extracción es menor, lo que pone en riesgo a las siguientes generaciones”, advirtió la CTAEM.
La importancia del agua subterránea queda de manifiesto por la magnitud del volumen utilizado, ya que de los mantos internos se obtiene 69 por ciento de la demanda regional.
La infraestructura vieja, obsoleta y abandonada de 55 años promedio, son los factores que más afectan el adecuado suministro de agua en esos municipios, donde habitantes viven en lomeríos que reciben el recurso por tandeo “con una frecuencia de cada tres días durante siete horas, ahora será sólo de tres horas”, dicen expertos y la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM).
Pozos-Cutzamala
“Los 40 metros cúbicos por segundo que se distribuyen por la red para abastecer a los habitantes de los 59 municipios conurbados son aportados principalmente por bombeo de pozos y diez metros cúbicos más son del Sistema Cutzamala”, informó la comisión.
“Este sistema hídrico construido para aprovechar aguas superficiales y aliviar la sobreexplotación de aguas subterráneas en el Valle de México no cumplió su objetivo de proteger el recurso hídrico y prevenir el hundimiento de la región”, advirtió Jorge Sánchez Gómez, director ejecutivo de la empresa Sistema de Ingeniería y Control Ambiental S. A de C.V.
En el Plan de Desarrollo del gobierno estatal se advierte que el Valle de México es una de las regiones que genera más presión sobre sus recursos hídricos, “explotando de manera insostenible sus acuíferos”.
Y agrega que “el abasto de agua potable en el Estado de México presenta problemas operativos asociados a la cloración, conducción y tratamiento, lo que implica gasto de insumos, electricidad, sueldos y derechos”.
Infraestructura
Además la sustitución de infraestructura complica el asunto, pues aunque se da mantenimiento a la misma, hay equipos obsoletos que no han podido ser reemplazados por falta de recursos, mecanismos necesarios para reducir la perdida de 40 por ciento del flujo original en fugas de las redes de distribución.
“La tubería de suministro sufre rupturas por el embate de los movimientos del subsuelo, en donde se registran hundimientos constantes del terreno y temblores frecuentes que fracturan los ductos”, aseguró el experto.
Otra de las preocupaciones del gobierno estatal es la creciente demanda del servicio como consecuencia del crecimiento poblacional y la expansión de la superficie urbanizada en la región.
La calidad en los servicios hidráulicos en municipios metropolitanos está amenazada por las reservas en inversiones que impiden la mejora, renovación y mantenimiento de la infraestructura hidráulica, pues el dinero público destinado al remplazo es prácticamente nula.
Sánchez Gómez dijo que el deterioro de la red no sólo significa desperdicio de agua que transporta, sino reducción de la calidad, que requiere mayor procesamiento para ser potable, “de no tomar las medidas necesarias para reducir los escapes, faltara agua de manera permanente y prolongada”.
Agregó que el problema de abasto en la región no se origina en la necesidad de aumentar el volumen actual disponible, “es necesario emprender acciones integradas con visión de largo plazo, para renovar los ductos de la redes, ampliar la eficiencia económica evitando tomas clandestinas, con pago justo de toda el agua distribuida y abatir la morosidad de usuarios y la calidad para inhibir el consumo de bebidas embotelladas”.
LC