Todos los días René camina hacía el puente internacional Paso del Norte, en Ciudad Juárez, Chihuahua, en busca de vender jugos para obtener algo de dinero, pues hace más de cuatro meses que salió de Haití y llegó a esta frontera donde espera a que el gobierno de Estados Unidos le dé asilo político.
El 4 de diciembre de 2021, René, su primo y la esposa de éste último entraron de forma ilegal a territorio estadunidense, 10 días después fueron deportados a la República de Haití, y ahora por segunda ocasión viajaron desde esa nación a la frontera norte de México en busca de hacer posible “el sueño americano”.
Como René y su familia, cientos de personas migrantes han sido deportadas. Desde octubre del 2021 -cuando inició el año fiscal en Estados Unidos- y hasta abril por el Sector de El Paso, en el Estado de Texas, los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés) han localizado a 143 mil 124 migrantes que habían entrado de forma ilegal.
De esos, 88 mil 70 fueron expulsado a México o a su país de origen, bajo el Título 42, indican datos de CBP.
La migración de las otras 55 mil 54 personas se reguló con el Título 8, que obliga al gobierno de Estados Unidos a trasladar a las personas indocumentadas a los centros de detención durante varias horas, con la posibilidad de que pidan el asilo político.
Mientras que bajo el Título 42, la deportación es inmediata, sin posibilidad del asilo y bajo el argumento que se busca prevenir la propagación del covid-19.
De los 143 mil 142 migrantes asegurados por agentes del CBP, 59 mil 156 eran mexicanos; 25 mil 270 de Guatemala; siete mil 416 de Honduras; cuatro mil 897 de El Salvador y 46 mil 385 de diversos países.
Además, del total, se contabilizó que 109 mil 294 eran hombres; 21 mil 592 mujeres y 12 mil 238 personas menores de edad.
En el caso de René y su familia, la situación económica, política y de seguridad lo obligó a emigrar. Ellos han tenido un largo trayecto, de Haití viajaron a República Dominicana, luego a dos países más para llegar a México.
En este segundo viaje, cada uno ha gastado aproximadamente dos mil dólares, y han hecho el esfuerzo de salir de la isla caribeña porque allá no tenían comida ni trabajo.
“Vine aquí para si tiene organización que ayude a nosotros, porque nosotros fue deportados y si se va a entrar sin organización tengo miedo, entrar y deportado de nuevo”, dijo René cuya lenguas maternas son el Criollo y Frances y en sus largos viajes aprendió portugués y algo de español.
Rene y sus familiares no han podido obtener un empleo a pesar de que ya tienen la visa humanitaria que expide el gobierno de México, porque les hace falta un documento del Servicio de Administración Tributaria (SAT) que no han podido obtener porque la oficina en Juárez atiende a muy pocas personas a diario, dijeron.
Esta familia también espera a que alguna organización civil pueda prestarles ayuda humanitaria, para el trámite migratorio con el gobierno de Estados Unidos.
LG