Un 7 en ‘mate’ no lo define

Saber detectar las inteligencias múltiples predominantes en los niños ayudará a potencializarlos, no etiquetarlos y lograr que sean proactivos dentro y fuera del aula.

Tanto docentes como núcleo familiar deben apostar por el desarrollo del estudiante, en lo personal y educativo. (Shutterstock)
Sofía Gamón
Torreón, Coahuila /

Después de un examen, proyecto o presentación, sigue un suceso que quita el aliento a más de un estudiante: la entrega de calificaciones. Reprobar o no reprobar, he ahí el meollo del asunto. Para algunas escuelas, con un cinco impreso en la boleta la zona de peligro es inminente; en otras, obtener un 70 significa que se salvó la materia, pero por poco.

Sin embargo, no debería ser el factor decisivo para encasillar a una persona dentro del grupo de los inteligentes. Por lo menos eso es lo que expuso Howard Gardner, psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, en su teoría de las Inteligencias Múltiples.

Para el investigador, la inteligencia es la habilidad necesaria que tienen los individuos para resolver un problema o para elaborar productos que resultan importantes en uno o más ambientes culturales.

Es decir, también se debería valorar las capacidades del individuo frente a la resolución de conflictos, la manera en que se desenvuelve en su entorno y lo que aporta en beneficio de su comunidad, dejando de lado el solamente fijar la mirada en el resultado de un test o número.

En el artículo Las múltiples Inteligencias, publicado por el programa de psicología de la Universidad del Norte en Barranquilla, Colombia, se explica que el investigador considera importante ampliar la definición de inteligencia. 

“Gardner asume una posición crítica frente al concepto tradicional de inteligencia, pues contempla que la inteligencia ha sido, en términos generales, concebida dentro de una visión uniforme y reduccionista, expresada en un constructo unitario y/o un factor general”, se lee en el artículo. 

Se expone que para el psicólogo, las habilidades relacionadas con el campo lógico-matemático son igual de importantes que la creatividad en la danza, la maestría al tocar un instrumento o el trabajar en equipo, aunque estas últimas no siempre sean reconocidas como factor para considerar que una persona es inteligente.

¿Qué sucede en las aulas?

Similar a la definición otorgada por Gardner se encuentra la de Beatriz Elena Beltrán Jiménez, con maestría en Psicoterapia Gestalt, quien explica que la inteligencia es la capacidad que tienen los seres humanos para resolver problemas y adaptarse a lo que sucede en su entorno.

“La inteligencia se ha creído que es la capacidad que tienen los seres humanos para saber mucho y sacar buenas calificaciones y nada más lejos de la realidad”, afirma Beltrán Jiménez.

Para la también fundadora y rectora del Instituto de Psicoterapia, Investigación y Educación Emocional (IPSIEE) en Hermosillo, Sonora, se ha privilegiado en el ámbito educativo el aspecto intelectual en los estudiantes, dejando de lado la educación emocional. Sin embargo, el no aprendizaje de la gestión de las emociones no solamente recae en los alumnos, sino en maestros y padres de familia.

Beatriz Beltrán Jiménez, con maestría en Psicoterapia Gestalt. (Cortesía)

Por tal motivo, según la también Maestra en Ciencias de la Salud, se brinda importancia en demasía al número que obtengan los estudiantes, cuando el objetivo primordial tanto de maestros como madres y padres de familia debería ser enfocarse en cómo se siente el niño o niña.

“Está tan alterada nuestra percepción de creer que solamente una persona inteligente va a sacar buenas calificaciones en la escuela. Muchos niños y niñas sacan buenas calificaciones porque son persistentes, se esfuerzan cada día, adquieren el hábito de estudiar, de nada me sirve un niño que saque 10 si de repente no sabe cómo relacionarse con otros niños”, dice.

No encasillar

Según Gardner, cada individuo posee los distintos tipos de inteligencia, aunque es cierto que unas se potencializan más que otras. Saber detectarlas en pro del desarrollo del alumno propiciará que dentro del aula, como fuera, deje de clasificarse erróneamente a los estudiantes, sobre todo cuando batallan en las materias que se han convertido en el estandarte de la inteligencia, como Matemáticas y Español.

Karen Budd y Vázquez Santaella, licenciada en Historia y docente, habla desde su experiencia como maestra al comentar que es justo el no saber detectar los diferentes tipos de habilidades o inteligencias en un niño lo que automáticamente genera que el maestro lo etiquete.

Karen Budd y Vázquez Santaella, licenciada en Historia y docente. (Cortesía)

“Es importante que los docentes desde que están los niños chiquitos puedan ir viendo cuáles son estas inteligencias”, dice Budd. Batallar en una materia no debería opacar los logros que se tengan en otra, aunque estas no estén íntimamente relacionadas. Además, percibir el intelecto humano en lo artístico, en el constante aprendizaje emocional, también son vías para no dejarse llevar por un siete en mate.

“Los papás al ver reflejados una calificación en su hijo es como si los estuvieran evaluando a ellos mismos como formadores, cuando la tarea primordial no es que el hijo saque una determinada calificación, sino aceptar y querer al hijo o la hija justo como es", dice Beltrán. 

"Requerimos formar niños que estén tranquilos consigo mismos, con sus papás y con sus maestros, para eso necesitamos papás emocionalmente inteligentes, igual maestros”, continua Beltrán Jiménez. 

De igual manera, Budd y Vázquez Santaella, con maestría en Educación y especialidad en problemas de aprendizaje y déficit de atención, sostiene que es importante que tanto docentes como el núcleo familiar acepten y entiendan que cada persona tiene diferentes áreas a desarrollar en diversos lapsos de tiempo, “quitar etiquetas va a producir alumnos con autoestima y proactivos”.

8 TIPOS DE INTELIGENCIAS

Siguiendo la pauta que el intelecto humano también se ve reflejado en acciones tan sencillas como decidir utilizar sal para mejorar el sabor de una mezcla culinaria, hasta la elaboración de una maqueta que contiene la estructura de un rascacielos, Howard Gardner propone ocho tipos de inteligencias:

1. Inteligencia lingüística: relacionada con el procesamiento de la palabra; una adecuada construcción de las oraciones, entendimiento de símbolos y significados. 

2. Inteligencia lógico-matemática: se refiere al uso del razonamiento lógico para identificar patrones de funcionamiento en la resolución de problemas.

3. Inteligencia musical: apreciación musical, uso adecuado del ritmo, melodía y capacidad de construir tonos son algunas de las características de quien cuenta con esta inteligencia. 

4. Inteligencia cenestésico-corporal: como su nombre lo dice, está relacionada con la habilidad de emplear el cuerpo humano como medio de expresión o resolución de conflictos, además de poder manejar objetos con destreza. 

5. Inteligencia espacial: consiste en percibir el mundo en sus tres dimensiones, estar consciente del espacio y tener habilidad para manejarlo.

6. Inteligencia intrapersonal: relacionado con la capacidad que tiene una persona para conocer su mundo interno, entenderlo y estar en constante aprendizaje de sí mismo. 

7. Inteligencia interpersonal: se refiere a la habilidad de relacionarse con los demás, al reconocer las emociones y sentimientos que derivan de dichas interacciones.

8. Inteligencia naturalista: poder observar y estudiar los elementos que forman parte de la naturaleza.


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