Bioarte: trabajar con tejido capilar, lágrimas y piel muerta en pos de la creatividad

Edición Fin de Semana

Edith Medina, una de las principales exponentes en la materia en México, destaca el “mundo de posibilidades” para experimentar con la corporalidad.

BiologyStudio es el primer taller mexicano que vincula arte, diseño y biología. (Cortesía)
México /

Los creadores que deseen incursionar en el universo del bioarte pueden recurrir a la propuesta artística de Edith Medina, quien es una de sus grandes exponentes en México. Desde su taller, comparte que a esta forma de expresión se le define como la disciplina que vincula de manera interdisciplinaria la relación entre las ciencias de la vida, el arte y las prácticas creativas.

“El concepto ha evolucionado e involucra más disciplinas, por eso hoy yo utilizo menos el término ‘bioarte’ y hablo más de ‘biología creativa’ porque permite pensarlo desde diferentes lugares, no solo si eres artista, también si eres arquitecto, ingeniero, biotecnólogo, si eres alguien que se dedica al diseño de modas o al diseño Industrial”.

El campo es tan amplio y las posibilidades infinitas para artistas como ella, que experimentan con la corporalidad, incluso hasta con las lágrimas.

La artista trabaja con sus propios tejidos. (Cortesía)

Actualmente Edith Medina (1979), fundadora y directora creativa de BiologyStudio, primer estudio mexicano en vincular arte, diseño y biología, trabaja con la piel muerta de su rostro: “La he recolectado durante casi un año que hemos transcurrido con la pandemia, como una respuesta anatómica, social y biológica a todo este tiempo de encierro, del uso de cubrebocas y de permanecer frente a la computadora”.

¿Cómo fue tu acercamiento al bioarte?

Mi arribo al bioarte y a las convergencias entre ciencia y arte, vino de la mano de la curiosidad, factor que ha marcado todo mi desarrollo artístico, al tomar un taller de Filosofía de la tecnología en el Centro de la Imagen en Ciudad de México. Uno de los apartados era sobre las relaciones arte, ciencia y biología, si bien yo ya trabajaba con multimedia y video, fue la primera ocasión en que vi trabajos relacionados con entornos de ciencia aplicada e investigación científica. A partir de ahí, mi interés fue creciendo y continué investigando sobre el tema hasta generar mi propia producción de obra y conocimiento”.

¿Qué ventajas tiene este arte?

Me ha dado la posibilidad de hacer preguntas sobre la ciencia misma, generando perspectivas críticas y potenciando la visibilidad de realidades especulativas en las que el mundo puede ser de otras maneras. Muchas de las piezas de principios del siglo XXI cuestionaban y hablaban del futuro de las alteraciones biosintéticas en carnes y materiales; hoy, más de diez años después, eso ya está sucediendo.

¿Qué posibilidades creativas encontraste en esta disciplina?

El bioarte ha sido una puerta de entrada a un mundo de posibilidades, como preguntarme sobre la vida, lo que está vivo y mi posición frente a un mundo que nos ha contado una serie de verdades a lo largo de la historia científica y biológica que no necesariamente son así.

Asimismo, me ha permitido vincularme con una gama muy variada de profesionales de diversas áreas, ya que dependiendo de la obra que desarrolle, es con quien trabajo. No solo abriéndome un panorama de herramientas que van desde la microfotografía, la biología creativa, los biomateriales, la ilustración científica, sino también la capacidad de estructurar otras fuentes de generación de conocimiento y de ciencia, actualmente trabajo mucho más con conocimiento y ciencia local.

¿Cómo has logrado conjugar arte, ciencia y tecnología?

Considero fundamental tener interés y curiosidad para acercarse a mirar lo que sea, es una filosofía de trabajo en mi obra, por lo que al mirar las interrelaciones que convergen entre diversas disciplinas, no las abordo desde su condición aislada o superespecializada, sino desde un sentido en el que, más que disciplinas, son posibilidades encaminadas de manera conjunta para observar un fenómeno, objeto, proceso o fluido, y generar un diálogo u óptica distinta. De esa manera integro una pieza y también un nuevo conocimiento.

¿Cuáles son los materiales con lo que más te identificas?

Van cambiando dependiendo de mi obra, pero hay una constante. Me interesa la materia o insumo biológico que pasa desapercibido en nuestros contextos cotidianos e íntimos. Por ejemplo, las lágrimas, el polvo, el vello capilar, el cabello y también aquellos materiales que tienen una historia profunda y ancestral en nuestra vida material. En mi trabajo como investigadora biomaterial, empleo mucho el concepto ‘materiales ancestrales’, que generé para hablar de esa materialidad que tiene un pasado del uso material, y también tecnológico y científico.

¿En qué estás trabajando actualmente?

Estoy desarrollando una pieza que aborda la intimidad del encierro desde mi piel y mi vello facial. Una de las partes más afectadas durante la pandemia han sido nuestros rostros, en ellos se integra una gran cantidad de materia y residuos biológicos, por lo que a partir de ellos haré una serie de ensayos materiales y microscópicos. Aún no puedo contar mucho porque está en proceso. 

Materia prima

Se especializa en materiales biológicos con aplicaciones al diseño, el arte y la ciencia.

Mujer de ciencia

Tiene estudios complementarios de Arte y Biología en la Universidad Oberta de Cataluña, y de Etnografía de Objetos en la Plataforma de la Universidad de Harvard.

Arte biológico

Su trabajo se desarrolla desde hace 10 años, a partir de procesos biológicos

de experimentos con bacterias, hongos y elementos naturales.

DMZ

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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