Al alza, adolescentes embarazadas por hombres mayores de 30 años

Según el Consejo Estatal de la Población, en 52% de los casos los padres varones rebasan los 18 años; pero detectan un alta incidencia de parejas con brecha generacional de décadas.

En 52 por ciento de los casos la figura paterna es mayor de edad.
Toluca /

El Consejo Estatal de Población (Coespo), en sus cifras  más recientes correspondientes al año 2018, indica que en el Estado de México de los 47 mil 927 nacimientos registrados, producto de embarazos en adolescentes, 52 por ciento de los casos la figura paterna es mayor de edad.

Las estadísticas sobre embarazo adolescente que se pueden consultar a través del sitio oficial del Coespo señalan que 30% de estos casos la figura paterna es menor de 19 años, lo que equivale a un total de 14 mil 828 casos; en tanto, 24 mil 810 varones tenían entre 20 y 49 años, e incluso se reportaron 87 casos en los que el padre tenía más de 50 años de edad.

Los datos oficiales, hasta el corte de 2018, indican que 46 de los nacimientos registrados, la edad del padre era menor a los 15 años; en 14 mil 782, la edad del padre oscilaba entre los 15 y los 19 años; mientras que el mayor índice, es decir, en 17 mil 859 casos, la edad de él se registraba entre los 20 a 24 años.

Estos números muestran que 52 por ciento de los 47 mil 927 casos de embarazo adolescente en la entidad, la figura paterna era mayor a la madre, mientras que 9.6 por ciento (4 mil 625 casos) la edad de éste era de entre 25 y 29 años; en 2.8 por ciento de los casos (mil 366) era de entre 30 y 34 años; en uno por ciento (520 casos) las edades eran entre los 35 y 39 años.

Un dato sobresaliente es que en 8 mil 289 casos no se especifica la edad del padre, mientras que en 113 casos la edad del padre era de entre 45 y 49 años, y en 87 mayor de 50 años.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el Estado de México alrededor de 18 de cada 100 nacimientos registrados son el producto de un embarazo en menores de 20 años, lo que se conoce comúnmente como “embarazo adolescente”.

Prevención del embarazo no planificado

En el marco de la conmemoración del Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, que se conmemora cada 26 de septiembre, las cifras proporcionadas por el instituto refieren que la tasa de embarazo adolescente, o en menores de 20 años, se ubicó en 18 por ciento, para el año 2018, lo que muestra una ligera disminución, en comparación con años anteriores.
  • Según dichas estadísticas, en el año 2012 se registró la tasa más alta en este indicador, alcanzando 19.9 por ciento y en términos porcentuales, en 2013 y 2014 se registraron las primeras reducciones; en 2015 el total de nacimientos registrados por madres menores de 20 años representó 18.2 por ciento del total de nacimientos; en 2016 este porcentaje era de 18, en 2017 continuó esta tendencia, con un ligero decremento, al llegar a 17.9; para el 2018 nuevamente incrementó al llegar a 18 por ciento.

Cabe señalar que una de las metas de la Agenda 2030 es que para ese año se reduzca a la mitad la tasa específica de fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años, así como erradicar el embarazo en niñas menores de 15 años.

Un poco de historia...

El Día Nacional para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes fue instaurado por primera vez en México en 2006, con el propósito de sensibilizar a la población en general respecto a este tema que impacta la salud y el desarrollo social y económico de la población; oficialmente la conmemoración de este día fue aprobado en la Cámara de Diputados el 8 de diciembre de 2011.

Redim: embarazo adolescente esconde casos de violencia y abuso

El director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérez García, destacó que el embarazo adolescente esconde una serie de violencias y situaciones de desigualdad, principalmente relacionadas con las del tipo sexual.

Precisó que diversos organismos internacionales, entre ellos, la ONU Mujeres, califica a los embarazos entre los 10 y 14 años como violencia sexual, ya que no hay ninguna posibilidad de considerar que fue un acto con consentimiento o que pueda ser entendido en su totalidad por las niñas, previendo los efectos que esto podría traer.

  • Para el rango de los 15 a los 17 años, subrayó, deben tomarse en consideración al menos tres aspectos: las condiciones de exclusión, como la pobreza, la falta de acceso a servicios de educación, salud, entre otros.

El segundo elemento a considerar es que se continúan perpetuando las prácticas tradicionales nocivas, como el matrimonio infantil, asociado al embarazo temprano, convirtiendo a las niñas y adolescentes en objeto de deseo y en madres.

El tercer elemento radica en el ejercicio de la sexualidad de los y las jóvenes o adolescentes, aunque la evidencia señala que difícilmente una adolescente se plantea la maternidad cuando cuenta con las alternativas para su desarrollo.

“En el caso del Estado de México se tiene toda una complejidad, porque además es un estado en donde la cultura machista está muy arraigada, sigue ocupando el primer lugar en feminicidios, el primer lugar en agresiones y violencia sexual en contra de niñas y mujeres y hay elementos de mayor profundidad, como la propia presencia indígena, la exclusión”.

KVS

  • Monserrat Mata
  • monserrat.mata@milenio.com
  • Reportera en MILENIO Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.

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