En su más reciente libro, titulado Construir y habitar, el sociólogo y urbanista Richard Sennett (Chicago, 1943), relata la polémica relación entre las ideas de Jane Jacobs y Lewis Mumford, dos figuras prominentes del urbanismo estadunidense que se enfrentaron en el plano académico y personal. Aunque ambos pensadores se posicionaban en la ideología izquierdista y apuntaban a la búsqueda de la igualdad dentro del entorno urbano, sus paradigmas fueron irreconciliables en su momento. Probablemente ahora no sería tan difícil aplicar ambas ideas simultáneamente, dada la diversidad urbana que ofrece la era de la información. La crítica principal de Lewis hacia Jacobs era su supuesto estatismo y la falta de elementos de diseño para materializar sus propuestas.
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Jacobs escribió en 1961 Muerte y vida de las grandes ciudades americanas, un libro que se posicionaba en contra de la planificación totalitaria de las ciudades y pugnaba por intervenciones pequeñas y lentas de cada barrio, impulsadas por los propios ciudadanos, como células de un organismo en el que deben funcionar en armonía unas con otras. Ella estaba en contra de los planes de Robert Moses, que incluían la demolición del parque Washington en Nueva York, para dar paso a una autopista que sustituiría a la Quinta Avenida.
Mumford, por su parte, estaba a favor de un replanteamiento de la forma urbana, retomando las ideas de Howard respecto a la combinación entre ciudad y naturaleza, pero desde un enfoque puramente social. En libros como La cultura de las ciudades, publicado en 1938, el historiador exaltaba la democratización del espacio público verde, el cual debía ser administrado de modo comunitario.
Ambas ideas no son opuestas, sino complementarias. La idea del refuerzo social de los barrios existentes de Jacobs, al ser una idea que plantea trabajar con la construcción previa, no se encuentra de ningún modo en oposición a la construcción de nuevas ampliaciones de la traza urbana siguiendo el paradigma de ciudad-jardín retomada por Mumford. Este paradigma, que plantea un desarrollo de la forma de la ciudad, se debe complementar con un “diseño social” que esté fundamentado en la capacidad de auto-organización de sus pobladores.
TANGENTE
JARDÍN DEL MAÑANA
En 1898 Ebenezer Howard publicó Ciudades jardín del mañana, libro que ejerció gran influencia sobre el desarrollo de las ciudades durante el siglo XX. Enseguida se construyeron Letchworth y Welwyn, las dos primeras ciudades que siguieron este paradigma.