La restauración del mural Epopeya del pueblo mexicano, que pintó Diego Rivera de 1919 a 1934 en Palacio Nacional, y que es emblema del arte del siglo XX, concluyó en tiempo y forma de cara a las fiestas patrias y al Informe Presidencial de Enrique Peña Nieto.
MILENIO siguió ese proceso de restauración, subió a los andamios instalados frente a la obra monumental y después de dos meses de trabajos de los expertos, presenta a los lectores cómo quedó finalmente el mural, luciendo en perfecto estado de conservación.
Lilia Rivero Weber, conservadora de Palacio Nacional dice en entrevista que esta obra emblemática del artista, declarada monumento nacional en 1959, luce radiante, con los colores originales y muy brillantes, gracias al trabajo de limpieza que realizó el grupo de expertos del INBA, que eliminó el polvo y todos los elementos que se acumularon durante seis años en que no fue intervenido el mural.
La también restauradora anuncia que luego de esta experiencia, se decidió que la obra de Diego Rivera que se encuentra en la escalera principal del patio central de Palacio Nacional, así como las pinturas que se ubican en el pasillo del primer piso de este inmueble, estarán sujetas a supervisión constante.
De hecho, agrega, la idea de haber realizado este monitoreo, es que a partir de ahora, se le dé un mantenimiento constante para garantizar su conservación.
“La última vez que se sometió a una restauración profunda fue en 2009, previamente a los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Consideramos que podemos prescindir del andamio cada seis años, si realizamos un monitoreo continuo e implementamos un Programa de Prevención cada seis meses, con eso será suficiente para preservarlo y no ejercer tantas acciones sobre él”.
Rivero Weber explica que todo tipo de intervención, al mural de 275 metros cuadrados, se emprende bajo las recomendaciones internacionales de conservación preventiva, con la finalidad de evitar el daño dicho bien cultural.
Este mural que cada año es visto por más de 345 mil personas, fue objeto de una conservación y de una limpieza a fondo, a cargo de un equipo de los restauradores del INBA.
Alejando Morfín, conservador y restaurador del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del INBA (Cencropam), quien estuvo al frente de ese grupo de expertos, indica que fueron ocho especialistas los que intervinieron en este proceso de mantenimiento y preservación, luego del sismo que se registró en diciembre del año pasado.
Antes de emprender la restauración y limpieza del fresco de Diego Rivera, se tomaron fotografías con drones, incluso se apoyaron con un escaneo con láser con la finalidad de conocer detalladamente su estado de conservación, y de esa forma poder localizar las grietas y las necesidades de restauración, que de otra manera difícilmente se percibirían.
Morfín explica que ya en los andamios los restauradores identificaron las necesidades de la obra monumental, comprobaron que el sismo afectó leventemente al mural, pues se “activaron” algunas fisuras y grietas, que tuvieron que atender.
“Realizamos también una limpieza mecánica, retiramos polvo y algunos sólidos adheridos a la pintura del mural, incluidas telarañas, esa limpieza la hicimos con agua destilada y agua alcohol. Procedimos entonces a la reintegración cromática que en algunas partes presentaba oxidación”.
El experto, que lleva años monitoreando el estado de preservación de Epopeya del pueblo mexicano, asegura que el mural está estable.
Restauración de la Fuente de Pegaso
La Fuente de Pegaso, que se localiza en el centro del patio central de Palacio Nacional, donde regularmente el Jefe del Ejecutivo da el Informe Presidencial, está bajo un proceso de limpieza y restauración.
Esa es una de las dinámicas de mantenimiento que se hacen cada año con vistas al Informe, dice Lilia Rivero Weber, restauradora de Palacio Nacional.
“Nuestra atención en este momento está en restaurar y limpiar la Fuente de Pegado para que esté impecable. En general esto es parte del proceso de conservación preventiva en Palacio Nacional”.
Rivero Weber indica que la esta Fuente de Pegaso se construyó en los años 70 del siglo pasado con la gran remodelación que se hizo de Palacio Nacional, y se hizo con base en los archivos que había relacionados con la fuente que se perdió en uno de los grandes motines que hubo ene l siglo XVIII.
Se diseñó con todo el rigor académico del momento histórico como si se tratara de la pieza original, por eso se le trata igual que a un monumento histórico y artístico, aclara.
Y le dan todo el tratamiento que conlleva un bien de esta naturaleza, lo hacen validado con el INAH y con la Coordinación Nacional de Monumentos.