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Esther Chapa Tijerina, primera doctora en ser maestra de microbiología en México

Así mismo, fue de las primeras mujeres en estudiar medicina tras la Revolución Mexicana.

Salma Jael Hernández Navarro
Ciudad de México /

Promotora del voto femenino y una de las primeras mujeres en estudiar medicina tras la Revolución Mexicana, Esther Chapa Tijerina fue punta de lanza en los derechos de la mujer en el área de la ciencia.

Originaria de Tampico, Tamaulipasdedicó su vida a la ciencia, la enseñanza y la lucha por los derechos de las mujeres en México. 

Estefanía Castañeda, creadora del sistema de párvulos en Tamaulipas (foto/cortesía)
Estefanía Castañeda, creadora del sistema de párvulos en Tamaulipas (foto/cortesía)

En una época donde las mujeres optaban por ser maestras. Esther y su hermana Hortensia se inscribieron en la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1921, de cual sería docente más tarde. 

Posteriormente, Esther se especializó en microbiología y análisis clínico, lo que la llevaría a su primer trabajo como ayudante de laboratorio en el Hospital Juárez y, poco después, en el  Laboratorio en la Escuela Nacional de Medicina de la UNAM, donde se convertiría en la primera mujer maestra en dicha especialidad,  puesto que ocupó por cuatro décadas. 

En los años treinta emprendieron grandes acciones desde la Secretaría de Educación Pública (SEP), como la creación de brigadas de salud.  Por ello,  en 1959, se le otorgó la Medalla Valentín Gómez Farías por su trayectoria como profesora en la Escuela Nacional de Medicina.

En el feminismo 

En la primera mitad del siglo XX, Chapa, junto con otras mujeres, como Refugio “Cuca” García, emprendió una lucha fundamental para lograr los derechos políticos de las mujeres.

En 1935, estos fundaron el Frente Único Pro-Derechos de la Mujer, una alianza de organizaciones feministas, católicas, comunistas y obreras en defensa de una agenda común , que llegó a contar con más de 50 mil afiliadas.

Un año más tarde, Esther Chapa participó en la Primera Conferencia Nacional de Mujeres con la ponencia “El derecho de voto para la mujer”, donde  enfatizó que "no debía considerarse un privilegio de clase, sino un derecho que también beneficiaría a las mujeres obreras y campesinas, permitiéndoles mejorar sus condiciones de vida".

Finalmente, Esther falleció en 1970, a la edad de 66 años pero su legado permanece en las millas de mujeres que hoy en día pueden ejercer su derecho al voto y forman parte de sectores, que antes eran considerados sólo para un género. 

​SJHN

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