El mundo de la cultura, duramente afectado en Italia como muchos otros sectores por las medidas contra el coronavirus, ha pedido al gobierno apoyo inmediato porque teme no poder recuperarse de la crisis, mientras trata de reinventarse para resistir durante los cierres.
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“Sin intervenciones de apoyo rápido no podrá recuperarse de la crisis, con consecuencias muy graves que afectarán a todo el país”, señala un llamamiento al Ejecutivo firmado por los consejeros de cultura de las principales ciudades italianas.
La suspensión total de las actividades culturales, con cierre de museos, teatros o bibliotecas, fue la primera de las medidas que se adoptaron para reducir los contactos sociales y tratar de contener los contagios por el virus.
Autores, editores, libreros, el sector constata que la oferta cultural en general depende en gran medida de trabajadores con pocas garantías, personas que con frecuencia viven en una economía hecha de pasión pero con márgenes muy pequeños de supervivencia.
Por ello, piden que se declare el estado de crisis de todo el sector cultural público y privado y se amplíen las herramientas disponibles para proteger el empleo a todas las categorías de trabajadores, entre otras medidas.
“El sector de la cultura es gente que vive de trabajo precario, casi el 80 por ciento de la gente que trabaja en el sector es así. Si no vendo libros, si no puedo dar charlas, no cobro”, explica el escritor Bruno Arpaia.
CLAVES
COLUMNA
“La cultura es la columna de la nación, pero casi nadie lo piensa”, dice Bruno Arpaia.
SIN FUTURO
“Si ya estamos en dificultades normalmente, ahora estamos sin futuro”, asegura el librero Paolo Nicoletti.
AYUDA
Por el momento se ha aprobado un decreto ley con ayudas de 25 mil euros para mitigar el impacto económico del virus.