Luna es una de las 30 internas del Reclusorio Femenil de Puente Grande que asisten al taller de escritura creativa organizado por la Secretaría de Cultura y la Dirección de Prevención y Reinserción Social, de la Secretaría de Seguridad de Jalisco.
En este taller, Luna ha conocido la obra de autores como Eduardo Lizalde, Julio Cortázar y Pablo Neruda, entre otros. Gracias a la literatura ha descubierto que ni las celdas del temido penal pueden aprisionar sus pensamientos, mismos que ahora plasma en sus propios textos. Ha encontrado en la poesía un modo de ser libre. Así lo revelan sus versos en los que habla de muros tan suaves como un pan que puede comerse y de la libertad interior como una luz que ilumina su noche.
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Luna no es la única que se ha sentido libre al experimentar “el enorme placer de la lectura”, dice la poeta jalisciense Fanny Enrigue, quien imparte el Taller de escritura en el penal femenil.
La autora de Prácticas de crueldad para el verano, entre otros poemarios, comenta que las sesiones literarias han permitido a las alumnas redescubrir su capacidad de asombro. “Me encantó escucharlas reír a carcajadas mientras leíamos un fragmento de 'El oso', un relato de Chéjov. En otra clase, durante la lectura de un poema, una de las chicas se conmovió tanto que se le salieron las lágrimas. Y varias amantes de las matemáticas quedaron fascinadas al aprender la métrica en poesía”.
La mayoría de las participantes son mujeres entre 20 y 35 años, todas con diferentes antecedentes. Enrigue destaca la diversidad del grupo: “A algunas les encanta participar en la lectura y compartir sus textos, mientras que otras son más reservadas. Hay quienes ya llevan tiempo escribiendo y otras apenas empiezan. El punto en común es su curiosidad y ahí reside gran parte del encanto. La palabra es una catarsis de sus circunstancias y, mayoritariamente, una forma de reflexión”.
La idea, explica, es que no se sientan intimidadas por ninguna obra literaria, sino que disfruten de la lectura y se atrevan a escribir “con absoluta libertad. Cada una en su propia vía, sin adaptarse a patrones fijos”.
La escritora resalta la seriedad con que las internas han tomado el aprendizaje. “Me impresiona cómo valoran cada detalle del curso. Cuando una de ellas no pudo asistir a una sesión porque tenía una audiencia, me pidió insistentemente las copias de lo que vimos en clase, copias que guarda como si fueran un tesoro”.
Fanny Enrigue está segura de que este proyecto cultural dirigido a la población femenil de Puente Grande ha sido un acierto.
Aire de esperanza
“Hemos visto un interés genuino de quienes asisten a estos talleres por convertirse en creadoras. Hay mucho talento y una gran motivación por contar historias en las que revelan su perspectiva del mundo a partir de su vida en la prisión”, sostiene Sofía Varela Reynoso, jefa de Política Cultural y Comunitaria de la Secretaría de Cultura de Jalisco, quien emprendió este programa el año pasado en la Comisaría de Reinserción Social (nombre oficial de la cárcel).
El proyecto inició en 2019 con un taller de escritura que tuvo como resultado la publicación de dos libros con textos de las participantes. En 2020, con la intención de ampliar el alcance de los talleres se creó el programa “Extramuros: conectando mujeres desde el arte”, que integró tres disciplinas: escritura creativa, teatro objeto y fanzine.
La funcionaria cultural explica que, desde el ámbito artístico, esta iniciativa busca reforzar el mensaje que la Secretaría de Seguridad quiere enviar a las personas privadas de la libertad: existe una segunda oportunidad.
“Pretendemos que el arte sea un facilitador para la reinserción social de estas mujeres. Un medio que les permita desarrollarse para que cuando recuperen la libertad les sea menos difícil relacionarse con sus familias”.
Después de leer los textos creados en el taller, Varela Reynoso asegura que el objetivo se está cumpliendo. “Más que enfocarse en sentimientos negativos, en la culpa o el arrepentimiento, en sus poemas o relatos se nota un aire de esperanza. Con frecuencia, hablan de lo que harán una vez que salgan de la comisaría”, dice.
“Desconocemos las razones por las que están en prisión, pero más que juzgarlas, debemos recordar que estas mujeres también son madres, hijas, hermanas y no son ajenas a la realidad”.
Al respecto, la encargada de política cultural menciona que la escritura ha sido también una herramienta para procesar sus sentimientos, sobre todo en momentos como el actual, en el que debido a la pandemia su contacto con el exterior se limita a videollamadas.
Sofía Varela y Fanny Enrigue coinciden en que el arte ha permitido crear vínculos más fuertes entre las internas y las ha vuelto más solidarias. La tallerista lo ejemplifica con una anécdota: “En una clase les hablé de un amigo mío, el escritor Mauricio Vaca, diagnosticado con cáncer terminal. Su historia las conmovió tanto que le escribieron una carta para darle ánimo. Fue un gesto entrañable”.
Claves...
- Modelo
El proyecto inició gracias al programa Prisoner Publishing, de la Universidad de Surrey, en Reino Unido.
- Publicaciones
Los libros 'Espejo y viento' y 'Palabras a la distancia' son resultado del primer taller de escritura.
- Editoriales
Los textos del taller fueron publicados por editoriales cartoneras que utilizan materiales reciclados.
amt