Natalia Sylvester, en busca de las fronteras físicas y emocionales

La novela de la escritora refleja un entramado de historias donde el fenómeno migratorio de México a Estados Unidos articula las vivencias de sus personajes, a partir de un elemento cultural.

Natalia Sylvester publica Todo el mundo sabe que vuelves a casa. (Especial)
Jesús Alejo Santiago
México /

Natalia Sylvester nació en Perú, pero apenas tenía cuatro años cuando llegó a Estados Unidos, primero a Florida y después a Texas. En este estado, se ha encontrado mucho con la cultura mexicana, sin dejar de reconocer las diferencias culturales, de ahí que en su literatura haya una extraña combinación entre ambas tradiciones, como ocurre en su novela más reciente, Todo el mundo sabe que vuelves a casa, publicado en español por Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM.

“Hay tantas cosas que tenemos en común, pero también era importante para mí ubicar la historia entre la frontera entre México y Texas, para contar una historia más real, aunque sí espero que haya elementos universales, porque en los migrantes de todo el mundo hay ciertas cosas que se pueden compartir. Sin embargo, soy peruana, nunca me he tratado de presentarme como escritora chicana”, compartió la escritora, radicada en Estados Unidos.

Con la traducción de Isabel Zapata, la novela refleja un entramado de historias donde el fenómeno migratorio de México a Estados Unidos articula las vivencias de sus personajes, a partir de un elemento cultural: los personajes se casan el día de los muertos, con lo que la escritora se propuso imaginar qué pasaría si un muerto visitara a una pareja joven, no solamente ese día, sino en cada aniversario y qué pasaría si ese espíritu no fuera bienvenido.

“Para mí era una realidad más emocional la que estaba tratando de explorar, pero también situada en un lugar físico, como Texas, donde viví con mi familia: aun cuando hay mucho dolor y cosas difíciles, no significa que no seguimos teniendo triunfos y alegrías cotidianas, las cosas tiene que existir con dualidades, porque la vida no sólo es sufrimiento, especialmente cuando se trata de dejar al país que quieres y a tus seres queridos con la esperanza de una vida mejor para ti y tu familia”.

Por ello, Natalia Sylvester no sólo pensaba en las fronteras físicas, sino las que sentimos cada uno, que son invisibles, en donde quizás estemos cargando secretos, traumas, dolor y, en especial, la historia de nuestros antepasados.

“Creo que siempre voy a estar en historias de migración, es inevitable para mí, como inmigrante, ver el mundo a partir de mis experiencias, es algo que pasa de manera inconsciente y hay tantas historias, no hay sólo una, por lo que pienso que siempre voy a seguir explorando todas esas etapas”.

Así, la escritura de Sylvester, como se refleja en Todo el mundo sabe que vuelves a casa, es una constante metáfora sobre la migración, más allá de que se narren momentos muy difíciles y tristes en el libro, porque se trata de la muerte y de las diferentes formas en que perdemos parte de nosotros mismos, a través de los secretos o los traumas.

“Para mí también era importante mostrar que también estamos llenos de vida. Hay dos extremos entre los migrantes: o son excepcionales o dicen que son criminales y en el intermedio nos perdemos todos nosotros que somos minorías felices y merecemos tener felicidad, acceso a comida y a tener un techo”.

En el volumen aparece la experiencia de miles y miles de mexicanos que emigraron a Estados Unidos a finales del siglo pasado, pero en especial sus descendientes, hoy día estadunidenses en quienes se construye la imagen de un México casi nunca ideal.

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