Claudia Sheinbaum anunció ayer en conferencia de prensa el cambio de nomenclatura de la Avenida Puente de Alvarado por Calzada México-Tenochtitlan. Asimismo, señaló que al Árbol de la Noche Triste ya no se le llamará así, porque ahora se conmemorará “la Noche Victoriosa”. Estos cambios tuvieron diversas reacciones por parte de los estudiosos en arqueología y en historia de México.
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Para el doctor Leonardo López Luján, uno de los máximos especialistas en la investigación y en la historia del Templo Mayor: “Se trata de una típica expresión de la llamada ‘historia de bronce’, de la ‘historia oficial’, una historia que no tiene que ver con la ciencia, sino con la política del momento”.
En opinión del historiador Alejandro Rosas, esa iniciativa es “totalmente absurda y sin sustento, es simplemente ideología barata y chafa sobre el nacionalismo que no lleva a ningún lado. Este gobierno no trata de hacernos comprender la historia, estudiarla o analizarla, sino de imponer una nueva historia oficial, así de simple”.
De acuerdo con el novelista Ignacio Solares, “eso es atroz, porque son parte de nuestra historia de la ciudad y porque somos polvos de aquellos lodos. El Árbol de la Noche Triste es un símbolo de algo que nos ha marcado, porque finalmente somos un pueblo que es español y mexicano, como decía el pasodoble de Agustín Lara. Yo no puedo negar mi madre patria y no puedo negar que soy mexicano, y que soy de Ciudad de México y que la amo por sobre todas las cosas. Cada cosa que se destruye o que se cambia, me lastima el corazón”.
El historiador Javier Garciadiego, integrante de El Colegio Nacional, reconoció que no suelen gustar los cambios de nomenclatura, pero en este caso sí: “Siempre me pregunté ¿‘noche triste’ para quién?, y Pedro de Alvarado siempre me pareció siniestro”.
De acuerdo al investigador Alfredo Ávila, ya se habían tardado en tomar este tipo de decisiones, bajo el entendido de que la mayoría de los gobiernos usan la historia para identificar la posición ideológica que pretender enarbolar.
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“Sí es una pena, porque Puente de Alvarado es una de las vialidades más viejas, más tradicionales, de la ciudad. Cuando se construyó el Eje Central, nombres como Niño Perdido se olvidaron y la ciudad cuenta con muy pocos nombres de la época virreinal”.
El narrador Pedro Ángel Palou, recordó unas palabras de José Emilio Pacheco: “La historia la escriben los vencedores y la novela los vencidos”. Desde su perspectiva no está del todo mal que haya cambio de nombres de calles, que se revise la historia. “De hecho, me parece un acierto el cambio de nombre de Puente de Alvarado”.
El autor refiere que “de niño pensaba que era absurdo que le llamáramos la Noche Triste a la casi derrota del ejército conquistador; sin embargo, no hay ninguna evidencia empírica o histórica de que se cumplan 700 años de la fundación de Tenochtitlan: cuando se festejan estas cosas hay que ser sumamente cuidadosos, basarse en la objetividad histórica para que el cambio sea duradero y no un capricho sexenal o trienal”.
Ángeles González Gamio, cronista del Centro Histórico de la Ciudad de México, considera acertado quitar el nombre de Pedro de Alvarado. “Fue un tipo sanguinario, miserable, espantoso, ordenó la matanza del Templo Mayor, salió huyendo y se salvó con una garrocha. No es un hecho heroico como para que exista una calle con ese nombre, por lo que sí debe cambiarse el nombre a la calzada que en un principio se llamó Tlacopan”.
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Sobre el Árbol de la Noche Triste que ahora se reconocerá como “la Noche Victoriosa”, la investigadora refiere que “se cambia la visión de la historia, no la historia, lo que sucede es que se quiere tomar en cuenta la visión de los mexicas que vencieron a Hernán Cortés”.
CLAVES
DE LA CONQUISTA
Puente de Alvarado lleva este nombre desde los primeros años de la conquista y durante muchos años conservó un puente y una zanja que corría de Sur a Norte.
ACUEDUCTO
De acuerdo con Manuel Orozco y Berra, a fines del siglo XIX un antiguo acueducto pasaba por la avenida y que el puente estaba cerca del Tívoli de Eliseo.
TRISTE MEMORIA
En un ahuehuete habría llorado Cortés su derrota ante los mexicas, aunque los historiadores coinciden en que es un mito.
DAÑOS
En 1980, el Árbol de la Noche triste fue atacado por un rayo que casi lo destruyó por completo, por lo que permanece el tronco.