La mortandad de manatíes del caribe (Trichechus manatus) volvió a incrementarse este año en Tabasco, con 35 ejemplares encontrados en avanzado estado de descomposición en diversos cuerpos de agua de los municipios de Macuspana, Centla, Centro y Jonuta.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) apunta a los agroquímicos utilizados en el cultivo de palma de aceite (Elaeis guineensis), como uno de los principales causantes de este fenómeno, que se agudiza en temporada de lluvias.
“Hay elementos que pueden ser tóxicos, que provienen de la utilización de agroquímicos que pudieran estar causando daño a estos ejemplares; dentro de esta zona lo que han encontrado es que se cultiva palma de aceite y, para su cuidado, se echan pesticidas y pueden ser altamente tóxicos para los manatíes”, dijo Blanca Alicia Mendoza Vera, titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en entrevista con MILENIO.
De 2018 al 6 de septiembre de 2023 se tiene el registro de 151 ejemplares muertos; el mayor número se contabilizó en 2018, con 53 cadáveres de sirénidos hallados en los municipios Macuspana, Centla, Jonuta y Paraíso.
Para los años siguientes, el municipio de Paraíso ya no aparece en los registros brindados por la Profepa, y en cambio aparece el municipio de Centro, junto con Macuspana, Centla, Centro y Jonuta.
En 2019, se registraron 19 manatíes muertos; y en 2020 la cifra logró caer a sólo cinco ejemplares; para 2021, volvió a incrementarse a 19; en 2022 subió a 20 y en lo que va de este 2023, aumentó a 35 manatíes fallecidos.
“De acuerdo con lo que señalan mis compañeros inspectores de recursos naturales, es en época de lluvia (cuando incrementa) porque los agroquímicos que se están depositados en el suelo van corriendo y llegan hasta los cuerpos de agua, y es ahí donde puede estarse dando la situación de daño a los manatíes”, indicó la doctora Mendoza Vera.
Al destacar que el sector ambiental está atendiendo la problemática, a través de la Red de Atención a Contingencias por Varamientos de Marinos, dijo que a la Profepa le corresponde detectar cuáles son las actividades que eventualmente pudieran estar causando el daño a dicha especie, y proceder a la práctica de las visitas de inspección correspondiente.
Resaltó que identificar la causa de los decesos, ha sido una tarea complicada, debido a que la mayoría de los sirénidos se han encontrado en avanzado estado de descomposición, aunque en algunos de los casos se ha logrado observar evidencia que pudiera sugerir que existe la influencia directa del hombre.
Las líneas de investigación de la Profepa apuntan a las descargas residuales y, principalmente, al uso de agroquímicos, por lo que alistan inspecciones.
“Desde luego, tenemos ya identificadas determinadas empresas a las que se practicará una visita de inspección para ver cómo es que están actuando, qué es lo que están utilizando y esto está dentro del límite de nuestras facultades, del número de empresas que tenemos hasta ahorita son siete”.
Dijo que los inspectores tendrán que revisar qué agróquímicos se están usando en el cultivo de palma de aceite; además de que las empresas cuenten con las autorizaciones en materia ambiental.
“Si es que han cambiado el uso de suelo, tendrían que contar con una autorización, tendríamos que ver también cómo es que están llevando a cabo sus actividades tratándose de cultivo en lo que se refiere específicamente al tema ambiental, cómo es que llevan a cabo igualmente las descargas, producto de su actividad”, indicó.
Desde julio, la Semarnat convocó a los actores vinculados con la Red de Atención a Contingencias por Varamientos de Marinos a fin de retomar el protocolo de atención correspondiente a la mortandad de manatíes.
La funcionaria destacó que el fenómeno se ha atendido por el sector ambiental, en diversas reuniones realizadas en el estado de Tabasco, con la participación de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
La Semarnat informó que, tras un estudio del fenómeno ocurrido en 2018, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) no encontró altos niveles de compuestos relacionados con hidrocarburos que determinaran la posible causa.
Mientras que el análisis realizado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) determinó la presencia de toxinas producidas por algas, que pueden proliferar y potenciar el fenómeno, entre otros factores, por el exceso de aporte de químicos por las actividades agrícolas forestales y ganaderas, descargas de aguas residuales, excesivo aporte de materia orgánica por los cambios de uso de suelo, incendios agrícolas y forestales, y los tapes por el exceso de lirio acuático.
EHR