El gobernador del Banco de Inglaterra hizo más que causar sorpresa en los bancos esta semana. Él, o más bien su delegado de regulación bancaria, le dijo a los bancos británicos que dejen de pagar dividendos y bonos en efectivo al personal de alto nivel durante los próximos meses.
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Los bancos están cumpliendo, al menos con la solicitud de recortar los dividendos. Son menos comunicativos acerca de cómo ajustarán los bonos. Comparemos eso con Taylor Wimpey, que declaró el miércoles que no habría bonos en efectivo para los ejecutivos en 2020.
Más de una docena de compañías que cotizan en bolsa, desde Ryanair hasta Capita, anunciaron recortes a remuneraciones y repartos de los ejecutivos este año.
El banco Standard Chartered susurró acerca de la actualización del mercado más adelante sobre la remuneración. Sus pares del sector financiero se mantienen callados.
Sin embargo, la mayoría de los bancos de Reino Unido cuyo año finalizó en diciembre hicieron en febrero el anuncio al personal sobre sus bonos. Casi todos desembolsaron el efectivo que debían pagar —excluyendo la elevada proporción de bonos diferidos— en marzo. Los próximos pagos en efectivo vencen en 11 meses.
¿Quién sabe cómo ser verán las utilidades en ese momento? Un año es mucho tiempo en el mundo del coronavirus.
Los operadores tuvieron un buen primer trimestre. Los equipos de intercambio de divisas han estado trabajando muy duro operando con la volatilidad en los mercados. Por otro lado, la banca minorista está sufriendo y los banqueros de fusiones y adquisiciones se encuentran inactivos. Eso puede cambiar en el segundo semestre a medida que las compañías empiecen su reestructuración y refinanciamiento.
Desde la crisis bancaria de 2008, los reguladores en Europa y Estados Unidos han pedido persistentemente a los bancos que recorten y difieran las recompensas variables o les paguen en acciones. La semana pasada, Sheila Bair, ex presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de EU, opinó en el FT que los bancos deberían recortar bonos discrecionales, así como dividendos y recompras, para liberar los billones de dólares de capacidad de préstamo adicional y absorber las enormes pérdidas en deudas incobrables que se dirigen a la industria.
¿Los reguladores están peleando la última guerra? Los bancos son mucho más fuertes ahora que en 2008 cuando fueron rescatados por los contribuyentes. Han apuntalado sus reservas de capital durante casi una década.
No obstante, la remuneración es un costo enorme para los bancos. El pago variable representó casi la mitad de los costos de remuneración total de Barclays de mil 300 millones de libras en 2019. Aproximadamente la mitad de esos pagos fueron en efectivo. Sería un error para los bancos poner en peligro la fortaleza al repetir los errores de la primera década de 2000.
Este año pasará a ser el del desastre empresarial generalizado y la mayor intervención de los bancos centrales y los contribuyentes en la economía desde la Segunda Guerra Mundial.
En virtud de este nuevo pacto, los bancos tienen un papel social como agentes del gobierno, transmitiendo ayudas estatales a las pequeñas empresas y personas a medida que aumenta el desempleo y se cierne la recesión. No deben perder su ventaja entregando recompensas para el personal después de que otras partes interesadas han sufrido tanto.
INVESCO, DESLUMBRADO
Incluso antes de que la crisis del coronavirus dejara sin trabajo a miles de personas, se consideraba que los trabajos de por vida eran cosa del pasado. Lo que hace que sea difícil explicar cómo Mark Barnett, gestor de fondos de renta variable de Invesco en Reino Unido y acólito del administrador del fallido administrador de fondos Neil Woodford, logra mantener el suyo.
Para ser justos con Invesco, ahora solo tiene la mitad de uno. La casa de fondos estadunidense promovió a Martin Walker para que coencabece su negocio de capitales de Reino Unido junto con Barnett en noviembre.
Y Barnett tiene menos dinero para administrar. Aunque eso no es realmente por culpa de Invesco. Los flujos de salidas y después el rendimiento de la inversión aseguraron que su recipiente de inversión se haya reducido. El Invesco UK High Income Fund se ubicó en 13 mil 100 millones de libras en 2013, un año antes de que Barnett se hiciera cargo. Ahora quedan alrededor de 3 mil 400 millones de libras en el fondo. Su fondo de ingresos cayó a poco más de 1 mil 500 millones de libras. Pronto se va deshacer de su cartera de inversiones no cotizadas, que esta semana se redujo 60 por ciento.
Pero la lealtad que tiene Invesco con Barnett muestra una desafortunada fascinación con las estrellas. Esa obsesión ya le costó al gestor de activos en dos ocasiones. Una vez, cuando Woodford tomó clientes de Invesco, mientras salía disparado para establecer la locura de su propia casa de fondos. Y de nuevo porque Invesco lo reemplazó con su seguidor —Barnett— quien continuó siguiendo la misma estrategia de Woodford. Copió algunas de las mayores apuestas de Woodford y fue coinversionista con él en innumerables y pequeños aspirantes a compañías de biotecnología.
Las acciones de Reino Unido ya cayeron tanto y tan rápido que Barnett sin duda tiene razón de que hay valor por lograr y dinero que se puede obtener cuando llegue la recuperación, con el paso del tiempo. Si le va a ir mejor que al mercado, eso sigue siendo una interrogante.
A las casas de fondos no les gusta despedir a los grandes nombres. Les preocupa que los inversores huyan, y a esto le sigan degradaciones. Los gerentes de cartera se ponen nerviosos. Pero Morningstar ya recortó sus calificaciones sobre los fondos de altos ingresos e ingresos de Barnett el año pasado. Los inversores ya se fueron. Y los gerentes en funciones se están volviendo tan populares como los zapatos de punta.
Ahora, en las profundidades de la recesión, no es el momento de cambiar de rumbo. Pero cuando regrese la normalidad, Invesco realmente debe reconsiderar su estrategia de estar deslumbrado por las estrellas. Los trabajos para toda la vida son tan del siglo pasado.
EN CIFRAS
4.41% caída del índice S&P 500 de Wall Street ayer, después de que una advertencia grave sobre el número de muertos por el coronavirus en Estados Unidos hizo que los inversores se alejaran incluso de las acciones más defensivas.
4.4% retroceso del Dow Jones de Industriales por el temor a que se intensifique la crisis del Covid-19 y cause un impacto económico mayor de lo previsto en el segundo trimestre.
23% recorte del valor al Dow Jones en los primeros tres meses del año más nefastos de su historia mientras el S&P 500 ha caído 20% y el Nasdaq 14.18%; el parqué cerró el martes en su peor trimestre desde la crisis financiera de 2008.