Bombardier acordó vender tres de sus plantas aeroespaciales, entre ellas la histórica fábrica de alas de Belfast, conocida como Short Brothers, a la compañía estadunidense Spirit AeroSystems en un acuerdo valorado en mil 100 millones de dólares (mdd).
El fabricante canadiense de aviones y trenes recibirá 500 millones de dólares en efectivo de Spirit, que asumirá alrededor de 700 millones de dólares en pasivos, entre ellos las obligaciones de pensiones y los anticipos gubernamentales reembolsables para nuevos proyectos.
En mayo Bombardier puso sus operaciones de aeroestructuras, que producen componentes de aviones como alas y fuselajes, a la venta como parte de una campaña para centrarse en el transporte ferroviario y la aviación comercial.
Spirit también le está comprando a Bombardier una planta más pequeña en el puerto marroquí de Casablanca y un taller de mantenimiento, revisión y reparación en Dallas, Texas.
Se espera que los tres sitios juntos generen ingresos de aproximadamente mil millones de dólares en 2019, con un margen de ganancias ajustado de 12 por ciento antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización.
En conjunto emplean a 4 mil personas, más de dos tercios de las de Belfast. Bombardier dijo que “no habrá ajuste de la plantilla laboral” como parte del anuncio.
La llegada de Spirit será un alivio para la fuerza laboral en Irlanda del Norte, donde el antiguo Short Brothers es uno de los mayores empleadores del sector privado. La decisión de Bombardier de abandonar la provincia proyecta una sombra sobre el futuro de un activo industrial clave de Reino Unido, que es un pilar del sector aeroespacial del país.
También se produce en un momento delicado para el gobierno conservador de Gran Bretaña, al tener en cuenta que el área circundante es un bastión para el Partido Unionista Demócrata, del que han dependido para aprobar la legislación.
Bombardier agregó que Spirit continuaría abasteciendo componentes estructurales y repuestos de aeronaves para varios de sus modelos.