Los esquemas de producción global no siempre sirven

Opinión. Los modelos en los que hemos confiado por décadas infravaloran el libre comercio y dan más peso a los aranceles

Un buque de carga con contenedores pasa por el gran puente de Yingwuzhou, en Wuhan. SHUTTERSTOCK
Rana Foroohar
Nueva York /

Una de las lecciones más importantes de la crisis mundial de 2008 fue que los modelos financieros no siempre sirven. La idea de que puedes introducir miles de variables a una caja negra algorítmica, mezclarlas con las posiciones que toman a diario los bancos y extrapolar todo hacia una visión sencilla y fácil de entender de las posibles pérdidas o ganancias, ahora se considera ingenua. El riesgo puede rebotar de formas que ni siquiera podemos empezar a modelar matemáticamente, y los acontecimientos del mercado a menudo crean su propio impulso.

Desde la pandemia y la invasión a Ucrania se produjo un replanteamiento de las nociones simplistas del “valor” para el accionista. Dejamos atrás la era en la que se esperaba que los líderes corporativos solo subieran los precios de las acciones y bajaran los de los consumidores.

Ahora comprendemos que también hay que atender a las partes interesadas, desde los trabajadores a las comunidades, pasando por el sector público. Vemos que las “externalidades negativas”, como la degradación del medio ambiente o los estándares laborales bajos, conllevan sus propios costos. Esto obligó a que se realizara un debate profundo sobre el verdadero precio de los bienes y servicios “baratos”.

Pero este tipo de toma de conciencia todavía no se derrama (no es un juego de palabras) a gran parte de nuestras formas de pensar sobre el comercio mundial. Cualquier cuestionamiento del libre comercio todavía se considera como una defensa del proteccionismo. Los aranceles siempre son malos.

Sin embargo, rara vez nos detenemos a considerar los supuestos de los modelos en los que hemos confiado por décadas para llegar a estas supuestas verdades. Y esto a pesar de que los acontecimientos de los últimos 20 años ponen cada vez más en tela de juicio nuestras ideas preconcebidas básicas sobre cómo comercian los países.

A este respecto, se tiene que considerar todo, desde el ascenso del capitalismo de Estado y la China mercantilista, pasando por el éxito de la política industrial de los países “tigre” del sudeste asiático, hasta el hecho de que la mayoría de los acuerdos comerciales firmados en los últimos 30 años no se referían tanto a la eliminación de las restricciones transfronterizas como a la negociación de estándares en relación a los trabajadores, el medio ambiente y la propiedad intelectual.

En ese tipo de negociaciones, las empresas multinacionales tuvieron una enorme ventaja respecto a los Estados nación individuales y a los trabajadores de los mismos. Como dijo el político indio Rahul Gandhi, Occidente “creó” el país moderno de China como la fábrica del mundo, ya que las compañías multinacionales estadunidenses y europeas favorecieron su modelo de producción “coercitivo” frente a los de otras naciones. El capital prosperó externalizando la producción a escala mundial, mientras que los trabajadores de lugares con mercados laborales que se vaciaron o con un medio ambiente contaminado no lo hicieron.

Estas asimetrías ahora provocan un mayor escrutinio de los modelos que los responsables de la política utilizan de forma tradicional para conseguir apoyo para los acuerdos de libre comercio. Por ejemplo, consideremos los esquemas de equilibrio general que los economistas utilizan para analizar el impacto de la reforma comercial. Contienen supuestos sobre el “pleno empleo” y el “cambio sin costo”, según los cuales un trabajador despedido de la industria automotriz en Detroit, por ejemplo, puede cruzar la calle y encontrar un nuevo trabajo por el mismo salario.

Estos modelos tampoco toman en cuenta la tendencia del capital a buscar los lugares con los costos de producción más bajos ni los efectos económicos y sociales más amplios de que se vacíen las comunidades. Del mismo modo, no toman en cuenta las ventajas del crecimiento de la producción en lugar del consumo ni los efectos que el empleo estable y las acciones de capital tienen en las comunidades a largo plazo. El resultado es que los esquemas suelen infravalorar los costos del libre comercio y a sobrevalorar los costos de los aranceles.

En 2021, un grupo de senadores demócratas se quejó con la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos por las suposiciones y omisiones de un informe sobre el “efecto pequeño, pero positivo, en la economía estadunidense” de varios acuerdos comerciales desde 1984. Varios años antes, en 2018, un informe del Banco de la Reserva Federal de Minneapolis encontró que los modelos de comercio estándar no captaban los efectos en el mundo real de cuatro liberalizaciones comerciales bilaterales recientes. De hecho, los investigadores de la Fed descubrieron que el esquema en cuestión (el del Proyecto de Análisis del Comercio Mundial) tenía “una precisión predictiva esencialmente nula”.

Académicos y grupos comerciales experimentan ahora con la modificación de las hipótesis comerciales convencionales. La Coalition for a Prosperous America, un grupo comercial bipartidista que representa a los productores y trabajadores nacionales de Estados Unidos, recientemente hizo un modelo sobre qué ocurriría si EU impusiera aranceles de 35 por ciento a todos los productos manufacturados procedentes de países sin acuerdos de libre comercio (incluida China) y del 15 por ciento para todos los productos no manufacturados. También suponía “elasticidades de la productividad arancelaria”, es decir, que el crecimiento podía producirse a través de la producción y no solo de precios baratos y “elasticidades de los factores de la oferta”, o sea, que el nivel de empleo y el capital social podían aumentar.

El resultado fue que el producto interno bruto aumentó 1.7 billones de dólares, se crearon 7.3 millones de nuevos puestos de trabajo y los ingresos familiares reales crecieron 17.6 por ciento. Por supuesto, este modelo no tomaba en cuenta las consecuencias geopolíticas de ese tipo de acción, al igual que los modelos convencionales no tomaban en cuenta el populismo avivado por los paradigmas del comercio mundial que van por delante de las políticas nacionales. La cuestión es que las suposiciones que hacemos son importantes cuando pensamos en el comercio.

Financial Times Limited. Declaimer 2021


LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.