El salvavidas de 54 mil millones de dólares que Credit Suisse negoció con el banco central suizo la noche del miércoles se concibió para actuar como un “interruptor” de los problemas del banco en dificultades, de acuerdo con personas que participaron en las negociaciones.
Sin embargo, al cierre de la sesión del jueves, las acciones del banco seguían operando 11 por ciento por debajo de su cotización inicial del día anterior. La caída en sus swaps de incumplimiento crediticio y de los rendimientos de los bonos también fue mínima.
Para los inversionistas, la liquidez del banco no es su problema fundamental. Les preocupa que su modelo de negocio no sea rentable, un temor que se agravará si los clientes siguen retirando activos.
Por eso, tras la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y después de que el mayor accionista de Credit Suisse dijo que no iba a aumentar su inversión, se plantean preguntas sobre el futuro del banco suizo.
Las opciones en caso de que se sigan retirando depósitos incluyen que se anule su plan de reestructura radical, la escisión de su unidad suiza, una adquisición total o, en el peor de los casos, la resolución del banco.
Un importante accionista actual de Credit Suisse dijo que la intervención del banco central alivió un poco de la presión inmediata sobre el grupo, pero que necesita aprovechar el tiempo para hacer cambios más profundos.
“Existe un escenario en el que salgan del paso de esta manera y tal vez les permita seguir adelante los próximos meses o uno o dos años, pero eso es muy arriesgado”, dijo. “Si surgen imprevistos, serán vulnerables. Es una historia de capitales insostenible”.
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Salir del paso o replantearse
Los ejecutivos de Credit Suisse dicen que están decididos a ejecutar un plan de reestructura, que tiene el objetivo de desviar capital y recursos de la deficitaria división de banca de inversión hacia las unidades nacional, de gestión patrimonial y de gestión de activos.
Pero los inversionistas siguen cautelosos, en especial por la falta de claridad sobre qué es exactamente lo que va a vender el banco. Este mes, Financial Times informaba de que Harris Associates, principal accionista desde hace tiempo, vendió todas sus participaciones por el plan “engorroso y mucho más costoso" de escindir el banco de inversión.
Separación
Una medida más drástica es que el consejo de administración de Credit Suisse revise un plan que defiende el director ejecutivo Tidjane Thiam y escindiera el banco universal nacional.
Thiam estuvo a punto de sacar a bolsa 25 por ciento de la empresa en 2017, pero la operación se abortó después de que los miembros del consejo y los inversionistas se mostraron reticentes a vender la “joya de la corona” del banco.
Los analistas estiman que la venta de la unidad suiza puede recaudar hasta 15 mil millones de francos suizos, casi el doble del valor de mercado actual del banco, de 7 mil 700 millones de francos.
La operación supondrá un cambio radical respecto al plan de reestructura que coloca al negocio suizo y a la división de gestión patrimonial en el centro de lo que internamente se denomina el “nuevo Credit Suisse”.
También podrá fin de facto a los 167 años del banco como campeón nacional, que se remontan a sus días financiando los ferrocarriles suizos y desarrollando su moneda.
También puede haber cierto interés por parte de rivales o de otros grupos de inversión en comprar la división de gestión de activos del banco, valorada en 402 mil millones de francos, que ha logrado capear el temporal de sus perjudiciales vínculos con la empresa financiera especializada Greensill Capital relativamente indemne.
Adquisición
En una llamada con varios cientos de clientes de JP Morgan, el analista de Kian Abouhossein dijo que el destino más probable de Credit Suisse es una adquisición por su gran rival de Zúrich, UBS.
La fusión de los dos mayores bancos suizos se debate desde hace tiempo en ambos consejos de administración, pero el temor a chocar con barreras antimonopolio ha impedido que avancen las conversaciones.
Sin embargo, la situación actual de Credit Suisse lleva a especular con la posibilidad de desempolvar los antiguos planes si los reguladores consideran que es la mejor manera de estabilizar una de las instituciones financieras más importantes del país.
El mes pasado, una persona involucrada en los juegos de guerra de UBS declaró a Financial Times que el banco permanecía en alerta ante una llamada de rescate de emergencia “999” del gobierno suizo. “El país está comprometido con un modelo de dos bancos, pero seríamos ingenuos si no nos preparáramos para eso”, dijeron.
Bajo el escenario presentado por Abouhossein, si UBS adquiriera el banco, sacaría a bolsa el negocio suizo de Credit Suisse, desmantelaría el banco de inversión y conservaría las divisiones de gestión patrimonial y de activos.
Pero para los ejecutivos de UBS, una adquisición de Credit Suisse sería una distracción excesiva. “A los reguladores tampoco les gustaría ver que UBS lo adquiriera, ya que crearía demasiado riesgo en una sola entidad”, dijo la persona involucrada en la estrategia de UBS. “Estarían creando algo que nunca se podría matar”.
Otra posibilidad es la adquisición por parte de Deutsche Bank. Una persona familiarizada con las discusiones internas en el banco alemán dijo que los ejecutivos estarían más interesados en recoger partes del negocio.
Resolución
Si no se encuentra comprador, el Banco Nacional Suizo puede pensar que no le queda más remedio que tomar medidas más drásticas. En un escenario extremo, el banco central puede intervenir para garantizar los depósitos, tomar el control total del negocio, vender partes y desmantelar el resto.
Pero una medida de ese tipo sería políticamente arriesgada, dado el impacto sobre los contribuyentes suizos, por no mencionar la ignominia que supondría el hundimiento de una de las compañías más grandes del país.