La trayectoria en el ámbito empresarial de Josefina Arias de Gorordo, al ser la primera mujer emprendedora en Tampico en tiempos donde proliferaron los hombres como principales iniciadores de negocios, fue reconocido por socios de Canacintra y también parte de la comunidad de la iniciativa privada de la zona sur de Tamaulipas, en el marco de un foro referente al mes de la mujer, pero enmarcado en una ocasión especial.
Cuando “Pepis”, el nombre de la conocida marca de pastelería y repostería con más de 70 años en el mercado regional, había terminado de exponer sus vivencias personales y profesionales, un trío interrumpió el protocolo. Llegó al Auditorio “Carlos Dorantes” del Icest Campus 2000 con Las Mañanitas y se unieron al festejo de la dueña de la marca local, una sorpresa no solo para los asistentes, sino para la propia invitada.
El momento no era para menos. Acompañada de su hija Esther Gorordo coincidió el acto con sus 97 años de vida, todavía lúcida y con una plenitud que recordó sus primeros pasos en la industria, sobreponerse a la negativa de su padre, así como afrontar retos como el Huracán Hilda, la pandemia del covid-19, así como los competidores con productos similares.
“No me lo esperaba, esto fue una sorpresa”, dijo al escuchar los acordes de los músicos, mientras los asistentes, con una amplia mayoría del género, corearon la canción emblemática para los cumpleañeros. Posteriormente, la presidente del organismo, Cleotilde Treviño Castillo, le entregó un detalle como el reconocimiento por asistir al foro.
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Previamente, dentro de la conferencia “Mujeres líderes que transforma e inspiran”, la segunda edición donde resaltan a quienes se han realizado en el ámbito profesional como en el servicio público, expuso su comienzo.
“Empezó a gustarme la pastelería desde joven, a los 13 años mi mamá (Isabel) dejó que hicieran mis primeros postres, luego contrató a una persona especialista en pasteles. Llamaba a las vecinas para que los probaran. A los 18 tomé la decisión de poner el negocio; recuerdo que mi padre (Francisco) pegó el grito en el cielo, pero mamá muy hábilmente la convenció y me dio permiso”, mencionó.
Al fondo se expusieron fotos de su vida, sus familiares, los primeros productos, el local ubicado en la calle Altamira con César López de Lara, la sucursal en Plaza Palmas, su presencia en eventos con alcaldes, como también con su esposo y sus hijos. Toda una remembranza.
“Muchas cosas han pasado en este negocio. El ciclón Hilda y la inundación estando embarazada. Después vino a abrir en Plaza Palmas, en una zona donde solo había monte, alejado de los clientes. Luego apareció la competencia con unos precios de risa, para acabar la pandemia y la manera de vender cuando te impedían la entrada de consumidores. Logramos salir adelante, mantener los empleos y seguir vigentes”, puntualizó.
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