Política del cinismo

Ciudad de México /

La mentira es mejor. Nunca imaginé comenzar una conversación y, mucho menos, un texto con una afirmación como esta, pero es verdad. El que miente se esfuerza por ocultar lo que teme revelar. Reconoce la fuerza de la verdad y sabe que esconderla requiere de un meticuloso esfuerzo de su parte. Planea las palabras y los gestos, pero también la estructura y lógica de la mentira. Y es que a pesar de estar mintiendo, el que miente tiene una especie de respeto por aquel al que le miente. Cuidar que el otro no sepa, que no se entere, es pensar que es importante, que su opinión y su sentir es valioso. Por su parte, al cínico todo esto le da igual y ese es el estilo que hoy se contagia por el mundo y se ha popularizado en México: la política del cinismo.

Descarados, desvergonzados. Qué bien le quedan estos adjetivos a los cínicos. A ellos no se les cae la cara de vergüenza y tampoco son unos caradura, y es que al estar precedidos por un prefijo des de negación —descarados, desvergonzados— sencillamente están desprovistos de esos elementos: no tienen cara para ponerla frente a nadie ni vergüenza para cuidarla. Lo anterior sumado a que ni siquiera se preocupan por ocultar que no los tienen.

Así, casi sin darse cuenta, lo dio a entender el senador de Morena, Adán Augusto López, al responder a las críticas que les hacían después de que Morena, en alianza con el Partido Verde, había decidido cambiar la iniciativa enviada por la Presidenta en el sentido de prohibir el nepotismo a partir de la próxima elección. Sí, pero no. Cambiaron más de una coma y, por supuesto, el año. En lugar de 2027, entraría en vigor en 2030. Con ello las sucesiones en puerta podían seguir con los parientes. Nosotros no hacemos cosas en lo oscurito como ustedes, dijo el senador. Y era verdad, encima tenía los miles de watts que iluminaban el pleno del Senado.

No fue solo él. Algunos de los parientes cómodos para la próxima elección del 27 también se expresaron. Félix Salgado Macedonio, que podría suceder a su hija en Guerrero, dijo que él ni siquiera había dicho que quería ser, que él respetaba mucho, mucho a la Presidenta, mostró una gráfica con su aprobación en el estado y dijo con voz de caudillo acapulqueño: pero hay que respetar la voluntad popular, “mi amo es el pueblo”. Por su parte, Saúl Monreal, que quiere suceder a su hermano en Zacatecas, quien a su vez sucedió a su otro hermano, dijo que él también tenía gran aceptación del pueblo y que ni modo, que “el que respira, aspira”.

No, no son hechos aislados: es la herencia de nuestro sistema de salud que es mejor que el de Dinamarca.

Y una más: en días pasados se entregaron 29 narcos a Estados Unidos sin un proceso formal de extradición. El secretario de Seguridad dijo que se hizo para evitar que algún juez los liberara y que nuestra mandataria no sabía nada. ¿Un caballero en lo oscurito? Lo cierto es que todos sabemos que la entrega es una ofrenda a Trump, quien por cierto, se adjudicó por completo el logro. Enviados para que los aranceles que se anuncian esta semana no se vayan hasta 25 por ciento y queden en tantito menos. Un capítulo más en eso que no quieren llamar así, pero así se llama: la guerra contra el narco 2.0.

Todos los políticos mienten, me dirán. Pero esto es peor, esto es cinismo.


  • Ana María Olabuenaga
  • Maestra en Comunicación con Mención Honorífica por la Universidad Iberoamericana y cuenta con estudios en Letras e Historia Política de México por el ITAM. Autora del libro “Linchamientos Digitales”. Actualmente cursa el Doctorado en la Universidad Iberoamericana con un seguimiento a su investigación de Maestría. / Escribe todos los lunes su columna Bala de terciopelo
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