Antes de los aranceles de Donald Trump en México ya se veían los nubarrones de una crisis económica por el mal desempeño del gobierno obradorista.
En los últimos cuatro meses las condiciones económicas de México se han vuelto más inciertas lo que ya se refleja en el bolsillo de algunas familias que han sufrido el recorte de personal en las empresas, reducción en sus ventas, aumento de precios en carne, verduras, refrescos y gasolinas. Los economistas libres ya prendieron la alerta por la entrada de México a una recesión.
¿Ante este huracán económico qué hace el gobierno mexicano? Bueno, además de un costosísimo mitin en el Zócalo y bailar la huaracha sabrosona o algo parecido con una niña con trenzas, se anunció como novedad el llamado Plan México que se ofrece como la solución, pero basta darle una revisada para advertir que no servirá de nada o casi nada, porque apuntala muchas ocurrencias obradoristas anticlimáticas.
Por ejemplo, incluye que el gobierno le destinará a Pemex más de dos billones de pesos, empresa estatal que es y sigue siendo un barril sin fondo que solo genera más pérdidas y enriquecimiento de líderes sindicales y nueras e hijos del bienestar.
El plan incluye también impulsar dos nuevas universidades públicas para capacitar jóvenes, una medida loable pero cuyos resultados serían mínimos y a largo plazo.
A nuevos proyectos les ofrece suelo barato, pero el problema es que se han congelado o pospuesto las inversiones nuevas porque a nadie le interesa invertir donde Trump pondrá aranceles y existe –además– una narcoviolencia desatada.
A las empresas en operación no se les ofrece ningún estímulo fiscal relevante, es decir, el gobierno federal no sacrificará sus expectativas de ingresos lo que a mediano plazo sería contraproducente al ir acabando poco a poco con su principal fuente de sus ingresos: el sector productivo.
El gobierno federal no concede reducir, aplazar o negociar las aportaciones patronales al Seguro Social o al INFONAVIT, lo que sería un gran respiro para miles de micro, pequeñas y medianas empresas por conservar la planta laboral. Así, el Plan México es una estrategia más propagandística que económica, sépase de una vez.