El nocivo dogmatismo de Milei

Ciudad de México /

A principios de año escribí en este espacio sobre la contraproducente política económica del presidente de Argentina, Javier Milei. A casi ocho meses de distancia vale la pena ver los resultados preliminares que las medidas, según sus propios dichos, libertarias, han traído.

Al asumir la presidencia de Argentina, recortó el gasto público implementando lo que llamó la “motosierra”, consistente en medidas como la reducción de subsidios en energía y transporte, y la minimización de las transferencias del Estado hacia las provincias, entre otras.

En cuanto a las medidas fiscales y monetarias, Milei puso en marcha la llamada coloquialmente “licuadora”, la cual implica una estrategia de reducción del gasto público en términos reales, es decir, que aumente menos que la inflación, “licuando” así el poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones.

Adicionalmente, devaluó el peso en un 50 por ciento frente al dólar y modificó la política monetaria para evitar que el banco central siguiera inyectando dinero en la economía al pagar los intereses sobre sus propios bonos emitidos.

En una primera instancia, las medidas lograron un modesto freno a la inflación que por primera vez desde octubre pasado se ubicó en un solo dígito en el indicador mensual, lo cual era de esperarse casi por aritmética simple. El indicador anualizado, sin embargo, es de 272 por ciento, lo cual ubica a Argentina como el país con la más alta inflación del mundo (el año pasado ocupaba la posición cuarta). Además, en junio se dio otro repunte, cortando la breve racha de disminuciones. Este resultado dista mucho de justificar el alto costo que el dogmatismo mileiano ha traído consigo.

De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República de Argentina (Indec), al mes de mayo los salarios de la fuerza laboral informal del país aumentaron solo 155 por ciento interanual, muy por debajo del 246 por ciento entre los asalariados del sector privado formal, lo cual quiere decir que, además de la pérdida de poder adquisitivo para todo el mercado, se está agravando la disparidad de ingresos. Esto es consistente con el incremento del índice Gini (la medida más usada de desigualdad de ingresos) de 4.7 por ciento al pasar de 0.446 a 0.467 puntos.

Por su parte, en materia de unidades económicas, la situación no es mejor. Con base en datos del Indec, la asociación empresarial ENAC elaboró un informe en que detallan que en los primeros seis meses de Milei se han destruido un número récord de 10 mil pequeñas y medianas empresas (pymes). En palabras del comunicado del organismo “(…) este experimento libertario está destruyendo 50 pymes por día en Argentina sin plan ni rumbo económico que genere certidumbre sobre el clima de negocios para poder desarrollar nuestra actividad económica en paz.”

Esto, desde luego, ha empeorado la situación de pobreza, otro habitual resultado del “libertarismo económico”. El Indec estimó que el año pasado cerró con 41.7 por ciento de la población bajo la línea de la pobreza y 11.9 por ciento bajo la línea de indigencia. Según la Universidad Católica Argentina, en el primer trimestre de este año, la pobreza alcanza a 54.6 por ciento de la población y la indigencia a 19.8 por ciento.

En su último informe, la casa encuestadora Zuban-Córdoba reveló que la popularidad de Milei, que ya está por debajo de 50 por ciento, sigue disminuyendo y que la población se ha dado cuenta de que, a diferencia de lo que prometía, el costo del ajuste no lo está pagando “la casta política”, sino todos los argentinos. Esto, sin embargo, no parece que sea un elemento que haga al presidente reflexionar. Por el contrario, ha anunciado un endurecimiento aún mayor de varias de sus medidas. El electorado eventualmente tendrá la oportunidad de premiar o castigar todo este dogmatismo, habrá que ver qué es lo que queda para entonces.

Alfa positivo. De acuerdo con el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (Itaee), al primer trimestre de 2024, dos estados del sur siguen reportando los avances más significativos en actividad económica: Quintana Roo y Campeche, con crecimientos anuales de 20.6 y 5.8 por ciento, respectivamente.


  • David Razú
  • Economista dedicado a temas de finanzas, inversiones y previsión social. Director General de Afore XXI Banorte.
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