'La clase de griego'

Ciudad de México /

Cada año Gil busca en las páginas de la prensa o las pantallas de los dispositivos (así se dice) al ganador o la ganadora del Premio Nobel y la mayoría de las veces se encuentra con desconocidos. Así le ocurrió con Han Kang, la escritora surcoreana que ha ganado este año el máximo galardón de las letras. En su edición en español, La revista Vanity Fair reprodujo una entrevista con Han Kang a propósito de la publicación de su novela La clase de griego en español. Gil subraya algunos párrafos para saber de qué va esta novela. Aquí vamos.

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(La clase de griego) es una historia de amor, creo que de hecho esta es la primera historia que he escrito sobre este tema.

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El protagonista masculino está perdiendo la vista por una enfermedad degenerativa y pensé que esta podía ser una enfermedad que sufrimos todos. Poco a poco hemos empezado a perder la visión, estamos perdiendo nuestras palabras y estamos adentrándonos en un mundo de oscuridad en el que todo está desapareciendo. Creo que esta es la razón por la que él siente el tiempo de una manera tan vívida y clara y sus sensaciones también van ganando en intensidad. Es lo que le ocurre a la protagonista femenina también. Por eso, quería que estas sensaciones se expresaran en esta novela. Y hay momentos del libro en los que puede parecer que todo se expande, que ciertas acciones se hacen eternas, justo en este universo desde estas perspectivas pensé que era donde los protagonistas podían encontrarse.

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El lenguaje siempre falla, es, digamos, como una flecha que nunca da en el blanco. Esto se debe al carácter imposible que muchas veces poseen los idiomas. Sin embargo, es algo que nos une a todos, que nos hace entrar en contacto. Y a través de esta novela, la protagonista se acerca cada vez más al lenguaje. Lo hace de una forma táctil, escribe sobre la palma del protagonista masculino con sus dedos en un momento de silencio y oscuridad. Yo espero que esto se refleje en la novela, el interior humano, nuestro propio lenguaje y cómo lo utilizamos.

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Ambos protagonistas comparten pérdidas y también una soledad y otras cuestiones comunes. Esta es la razón por la que no les di un nombre porque a medida que avanza la novela su presencia casi se va mezclando y llega un punto en el que no se puede percibir quién es quién.

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Resulta imposible ser la misma persona después de una pérdida, hay una palabra en coreano que se puede traducir como “de nuevo el círculo”. Es decir, que una persona va por la vida recorriendo círculos y es imposible que alguien cuando haya recorrido ese círculo sea igual. En apariencia puede parecer que no se haya producido ningún cambio, pero una vez que has hecho ese camino es imposible no haber cambiado. Esta palabra se podría traducir como sanar, pero realmente contiene más capas o más matices.

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Al final del libro hay muchos espacios en blanco o en los que solo aparece una palabra. Yo quería precisamente incidir en estos espacios que nos dan esa idea de silencio. Estos silencios hacen que las palabras se sientan con más fuerza o de una forma más intensa, es como un poema y en los poemas el silencio es muy importante. Aquí además cabe la particularidad de que tenemos a una protagonista que es poeta y por eso decidí expandir estos espacios en blanco con estas palabras para que, del mismo modo que ocurre con la música, se sintieran de una manera más vívida.

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Como estamos hablando de La clase de griego, creo que resulta idóneo hablar de Borges y de su obra. Borges decía que para él estar ciego era como esperar la noche al final del verano. Este texto fue el que me inspiró el protagonista masculino. Cuando era universitaria descubrí a Borges, pero era muy joven para apreciar la belleza de su obra. Años más tarde lo redescubrí y me encantaron sus obras más tardías donde el silencio es muy profundo y también me gustaron muchos los poemas que aparecen en estas obras finales, en particular, La memoria de Shakespeare.

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Como todos los viernes Gil toma la copa con amigos verdaderos. Mientras el mesero trae la charola que soporta el vodka Grey Goose para preparar un “Ganso Salvaje”, Gamés pondrá a circular el aforismo de Cervantes por el mantel tan blanco: “Al bien hacer jamás le falta premio”. 

Gil s’en va


  • Gil Gamés
  • gil.games@milenio.com
  • Entre su obra destacan Me perderé contigo, Esta vez para siempre, Llamadas nocturnas, Paraísos duros de roer, Nos acompañan los muertos, El corazón es un gitano y El cerebro de mi hermano. Escribe bajo el pseudónomo de Gil Gamés de lunes a viernes su columna "Uno hasta el fondo" y todos los viernes su columna "Prácticas indecibles"
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