Florecen artesanas en la capital

Ciudad de México /

Artesanas Urbanas es una asociación que no discrimina a nadie, aunque la mayoría de sus integrantes son mujeres, y buscan espacios para presentar sus productos, que van desde avíos en cerámica, joyas, ropa y bolsos, entre otros, incluso libretas que hacen de papel reciclado, sin restarles calidad, sino al contrario, pues son piezas únicas que traen gotas de historias y muchas veces adquieren un valor sentimental.

El reciclaje de materiales es primordial en este colectivo, que tiene como uno de sus principios cuidar el medio ambiente, congregar a mujeres, personas no binarias y transgénero, indígenas y hombres solidarios, precisa Hipatia Palacios López, que coordina el colectivo y con quien colabora su compañero, el artista plástico Juan José Martín Andrés; entre ambos diseñan libretas y cuadernos con dibujos de inmuebles icónicos, mapas de ríos, lagunas y acueductos que son parte de la identidad en la capital.

Florecen artesanas en la capital

Diseñadora de profesión, Palacios ha sido gerente de marketing de empresas de salud y se ha dedicado al tema de comunicación y difusión.

—El colectivo se llama Artesanas Urbanas.

—Sí, siempre hay mucha discrepancia en si me llamo artista o me llamo artesano; nosotros quisimos englobar el tema de la creatividad en artesana y urbana, porque somos de la ciudad, básicamente, aunque también hay mucha comunidad que viene de grupos indígenas que también queremos apoyar. Somos muy incluyentes.

Personas y marcas se van anexando en este nutrido proyecto, uno de cuyos objetivos principales es tener espacios seguros, accesibles y económicos. En el más reciente evento hubo 25 productores con marcas propias

“Es un grupo multidisciplinario; tenemos textileras, diseñadoras, artistas, fotógrafas, joyeras, diseñadoras de modas, ceramistas, activistas, investigadoras”, comenta Hipatia. “Es bienvenida cualquiera disciplina; lo importante es justo lo que haga y lo puedas vender, ofrecer, exhibir, y que tengan un espacio seguro”.

—¿Cómo podrías definir tu proyecto particular?

—Nosotros definimos a Monomántico —que es su marca— como una boutique de papel y como una marca de libretas únicas y para coleccionistas amantes de la Ciudad de México.

En este club de compradores también están los viajeros, en especial aquellos que desean llevar un recuerdo de México, sobre todo de la capital. “Es un proyecto que tiene productos únicos; mi pareja es artista plástico”, comenta Hipatia, mientras señala con su índice los mapas colgados en las paredes del taller, como si se tratara del globo terráqueo en esqueleto. “Esos mapas quedaban recortados y dijimos qué vamos a hacer y él comenzó a hacer libretas a partir de sus mapas antiguos y algunas enciclopedias”.

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—Entonces son libretas únicas.

—Sí, por supuesto, y si adquieres una, jamás va a haber otra en el mundo igual y además también sacamos investigaciones, como mapas de ríos, lagos, lagunas, acueductos de Ciudad de México, a partir de 1900, así como los distritos y municipios originales con un pequeño texto donde contextualizamos y damos una gota de cultura a la gente.

Hipatia brinca de emoción cuando informa que productos de su marca ya fueron anexados a otro museo, como lo anuncia en su página de Facebook: “Estamos muy felices de compartirles que Monomántico ya se encuentra en las tiendas de diseño del Monumento a la Revolución”.

Y otro más: “Estamos muy orgullosos de anunciarles nuestro nuevo punto de venta: el Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM, en el Centro Cultural Universitario de Ciudad Universitaria”.

Y así van expandiendo los puntos de ventas de Monomántico, como también lo hace otra integrante de Artesanas Urbanas, Érika Manning Márquez, quien dio un giro durante la pandemia del 19 y comenzó a estudiar cerámica; entonces descubrió que eso era lo que buscaba: “Crear con las manos”. Fue algo que se le facilitó, porque tiene formación en diseño industrial.

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Y ahora lo dice con orgullo:

—Soy fotógrafa, artista visual, ceramista y soy parte de Artesanas Urbanas. Mi cerámica nace en 2019, por una necesidad artística de crear con las manos, pues como fotógrafa publicitaria era un universo muy virtual y muy digital.

—¿Tu verdadera vocación? — se le pregunta.

Y se vuelve más sincera:

—La verdad es que estaba como un poco harta. Entonces, cuando paró todo mi trabajo de fotografía y me dediqué a estudiar cerámica, encontré que eso era lo que estaba buscando: Una forma de crear con las manos. Y es que también tengo cierta formación industrial.

—Entonces se combina todo.

—Sí, y vi como que todo lo que había aprendido en la vida se juntaba en la cerámica, como la metodología del diseño, buscar que sean piezas únicas, muy del lado del arte, y la fotografía como un medio de documentar mi trabajo.

—La pandemia fue decisiva.

—Sí, pues nos encerramos y pensamos lo que queríamos hacer en este nuevo ciclo; y si bien aprendí con varios talleres, también muy rápidamente quise hacerlo en mi casa, o sea, puse el taller, y esa práctica fue muy linda: aplicar los conocimientos que tuve con maestros muy lindos, muy buenos, y hacer mis propias piezas.

Durante ese periodo estudió en varios talleres y no tardó en poner el suyo para hacer sus propias piezas utilitarias y decorativas.

—Y también nació tu marca.

—Sí, Kiwi Cerámica es un taller de experimentación. Algunos de estos trabajos son con alta temperatura; y barro y arcilla de baja temperatura también, porque estoy en un proceso de descubrir colores, formas, ya para definir mi trayectoria artística a lo que me voy a dedicar.

Otras integrantes de Artesanas Urbanas, además de tener su taller en casa y vender en tianguis, también exponen en aparadores ambulantes, como es el caso de Ariana Castellanos —sus iniciales, AC, engarzadas, forman su marca—, quien tiene su taller de bolsos de piel reciclada.

Durante unos días estuvo en la colonia Condesa. Su venta es itinerante y a través de redes sociales, donde se presenta con su nombre y apellido.

“Lo interesante de este proyecto es que trabajo con una fábrica que está operada por mujeres”, expresa Ariana. “Todas las piezas están hechas de bonches muy chiquitos”.

—Todo es de cueros recuperados, decías.

—Básicamente eso: son piezas que están hechas con mucho amor para que la gente las use mucho tiempo, viajen con ella y sea un objeto de deseo y que sea algo que puedan heredar a las futuras generaciones.

Son tres integrantes de Artesanas Urbanas, un colectivo inclusivo de mujeres creativas que florece en esta gran ciudad, plural e igualitaria, donde todo el mundo cabe…sabiéndose amoldar.

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  • Humberto Ríos Navarrete
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