Las huellas del Che Guevara y Liz Taylor en la Roma

Ciudad de México /

De niño conoció a personajes que visitaban esta casona; con otros pudo cruzar palabras, como lo fue Diego Rivera; una vez vio a David Alfaro Siqueiros, pero sus padres lo distanciaron, pues consideraban al muralista una persona no grata por su estalinismo, un rasgo que separaría a los Kamffer, quienes militaban en el Partido Comunista Mexicano, pero siempre estuvieron en contra del intervencionismo soviético.

Los recuerdos no se detienen en esta casona de los años treinta, ubicada en Plaza Río de Janeiro, colonia Roma, Ciudad de México, que en aquellos tiempos fue la galería de arte Kamffer donde se reunían actrices de talla internacional; escritores, cantantes e incluso guerrilleros, activistas, pintores y cineastas, como lo era el propietario, Raúl Kamffer, un anticuario que inicialmente había estado en la calle de Florencia, Zona Rosa.

Hasta esta casa vinieron los de La Nomenklatura dos veces a “expulsar a mis padres”, que militaban en el PCM, relata el artista plástico Cuauhtémoc Kamffer, conocido como Kuate.

Y la acción se repitió.

“La última vez fue en el Movimiento de 1968; la bronca era que mis padres, que en esos tiempos asistían a la UNAM, apoyaban lo que los muchachos”, pero “el Partido quería manipular el movimiento”.

Para Kuate “lo mejor de pertenecer al Partido es que tuvimos varias fiestas a las que vino a cantar Óscar Chávez”.

Y es que el padre del pintor —escribe el propio Kuate— era un sibarita, por lo que “todos los días había grandes bacanales en las que fluía el vino”. Entonces asistían “los sospechosos de siempre”, gente de cine, de la política y de teatro, como Jodorowsky, Jorge Fons, Juan Mora, Tony Khun, Héctor Ortega, su concuño Carlos Payán, “y también hubo tantos otros más que por ahora no me quiero acordar…”.

Del mundo del cine los visitaron varias figuras. Solo por mencionar algunos: Peter O’Toole, Liz Taylor y John Houston.

Aquí mismo fue locación de El Perro y La Calentura, película dirigida por el padre de Kuate, Raúl Kanffer, una de las primeras de arte-porno. También varios cortos del CUEC, “donde mi mamá, Leonor Álvarez, les prestaba la casa, lo cual a veces era una friega”, recuerda el artista, quien estudió en Inglaterra y en la Academia de San Carlos.

La historia de Casa Kamffer es muy amplia, cuyos dueños siempre fueron de izquierda y militaron en el Partido Comunista. “Esto dio pie a que tuviéramos varias visitas del mundo del arte y de la política”, rememora Kuate. “El Che Guevara se quedó aquí algunas noches, después de huir de Guatemala; Siqueiros hizo una junta al salir de la cárcel, a la cual me prohibieron asistir, pero de todas maneras me colé, y le caí bien al maestro; tanto, que fui invitado de honor a la inauguración del Mural Cuauhtémoc, al cual mis padres no me dejaron asistir, pues nosotros apoyábamos más a la facción de Diego Rivera”.

Al separarse sus padres, relata Kuate, las visitas de los famosos fueron menos; ahora los reventones eran con la presencia de Rita Guerrero, Son de Madera, Abraham Cruz Villegas y muchos más.

“En la rebelión todavía le dimos asilo, en 2006, a perseguidos políticos de la hermana República de Oaxaca; se le dio posada a 50 huicholes que vinieron hasta la gran ciudad a legalizar sus tierras”, escribe Kuate.

La nostalgia ni los recuerdos se detienen en este inmueble, Casa Kamffer, ubicada en Plaza Río de Janeiro número 62, colonia Roma Norte, donde la gentrificación llegó para quedarse y como despedida habrá una exposición de pinturas titulada Memoria del olvido, La casa de los que ya no son, además de un bazar de Artesanías Urbanas. La inauguración será el próximo jueves 10 del presente mes, a las cinco de la tarde. La curaduría es de Gabriela Quero. El invitado especial será, precisamente, Cuauhtémoc Kammfer.

Todo será en espacios de esta casa de estilo francés y exuberante jardín, remodelada en 1960, ubicada en un recodo, junto a la Casa de las Brujas.

—¿Quién era tu padre?— se le pregunta a Kuate.

—Bueno, mi papá era un anticuario, pero también era cineasta; hizo tres películas que más o menos circulaban y unas se fueron a Cannes y a varios festivales. Como anticuario hizo mucho dinero, pero lo perdió todo en el cine. Entonces necesitábamos una casa grande para la galería, para vivir, para talleres, y construyó esta casa, con la ayuda de El Caco Manuel Parra, que construyó la famosa Casa del Indio Fernández, de quien mi padre era amigo.

—¿Recuerdas el nombre de alguna peli de tu papá?

—Mictlán, La casa de los que ya no son, como el título de la exposición de pintura.

—¿Qué edad tenías cuando tu papá adquiere esta casa?

—Uf, yo tendría como 4 años. Nosotros vivíamos en Florencia. Ahí estaba la Galería Kamffer, pero al ver que no ganábamos mucho dinero, y que los artistas se morían de hambre, y que mi papá se la pasaba ayudando a los artistas, entonces la hizo de antigüedades y empezó a ganar dinero.

—¿Cuándo murió tu papá?

—Murió en el 88, de 59 años. Estaba preparando una película sobre La Casa de las Brujas. De aquí de al lado.

—Tú estudias pintura.

—La licenciatura en Inglaterra y la maestría en San Carlos.

—¿Y qué vas a exponer aquí?

—De todo. Vamos a exponer unos muebles, vamos a exponer unas acuarelas que hice hace tiempo, vamos a exponer un acrílico gigante que también hice hace tiempo, uno con tema de la selva y arte digital, que yo llamo pintura digital…

La curadora de la exposición, Gabriela Quero, explica que esta exposición reúne a una serie de artistas que hacen un homenaje de despedida a esta famosa e icónica Casa Kamffer, que pronto pasará a otras manos y tendrá otros usos, como la renta temporal de cuartos.

“Las obras que hemos seleccionado para estas Memorias del olvido, pues hablan justamente de eso: la nostalgia, la migración, el paso del tiempo, las huellas estampadas que cuentan historias y la contemplación, la meditación”, describe Quero.


  • Humberto Ríos Navarrete
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