La voz interior

Laguna /

El partido entre Santos y Monterrey es definido como de alto riesgo. Lo que es así es el evento, el juego no. 

Para evitar el riesgo es necesario escuchar a la conciencia individual que no es otra cosa que una voz interior que no sabe mentir. 

Aquí está la clave.

El comportamiento de cada asistente al estadio no depende de sus preferencias por determinado equipo; eso es lo de menos. 

La conducta de cada aficionado está sujeta a lo que su voz interior le indique; qué está bien o qué está mal hacer, por más fervor que exista por un equipo.

No le echemos la culpa a la falta de seguridad ni a los dispositivos establecidos afuera o adentro del estadio. 

Tampoco culpemos a los órdenes de gobierno por no haber previsto cierto desorden. 

La autoridad no es responsable del comportamiento del aficionado.

Cada quien tiene conciencia y le funciona bien como una voz nítida que no tiene la capacidad de mentir. 

El gran valor de esta voz es la verdad a la que es necesario obedecer. Y esa verdad nos dicta de manera firme y clara que provocar desorden y violencia no es correcto.

Por lo tanto, el buen comportamiento de los aficionados con motivo del juego entre Santos y Monterrey no estriba en el planteamiento que haga cada director técnico ni en la falla o acierto de un jugador. 

Todo está en el control interior sabiendo canalizar el fervor y la energía hacia lo agradable.

Este juego es una gran prueba para cada aficionado porque podrá poner en riesgo su propia esencia de ser humano. 

Lo más sublime del hombre tiene un desafío que se resuelve a favor siempre y cuando su voz interior sea escuchada con apego al orden y a la verdad.

El árbitro del partido se llama conciencia

  • Juan Gómez Junco
  • gjunco.juan@gmail.com
  • Columnista desde 1988 en La Opinión...(hoy La Afición). Egresado del Tec de Monterrey en 1974, Licenciado en Administración de Empresas.
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