Ya no solo los homicidios se han convertido en un tema cotidiano, cada vez son más comunes los crímenes múltiples y masacres en entidades donde, por ejemplo, no ocurrían hechos de este tipo, el fin de semana la prueba de ello fue un bar en el estado de Querétaro, un territorio más que dejó de ser ajeno a este tipo de hechos pese a tener frontera con el estado de Guanajuato donde hay una gran cantidad de antecedentes similares.
Pero ¿por qué en México se asesina con tal facilidad? primero por el fácil acceso que tienen los grupos criminales a las armas de alto poder. Cálculos conservadores estiman que cada año ingresan a nuestro país 200 mil armas de manera ilegal y es que mientras del sur para el norte hay una serie de barreras técnicamente infranqueables, no sucede lo mismo en sentido contrario donde pareciera que la criba está perforada y pasa lo que sea.
Se estima que 17 millones de armas circulan en México sin que exista un control, lo que adereza la falta de coordinación entre ambas naciones en cuanto al tráfico de éstas para hacer que su comercio sea sencillo lo que nos lleva a pensar que no importa cuántas armas se decomisen al crimen pues siempre habrá suficientes para reemplazar las aseguradas.
Pero el otro asunto que hace que el homicidio doloso en México no tenga freno es la percepción de impunidad que tienen quienes lo ejecutan, personas que ven en realidad un trabajo como cualquier otro el quitarle la vida a alguien por el cual reciben un pago y las herramientas para hacerlo.
México promedia alrededor de 94 víctimas de homicidio doloso ¡al día! sí lo que lo convierte en un delito tan común como indeseable y esto sucede porque existe quienes pagan por él, quienes lo ejecutan con las armas a las que tienen acceso fácilmente y sobre todo porque en promedio sólo uno de cada 10 homicidios dolosos ha sido esclarecido y muchos menos aunque esclarecidos terminaron con la sentencia de los inculpados.
A nuestro país le hace falta una reforma integral no solo del sistema de impartición de justicia sino también de procuración de ésta, pues las bandas del crimen avanzan a pasos acelerados con una velocidad vertiginosa que pareciera poner en jaque a las instituciones.
En México se mata… porque se puede.