Dentro de nosotros

Ciudad de México /

Desperté con una astilla misteriosa en el amanecer frío y lluvioso de una mañana de huracanes lejanos que nos traen acá cielos entoldados: extraña la forma en que los padres viven en sus hijos. No me refiero a la compulsión a la repetición freudiana, sino a una de sus formas más profundas, si eso pudiera ocurrir.

Me sirvo un café exprés, sin no es expresso doble, no bebo. Oigo una tos detrás de mí. Acabo de oír la tos de mi padre, lo juro. Volteé un tanto perturbado. No hay nadie, el que ha tosido soy yo. No sé si es natural o aprendido, pero desde hace tiempo toso y oigo el carraspeo de mi padre.

Más tarde, después del café, me enfrento al espejo: buenos días, qué traes por estos rumbos me digo a mí mismo. Lo sé: he traído al espejo la mirada de mi madre. Como las personas, las miradas son reconocibles y yo sé que esta es la mirada de mamá. Y no se imaginen nada tierno, hablo de una mirada dura que atravesaba almas. La mía no es tan dura aun si me lo propongo. Una mirada de ella te fulminaba, o te protegía como un escudo invencible.

Así viven los padres en sus hijos, tomando una pequeña parte de ellos. Sí: la repetición, la escena originaria, el Edipo, el odio y el amor, pero sobre todo cuando ellos se sienten olvidados regresan por algo de nosotros como si dijeran: estoy aquí dentro.

Lo digo así: voy en el coche, me hago de palabras con otro conductor. Sin medir consecuencias en tiempos violentos me bajo y reclamo, insultos. Sobreviví. Desde luego esa actitud es aprendida. Vi a mi padre romperse la madre a puñetazos varias veces en mi vida. Bueno para el trompo, cosa que yo no podría decir jamás.

Pero si toso y lo oigo, ¿cómo se llama? Si miro al espejo y veo en mi mirada la de mi madre, ¿de qué se trata? ¿Si camino y reconozco al otro? Mi padre siempre tosió, pero no tuvo ni enfisema ni Epoc, y fumó siempre Lucky Strike y ella Casinos, “el cigarro de los deportistas”, así los anunciaban. Ellos nos enseñaron a fumar a sus cinco hijos, de campeonato, como he escrito en otra página.

¿Viven en usted una parte de sus padres? Piénsenlo bien, esto es serio.

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