La flexibilidad laboral es una realidad. Pocos seguirán evangelizando a empresas para convencerlas de que pueden operar sin colaboradores físicamente en la oficina.
La pandemia nos dejó este primer aprendizaje y nos acercó al futuro del trabajo, que no solo “será híbrido en cuanto a trabajar entre la casa y oficina, también enfocado en la autogestión y en la parte del ser”, me dijo Ana Lucía Cepeda, fundadora y CEO de Bolsa Rosa, empresa de tendencias laborales y flexibilidad.
Para Ana la pandemia, por lo menos, cuestionó la forma de trabajar y puso dos temas sobre la mesa: la confianza y el control.
La flexibilidad laboral, no solo home office, es un contrato de confianza, responsabilidad y respeto entre el líder y su colaborador. Para que funcione debe haber claridad en cómo medir; tanto el líder como el colaborador deben conocer el perfil del puesto, sus responsabilidades, tiempos de entrega y los resultados u objetivos.
“Aprender a medirse bajo resultados y autogestionarse, sin necesidad de que tu jefe te diga qué hacer, da libertad para elegir horarios, genera tranquilidad y resultados positivos para la empresa”, me dijo Sofía Mendoza, socia y directora de operaciones de Bolsa Rosa.
Si el líder quiere monitorear y el colaborador no sabe autogestionarse, el modelo no funciona. Ahí hay todavía un área de oportunidad, así como en la brecha de género.
Según el Imco, aunque se percibe una ligera recuperación económica desde junio, son los hombres los que más rápido regresan al mercado laboral. Las mujeres que lo han logrado tienen condiciones desventajosas o carecen de seguridad social: de abril a julio de este año, aumentaron las trabajadoras propias de 14 a 23 por ciento y se duplicó el número de trabajadoras no remuneradas. Si sumamos escuela a distancia, una pregunta es: ¿por qué son las mujeres quienes deben supervisar que los niños atiendan las clases?
Tenemos mucho que aprender. No es ideal ofrecer esquemas flexibles solo a las mamás o a la población vulnerable. “¿Qué pasa con los que no tienen hijos o están sanos?, ¿no pueden tener flexibilidad? La empresa debe considerar a la familia y al individuo para que el esquema sea parejo”, me dijo Ana.
Regresar a la oficina es una opción si el líder entiende las necesidades de bienestar, incluso emocional, de sus colaboradores, considerando la realidad de que falta la vacuna y los niños no han regresado a clases. Por eso es imperativa la relación de confianza y control.
“En las crisis te das cuenta con quién cuentas, entiendes la cultura de la empresa y de su liderazgo”, me dijo Sofía.
La pandemia fue un parteaguas y sí estamos más cerca del futuro del trabajo, pero las empresas que navegarán con éxito esta y otras crisis serán las que entiendan “el liderazgo flexible, el trabajo sin fronteras y las nuevas formas de ver el organigrama”, me dijo Sofía. ¿Quién, en serio, está listo?
@vivircomoreina