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No les basta. Quieren más…

Ciudad de México /

El régimen de doña 4T ya ganó todo, hasta lo que nunca hubiera siquiera imaginado obtener en sus más desatadas fantasías: los morenistas tienen la mayoría absoluta en el Congreso (por cierto, este escribidor no termina de digerir la jerga que han confeccionado los leguleyos legislativos porque, miren, en buen castizo el término “absoluto” se refiere a algo que es total, categórico, completo y terminante, pero resulta que el palabro “mayoría calificada” es el que se usa aquí para acreditar legalmente lo rotundo de la referida superioridad), conquistaron la mismísima presidencia de nuestra vapuleada República y se las han apañado para demoler el aparato de la justicia al programar una mascarada de elecciones para ya no tener estorbo alguno sino contar, en todo momento y en cualquier circunstancia, con jueces a modo.

Pero, miren ustedes, no les basta. Van a por más. Quisieran los aplausos y las adulaciones de la mayoría calificada de los ciudadanos. De otra manera no te explicas que su respuesta al espanto natural que exteriorizan tantos y tantos mexicanos ante el horror de Teuchitlán sea tildarlos de “carroñeros”, un adjetivo que se suma al rosario de injuriantes epítetos que el anterior mandamás soltaba desde la tribuna presidencial para responder a quienes no comulgaban con su supremo credo.

El pensamiento crítico, en el polo opuesto a la estupidez impuesta por las doctrinas y a la renuncia a la razón que exigen los dogmas, es uno de los pilares de la sociedad abierta: la democracia se ha alimentado, desde sus mismos orígenes, del desacuerdo. Una nación generosa no es un templo monolítico cerrado a los disensos sino un espacio de tolerancia, despejado y luminoso, en el que caben de manera perfectamente armónica todas las ideas.

El mero hecho de constatar que no vivimos en el mejor de los mundos, ni mucho menos, no nos convierte en torvos emisarios de la “derecha” ni en “conservadores” a combatir siendo, además, que el oficialismo dispone de todo el poder del Estado frente a individuos que se expresan contando nada más con sus personas.

Ya mandan, ya reinan y ya se reparten entre ellos el pastel entero. Pues, ambicionan todavía otro premio: la servil aprobación de todos y que no resuene, jamás, la voz de ningún “carroñero”…


  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
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