• El milagro inesperado: Tamaulipas le reza a Trump para acabar con los cárteles

  • Reportaje
  • En Tamaulipas hay quien confía en la promesa de Trump de erradicar los cárteles. Especialistas responden si se convertirá en el exorcista del narcotráfico en México.
Ciudad de México /

“Si lo viera mi abuela, se vuelve a morir”, dice y suelta una risa pícara. El pequeño altar en casa de la familia Ortega tuvo por 48 años tres veladoras. La matriarca, doña Leticia, lo inauguró en 1978, cuando Karol Wojtyła se convirtió en Juan Pablo II y ella lo hizo su santo mucho antes que la Iglesia católica. Desde entonces, el sumo pontífice tiene una veladora a la derecha del tablón, en este santuario casero instalado en la sala. Comparte una vela con la Virgen de Guadalupe y otra más con Jesucristo. Así fue hasta 2024, cuando Lidia, la nieta, sumó una cuarta veladora: la de Donald Trump.

La adición al altar familiar no es una broma ni herejía. Lidia vive –sobrevive– en un lunar de sangre, Santa Apolonia, en el municipio de Río Bravo, Tamaulipas, un pueblo en la llamada Frontera Chica que es dominado de día y noche por el Cártel del Golfo.

Múltiples escisiones del Cártel del Golfo se disputan zonas clave de Tamaulipas | Javier García / Milenio

Sus mil 500 habitantes usan los caminos de tierra que abren los “monstruos” –tanques improvisados con blindaje artesanal– conducidos por sicarios tan niños como monaguillos para hacer compras entre balas, duermen arrullados por los “drones explosivos” y rezan todos los días para no ser los próximos desaparecidos del pueblo.

Su comunidad es un aquelarre de demonios sueltos que se hacen llamar Los Escorpiones, Los Metros, Los Ciclones y más, que alguna vez fueron aliados y que hoy están decididos a aniquilarse entre ellos para quedarse con ese territorio que es rico en yacimientos de gas natural y ductos de combustible, además de que es la puerta a la ciudad estadounidense Hidalgo, la entrada a Texas, bastión del Partido Republicano.

La ubicación geográfica de Tamaulipas ha condenado al estado a ser un territorio codiciado por grupos criminales | Especial

A juzgar por los quemados vivos, los cadáveres abandonados en los caminos y las fichas de desapariciones pegadas en los postes, ni Jesucristo ni la Virgen de Guadalupe ni el papa Juan Pablo II dirigen la mirada a Santa Apolonia. Pareciera que han silenciado las oraciones que salen de esta mancha entre Reynosa y Matamoros.

Por eso Lidia, de 31 años, ha dirigido sus súplicas hacia ese hombre de 78 años que millones idolatran como si fuera un santo vivo: el magnate de bienes raíces que ha prometido en su resurrección política acabar con los cárteles que la tienen agobiada, así como al resto de la familia Ortega y sus vecinos.

Los cárteles de las drogas han declarado la guerra a Estados Unidos y es tiempo de que Estados Unidos declare la guerra contra éstos [...]. Cuando sea presidente será mi política destruir a los cárteles justo como lo hicimos con Estado Islámico y su califato”, aseguró Trump en noviembre del año pasado.
El gobierno de Claudia Sheinbaum se prepara para el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero | REUTERS

Esa enésima bravata bastó a Lidia para pedir a su familia en la capital del estado, Ciudad Victoria, que le enviaran una calcomanía del republicano para sobreponerla a una veladora de San Judas Tadeo, el santo de las causas imposibles. Desde entonces, mantiene el fuego encendido con la esperanza de que ese propósito se cumpla al costo que sea.

“Yo sé que es un señor que dice muchas cosas feas, pero si logra acabar con los malos, ¿te imaginas? Todos los días le rezo a Dios para que lo guíe, porque ya me quedó claro que la solución no está aquí”, dice la joven cajera a DOMINGA.
“Por mí, que haga lo que tenga que hacer. Si tiene [que] tirarles una bomba, que Dios lo acompañe”.

Donald Trump tendrá acceso a un “maletín nuclear” y presupuesto millonario

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca presagia tensiones diplomáticas | Evan Vucci / AP

Cuando el lector pase los ojos por estas líneas, Donald Trump estará a ocho días de convertirse en el 47º presidente de Estados Unidos. Eso significa que en menos de 200 horas tendrá acceso a un “maletín nuclear” que contiene los códigos para autorizar bombardeos devastadores, una milicia con presupuesto de 850 mil millones de dólares –el más alto del mundo– y las insignias para liderar a 1.3 millones de soldados activos, dispuestos a invadir desde Panamá hasta Dinamarca.

Al sentarse en la Oficina Oval, The Donald como lo llaman sus seguidores, será el Señor de la Guerra del mundo occidental.

Ese poder destructor podría dirigirse contra México. Trump alardea que él y su equipo ya estudian medidas drásticas para asegurarse de que los cárteles mexicanos sean desmantelados. Todas las opciones, afirma, están sobre la mesa: desde aranceles de 25% hasta bombardeos en el país para destruir instalaciones estratégicas del crimen organizado, como los laboratorios clandestinos.

México está gobernado esencialmente por los cárteles. Eso no lo podemos permitir”, machacó este 7 de enero en la misma conferencia de prensa en Palm Beach, Florida, en la que propuso cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América. Esa es su visión del derecho internacional: México está obligado a garantizar que grupos clandestinos no utilicen su territorio para atacar a los vecinos; si lo permite, Estados Unidos tiene el derecho de tomar una acción directa para eliminar esa amenaza… con o sin aprobación. Like it or not, Mrs. Sheinbaum.

Blandir esa mano dura le ha servido para dar un giro de 180º a su imagen en México. Cuando en junio de 2015 bajó de sus escaleras doradas en la Torre Trump de Nueva York para anunciar su candidatura, se ganó el odio de una región al calificar a los mexicanos de “asesinos”, “violadores” y “narcotraficantes”. Pero nueve años más tarde, al proclamar su segundo triunfo en Florida, la noche del 20 de noviembre de 2024, su discurso incendiario ha despertado la esperanza en millones que antes lo detestaban y ahora lo ven como una oportunidad para que México se sacuda la losa del crimen organizado con ayuda foránea.

La 'mano dura' que prometió Donald Trump contra los cárteles generó simpatía en comunidades mexicanas | Reuters

Antes aborrecido, hoy representa una extraña ilusión entre los mexicanos más afectados por la violencia, como Lidia y sus vecinos en Santa Apolonia. Le rezan como a un santo sin milagros o un beato con cargos criminales. La evidente contradicción no les molesta. Todos los pecados de Donald Trump se absolverán, si muere en la cruz por un país que no es el suyo y nos libra de todo mal.

Pero, ¿qué tan factible es que Trump expulse a los demonios de México? Los expertos hablan sobre The Donald y su súbito rol exorcista.

Un ‘marine’ pronostica que para 2029 Trump habrá terminado con los cárteles

Veteranos de la Marina y el Ejército de EU han recorrido la frontera entre México | Foto ilustrativa / Reuters

Mi primera consulta es con un militar estadounidense: Eric Rojo, un coronel retirado del U.S. Army, quien además es analista político. Su pronóstico se alinea con la esperanza de la mexicana Lidia: las presiones de Donald Trump a la administración de Claudia Sheinbaum disminuirán la capacidad operativa de los cárteles hasta una mínima expresión, como sucedió con algunos grupos yihadistas.

“No podemos predecir contundentemente que van a desaparecer los cárteles. Eso sería demasiado optimista, pero sí creo que van a quedar bastante reducidos, como ha sucedido con las organizaciones que la Casa Blanca designa como terroristas. En unos años, se extinguen”, dice Rojo en entrevista para DOMINGA.
“Para lograrlo hace falta la voluntad política de México. No sé si exista hoy, pero cuando Donald Trump apretó las tuercas a AMLO hubo cambios rápidos, extradiciones e incautaciones históricas. Eso lo veremos muy pronto. Imponer aranceles va a ser simple y sólo requiere una firma, como en la gestión anterior. El bombardeo a instalaciones del crimen organizado es algo más complejo y no veo que se tome esa acción de forma unilateral, pero sí en coordinación con las Fuerzas Armadas de México”, asegura el militar en retiro.

Su pronóstico tiene una fecha aproximada de cumplimiento: 2029, el último año del republicano en la Casa Blanca y el penúltimo de Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional.

La figura de Donald Trump se presenta como la de un 'exorcista' de los demonios que conforman los cárteles mexicanos | Reuters

Mi segundo cuestionario va dirigido a Andrés Sumano, experto en violencia e investigador en El Colegio de la Frontera Norte, quien cree que la figura de Trump como “El Exorcista de Todos los Males” fue cincelada –sin querer– por el aún presidente Joe Biden, quien permitió que el gobierno de López Obrador fuera pasivo en el combate a los grupos criminales, lo que permitió la expansión de Los Chapitos y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

“Trump y los republicanos han puesto énfasis en posibles intervenciones unilaterales y en la importancia de ir contra las redes de políticos que facilitan las actividades de los cárteles. Me parece que este último punto es el que parece llamar más la atención del público mexicano, que ha entendido que no puede hacer frente al crimen organizado sin atacar las redes de complicidad".
“Hoy Trump tiene mucho más poder que en su primer mandato. Tiene mayoría en ambas cámaras y una Suprema Corte alineada. Tiene menos contrapesos y no tiene curva de aprendizaje. En ese sentido, sus amenazas son mucho más creíbles que en su primer mandato. Creo [que] sucederá algo similar a lo visto en materia migratoria durante su primer mandato: México se comprometerá a acciones en materia de seguridad a cambio de evitar acciones unilaterales por parte de Estados Unidos”, asegura el especialista.

El diagnóstico: Lidia sí tiene razones para ser optimista… sólo si se respeta la soberanía y se atiende el tema de las complicidades entre autoridades mexicanas y crimen organizado. Pero el entusiasmo tiene un costo: vulnerar la soberanía nacional.

Se desataría una cruenta crisis de sucesión entre cárteles

Brazos armados del CJNG suelen imitar los uniformes, tácticas y hasta el armamento del Ejército Mexicano | Cuartoscuro

En el lado opuesto de ese entusiasmo se ubica mi tercera entrevistada: Emma Landeros, periodista y especialista en conflictos bélicos. Para ella, si Donald Trump desata una operación militar sobre territorio mexicano, Lidia y su familia quedarían atrapadas en una espiral aún más profunda de violencia. Desearán nunca haber prendido esa cuarta veladora.

“Una operación de esas dimensiones tendría graves consecuencias, es decir, mayor violencia, pues al erradicar a algunas cabezas rápidamente habría una crisis de sucesión en la que una nueva alineación de las facciones criminales y alianzas con otros grupos delictivos suplirán a los caídos".
“Basar una estrategia de combate al narcotráfico principalmente en la participación militar de ambos países podría elevar el número de los llamados ‘falsos positivos’ que han venido en aumento desde el sexenio de Felipe Calderón, cuando los civiles comenzaron a ser más víctimas de ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y desaparición forzada por parte de las fuerzas armadas de este país. Con la llegada de los militares de Estados Unidos estas graves violaciones a derechos humanos podrían empeorar”, comenta.

Trump verá por la gente de Texas hacia el norte, no de Texas hacia el sur

Las medidas que Donald Trump busca implementar velan únicamente por los intereses estadounidenses (Cuartoscuro)
“El optimismo sobre la llegada de Donald Trump al poder está sostenido por la imagen de que Estados Unidos es un país con mejores condiciones de vida que México”, dice mi cuarta entrevistada, Yazmín Juandiego, especialista en prevención social del delito. “Pero tensar la relación entre ambas naciones, lamentablemente no va a resolver los problemas de origen que permiten al crimen organizado reclutar y actuar con impunidad”.

La experta tiene una mala noticia para Lidia: que Donald Trump haya designado como próximo embajador en México a un exboina verde con experiencia en la CIA, el polémico militar Ronald Johnson, es señal de que buscará la militarización de México, pero ése es un camino ya recorrido con malos resultados. Trump no aporta nada novedoso a una posible solución a la violencia.

Mi quinto y último entrevistado es aún más tajante. Alberto Guerrero Baena, experto en seguridad, afirma que no hay evidencia que respalde el optimismo que puedan sentir los vecinos de Santa Apolonia con la nueva presidencia de Estados Unidos. “Para que sean viables las amenazas de Trump se necesita pasar por muchos filtros, sobre todo en temas de tratados internacionales en materia de seguridad y libre comercio. Si bien el discurso es muy poderoso, llegar a esas acciones es todo un proceso que puede ser muy tardado. No será, como dijo, un cambio desde el día uno. Eso es ‘fantasía’.

“Desde ahí tenemos que entender que lo que hace Donald Trump es contar historias. Él ha forjado ahora una expectativa de antihéroe, pero Trump no le habla a México. Le habla a su base, a su pueblo y verá por la gente de Texas hacia el norte, no de Texas hacia el sur. No veo optimismo posible”, asevera.

Llamo por teléfono a Lidia, le cuento de mis entrevistas y confirmo aquel versículo que escribió el apóstol Santiago en el Nuevo Testamento: para pedir con fe hay que dudar nada, porque quien duda es semejante a una onda del mar que es arrastrada por el viento.

Pese al poder y las promesas que acumula Donald Trump, el panorama es desfavorecedor para que su mandato termine con los cárteles mexicanos | Foto: Especial

La joven cajera que reza por las noches en su altar por la misión libertadora de The Donald lo tiene claro: para mantener intacta la ilusión de un cambio en Río Bravo, Tamaulipas, hay que tener una fe ciega que no se distraiga ante la evidencia de que el republicano dice muchas cosas en campaña, pero hace pocas cuando está en el poder. Le reza a un divino mentiroso, a un inmaculado delincuente.

La semana anterior, me cuenta, en el gimnasio de una secundaria cerca de su casa aparecieron enormes hoyos en el techo que cubre el patio. Son los explosivos que dejan caer los drones manejados por los demonios sueltos en el pueblo. Un día no tendrán suerte y esa plaga caerá sobre sus cabezas. Lo que nos queda es esta esperanza”, dice al teléfono e imagino su casa iluminada tenuemente por esas cuatro veladoras con la cara de Donald Trump. “Y bien dicen que esa muere al último”.

GSC/ATJ

  • Óscar Balderas
  • Oscar Balderas es reportero en seguridad pública y crimen organizado. Escribe de cárteles, drogas, prisiones y justicia. Coapeño de nacimiento, pero benitojuarense por adopción.

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