Cuando Juan de Dios Ávila escuchó que una de sus compañeras trans fue víctima de discriminación en uno de los baños de la alberca pública Juventino Rosas, en la alcaldía Iztacalco, decidió cerrar el lugar, bloquear avenidas principales y encadenarse. Así nació el proyecto Chikes al agua, que este fin de semana cumple tres años.
Previo al inicio de la pandemia, Juan de Dios, presidente del Congreso LGBTIQ+ de México, director general de Chikes al Agua y coordinador nacional del Movimiento por la Equidad e Identidad, solía ir a nadar a la alberca pública de su comunidad.
Sin embargo, un día una de sus compañeras trans le contó que le negaron el acceso al baño de mujeres.
“Me avisó, fui con la administradora y le dije que soy el comité de usuarios de la alberca que es pública, no le podían negar la entrada. Ella se asume mujer y está en un proceso de reasignación sexogenérica”, contó Juan de Dios a MILENIO.
Detalló que su compañera se encontraba en un proceso de transición con hormonas, aunque por falta de recursos no se había realizado una operación de reasignación de sexo.
“Y si ella va al baño de hombres, la corren de ahí, entonces ¿a dónde va?”, se cuestionó.
Fue entonces cuando Juan de Dios organizó a su colectivo LGBT+ para cerrar Viaducto Piedad y Francisco del Paso y Troncoso, dos avenidas principales en la Ciudad de México. No obstante, la pandemia de covid-19 obligó a frenar su protesta.
Tercer grupo-escuela LGBT+ de natación en CdMx
Para 2022, cuando reabrieron los espacios públicos y las aglomeraciones dejaron de ser un riesgo mortal, Juan de Dios retomó su causa y una vez más, junto a su colectivo se manifestó para conseguir que la alberca Juventino Rosas se volviera un espacio seguro para las personas LGBT+.
Protestaron en la alcaldía Iztacalco, cerraron la alberca durante dos días y él se encadenó a la reja, con lo que consiguió que le otorgaran un horario exclusivo a la población LGBT+, de 20:00 a 21:00 horas. Con esto, se Chikes al agua se convirtió en el tercer grupo-escuela LGBT+ en toda la Ciudad de México.
“Tenemos que crear espacios seguros, donde ellos puedan nadar como lo que son, se puedan cambiar, puedan estar con sus pares y no se tengan que cuidar en los baños de discriminación, agresión, entre otras cosas”.
“Fuimos al tercer grupo en la Ciudad de México y ya van alrededor de 17 con este concepto en la zona metropolitana; es tanto el auge y la necesidad, que el éxito de que se replique no es por competencia, es por buscar un refugio deportivo seguro”.
Pero la lucha no terminó ahí. A pesar de tener espacio y horario, la administración de la alberca argumentó que no tenían los profesores necesarios para cubrir las clases que necesitaban.
"Dije: ‘No hay problema, yo contrato a mis propios profesores’, que, además, tengan la sensibilidad y el trato de las poblaciones diversas, porque hay personas no binarias, gays, bisexuales y trans".
“Entonces, un maestro que visualice a una persona trans y se equivoque en cómo nombrarla o cómo se asume, es inmediatamente despedido, porque tienen la obligación de tratar con respeto y dirigirse con lo que se identifiquen nuestros compañeros”.
Chikes al Agua llega a Edomex, Michoacán y pronto Oaxaca
Al pasar del tiempo, Chikes al Agua comenzó a crecer y distribuirse. Nace en Iztacalco y pronto logra presencia en municipios del Estado de México, como Ecatepec y Coacalco; también llegó a la tierra natal de Juan de Dios, en Morelia, Michoacán, y actualmente están en pláticas para llevar el proyecto con las muxes en Oaxaca.
“Porque el deporte LGBT+ está presente. Por eso se decreta un Día Internacional por la Discriminación en el Deporte, porque efectivamente aún existe, no solo un rezago deportivo, sino también un tema importante de discriminación”.
Deporte como refugio para las personas LGBT+
Para Juan de Dios, el deporte cambia las vidas de las personas LGBT+ “porque tienen un espacio seguro, porque dentro de la diversidad creemos en el respeto, en la libertad sexual”.
“Creemos que la diversidad no solamente es estética, aunque pareciera que somos muy estéticos, creemos en la libertad sexual, es decir, la libertad de tu cuerpo, de ser y decidir. Es un espacio seguro, libre de críticas, de estigma, de LGBTfobia”.
Con esta visibilidad, explicó Juan de Dios, combaten los estereotipos en contra de la población LGBT+: “no hacemos daño, que no todo es promiscuidad, vicio, fiesta, y entonces la gente empieza a cambiar su chip”.
“Si no nos separamos y desde nuestros espacios nos ven, nunca van a ser empáticos con nosotros, nunca van a ver que somos igual que todo el mundo y que tenemos derecho al deporte, pero libre, seguro, respetuoso, sin violencia verbal y sin violencia deportiva, porque además hay una violencia deportiva”.
LG