A nueve meses de que llegó a México la pandemia de covid-19, todos los días nos enteramos de nuevos muertos, nuevos casos, imágenes de hospitales desbordados en algunas ciudades, personas —con o sin cubrebocas— abarrotando espacios públicos, hombres, mujeres, la mayoría adultos; en medio de esta maraña de información, pocas veces se pone atención en un sector altamente vulnerable, más que por la enfermedad por la falta de atención social: el de la infancia.
El psicólogo Juan Martín Pérez, director ejecutivo, desde 2010, de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) señala que los niños, niñas y adolescentes siempre han sido invisibles en la agenda pública y que esto se ha agudizado durante la pandemia.
¿Cómo ha afectado la pandemia a los menores en el país?
Los niños y niñas adolescentes son invisibles en la agenda pública. Los indicadores que tenemos, que se han administrado con la pandemia, es de un incremento en homicidios, desapariciones, reclutamiento forzado, feminicidio e involucramiento en delitos de todo tipo de niños y niñas, por eso es tan importante hacerlos visibles. Por ejemplo, quedaron fuera de la estrategia sanitaria, no se está reconociendo la diversidad nacional y mucho menos a niños y niñas adolescentes que son 40 millones. Hasta ahora, en más de 200 días de pandemia con más de 100 mil personas que han muerto, con más de un millón de personas confirmadas con positivo, no hay una estrategia que permita informar a niños y niñas sobre la pandemia, que les explique por qué se cerraron las escuelas, por qué no se han abierto; en la conferencia de las siete de la mañana, solo en tres ocasiones se ha hablado de este sector.
¿Cuántas niñas y niños han fallecido por covid-19?
Hasta el domingo 22 de noviembre se habían registrado 337 defunciones y 30 mil 900 casos positivos confirmados.
¿Por qué es importante valorar su presencia en nuestra sociedad?
La Organización de las Naciones Unidas, a través de la Unesco y de su propio secretario general, ha alertado sobre que, si no se invierte en niños y niñas adolescentes, si no se mete presión, estamos a la puerta de una catástrofe generacional. Esto no es un discurso apocalíptico, es la evidencia de los datos que tenemos disponibles.
¿Han realizado investigaciones sobre qué efectos tendrá el confinamiento en los menores?
La neuropsicología nos ha documentado hace tiempo que el desarrollo metabólico y cognitivo de los niños depende del movimiento. Niños y niñas quedaron confinados; se ha permitido que se abran restaurantes, gimnasios, centros de recreación para adultos, pero no espacios de recreación para niños. En México no se han hecho estudios, pero en Inglaterra sí y demuestran que niños de 0 a 5 años han tenido regresiones importantes, retornaron a perder el control de esfínteres que ya habían ganado, redujeron el número de palabras en su vocabulario y su capacidad de socializar. Esto afecta a niños, niñas y adolescentes porque también aumentó su tiempo en pantallas —lo que se conoce como orfandad digital: están solos navegando por la red sin acompañamiento adulto porque los adultos son analfabetas digitales. Hay mucho terror por los criminales en las redes sociales, pero no se pueden prohibir porque se necesitan para la escuela.
Desde la REDIM, ¿en qué ámbito han detectado mayores problemas?
El tema educativo es muy grave. La Secretaría de Educación Pública reconoció de manera reciente que perdieron contacto con el 15 por ciento de la población de educación básica, es decir 4.5 millones de niños y niñas y adolescentes, aproximadamente. Esto tiene una gravedad enorme porque, como lo avisó la ONU, son los más pobres, los que históricamente han estado más excluidos en las zonas rurales, donde no hay internet, no hay buena señal de televisión, donde económicamente no es posible garantizar las clases por televisión; ellos son los que están abandonado el sistema educativo o están siendo expulsados con este modelo y, es un misterio cómo la SEP va a recuperar el contacto con esos millones de niños y niñas.
Recientemente, en Ciudad de México nos enteramos de casos en los que adolescentes fueron asesinados, que hay otros detenidos por su vinculación con esos crímenes, y que muchos más están desaparecidos, ¿cuál es la lectura que haces de todo esto?
En 2019 asesinaron a 34 niños y niñas en Ciudad de México; en el Estado de México fueron 164, y en el caso de desapariciones, en la capital de país hay un acumulado de 273 entre 2019 y 2020, principalmente adolescentes, esto muestra un patrón fundamentalmente en la macro corrupción, nos habla de funcionarios corruptos, quienes forman parte del lavado de dinero, de los propios grupos criminales en los que no hay límites, donde mutilar los cuerpos y exhibirlos públicamente envía el mensaje de “vamos por sus hijos”, buscan demostrar control territorial y generar terror.
¿Esto está relacionado de alguna manera con la pandemia?
La pandemia lo agudizó, lo multiplicó porque se rompió el tejido comunitario: la comunidad educativa, los vecinos, las redes sociales, los familiares de niños y niñas, porque ahí nos enterábamos de maltratos, abuso sexual, abandono escolar y desapariciones, ahora eso está roto por el confinamiento y no se ha logrado restaurar.
El confinamiento también ha traído más violencia hacia los niños desde el ámbito familiar ¿Qué registros tienen?
No hay datos oficiales, pero el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública reportó en los primeros tres meses de la pandemia un incremento de 44 por ciento de llamadas de auxilio al 911; no son carpetas de investigación sino llamadas de ayuda.
Cuando se domine la pandemia, ¿cómo prevés que vuelvan al espacio público estos niños, niñas y adolescentes?
Tendremos dos cosas; los inforricos y los infopobres, los que tienen todas las exclusiones y quienes tienen un contexto familiar más positivo. Habrá quienes estén muy deteriorados a futuro, eso lo determinará el código postal, porque el gobierno mexicano no ha logrado garantizar políticas públicas para acompañar a los más excluidos y la pandemia lo va a profundizar. No se vive igual la pandemia en las alcaldías Benito Juárez y Miguel Hidalgo que en Iztapalapa o Milpa Alta, lo mismo pasa con la montaña de Guerrero, Monterrey o Chiapas, porque las exclusiones geográficas están ahí y van a estar más marcadas.
¿Qué hacer, como sociedad, para evitar mayores daños en esta generación?
Animaría a que confiemos más en niños y niñas, reconocer ese principio de la humanidad en supervivencia: “Los niños y las mujeres son primero”, que lo apliquemos ahora mismo, porque eso es lo que va a garantizar la sostenibilidad de la humanidad en su conjunto y esto implica reconocer a todos los niños, no blancos, no ricos, sino a todos en su diversidad de infancias; deberíamos de involucrarlos en esta pandemia porque son ellos y ellas quienes van a poder darle continuidad a esto que ya podríamos decir que es una era covid-19, pues su impacto durará por décadas, como el de la gripe española en 1918.
PerfilJuan Martín Pérez
Director ejecutivo de REDIMPsicólogo, defensor de derechos de la infancia y poblaciones callejeras. Por su trabajo ha recibido reconocimientos de la UNAM, la Secretaría de Salud-Conasida y la Fundación Reina Sofía, de España. En 1994 fundó El Caracol, ONG especializada en la promoción y defensa de derechos humanos de las poblaciones callejeras.
Frases
“No hay una estrategia que informe a niños y niñas sobre la pandemia, que les explique por qué se cerraron las escuelas”“Si no se invierte en niños y niñas adolescentes, si no se mete presión, estamos a la puerta de una catástrofe generacional”
“Las niñas y niños están solos navegando por la red, sin acompañamiento adulto porque los adultos son analfabetas digitales”
Clave
En 2019 asesinaron a 34 niños y niñas en Ciudad de México; en el Estado de México fueron 164. En cuanto a desapariciones, en la capital de país hay un acumulado de 273 entre 2019 y 2020, principalmente adolescentes.
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