Desde los diez años de edad, Víctor López Pelcastre conoce los secretos de la obsidiana dorada, única en el mundo, con la cual elabora artesanías en Epazoyucan como parte de una tradición familiar.
Replicas y productos chinos
Sin embargo, ahora los artesanos enfrentan la competencia de los productos chinos que son más baratos pero de menor calidad ya que se producen a gran escala e inundan el mercado local, lo cual calificó como una actividad desleal.
“Actualmente ya no se trata de competencia con otros artesanos, sino con mercados extranjeros que ofrecen productos más baratos como pulseras de plástico de diez pesos”, dijo el representante de Artesanías La Cabaña ubicada en el barrio El Durazno, sobre la carretera hacia el Real del Monte, en las inmediaciones de Epazoyucan.
Los productos de origen asiático son elaborados a través de procesos y maquinaria a gran escala. Frente a ello, los artesanos están en desventaja ya que no cuentan con los medios para igualar tal manufactura, opinó.
"Tardamos en elaborar nuestras piezas hasta seis meses y los clientes piensan que es caro, pero por lo regular es lo más barato que podemos ofrecer", declaró y agregó que debido a ello deben vender sus artesanías en otros estados del país, pues consideró que en Hidalgo no son valoradas.
Tallar la piedra, emparejarla para afinar la superficie y después pulirla y darle brillo con el polvo de la obsidiana, o procurar el término mate, es un proceso que tarda según la complejidad de la pieza, ponderó.
Así, el artesano extrae de la piedra, poco a poco, con dedicación, esfuerzo y práctica, las formas de búhos y pirámides egipcias de 200 pesos cuyos acabados negros brillan producto de la habilidad de cada artista. Esas son las artesanías que Víctor López oferta en esta ocasión en Pachuca.
El jaguar de obsidiana cuesta 60 mil pesos y su elaboración tarda hasta un año, luego de encontrar la piedra del tamaño idóneo para tallar la figura, la cual pesa hasta 300 kilos. Cada kilo de obsidiana dorada puede valer 150 pesos.
Máscaras de 300 pesos, además de piedras para masajes y dijes vende este artesano en Tula y Tizayuca, quien también viaja a Nuevo León para ofrecer sus artesanías. “Si usted llega a ver una obsidiana dorada, tuvo que salir de Hidalgo, del cerro de Las Navajas”.
Orgullo y sustento
Para el artesano trabajar la obsidiana es un orgullo y a la vez significa sustento para su familia, pero en ocasiones no es redituable, ya que “los mercados son acaparados por productos extranjeros, pues lo hecho en el país no suele ser reconocido”.
Contó que las figuras de resina son mucho más económicas, lo que provoca que cueste menos el trabajo del artesano de la obsidiana dorada.
“Una pulsera de plástico que parece obsidiana vale alrededor de 10 a 20 pesos. En cambio, nuestro producto no puede costar eso, ya que para elaborarlo nos tardamos hasta cuatro días, mínimo”.
El proceso de la obsidiana
A su vez, detalló el proceso de las artesanías de obsidiana dorada: “una vez que obtienes la piedra son necesarios seis etapas para alcanzar el terminado final, una pieza sencilla de menor tamaño puede tardar una semana y figuras más complejas más de seis meses”.
Víctor López, quien representa en su familia a la segunda generación dedicada a la obsidiana, contó que esta roca es lava que se enfrió rápidamente lo cual le dio su aspecto brillante y a la vez cortante, como un vidrio.
Al trabajarla, la piedra puede romperse. “Por eso una pieza de obsidiana es muy detallada, no cualquiera puede hacerla, porque se quiebra muy fácil”, dijo.
Víctor López viene de la comunidad de El Durazno, ubicada entre Singuilucan y Epazayucan, tierra de artesanos de la obsidiana, donde todo el pueblo se dedica a la extracción del vidrio volcánico y elaboración de artesanía.
Ahí, para obtener la obsidiana es necesario buscar en tiros de hasta 40 metros de profundidad y extraer la piedra, una a una, lo cual es peligroso. Por tanto, además de artesano, Víctor López también es minero en el cerro de las Navajas, el cual está dividido en cuatro ejidos en Singuilucan, Real del Monte, Omitlán y una parte de Tulancingo.
A media hora de la capital del estado, este cerro es catalogado como el yacimiento de obsidiana más grande del mundo, con variedades negras, verdes y doradas del material de cristal volcánico, cotejó el artesano.
“Nosotros tratamos de esculpir la piedra como sale de la mina y no desperdiciarla debido a que es costosa. Si rebajamos un kilo, perdemos 150 pesos, por eso tallamos de acuerdo a las dimensiones de la figura”.
Por tanto, Víctor López primero analiza el tamaño de la piedra y después decide la figura que tendrá su próxima artesanía.